El PSOE intenta frenar la revuelta de sus socios contra la reforma laboral
Los aliados acusan a la CEOE de «intento de veto» y piden al Gobierno que no ceda y permita cambios
Los socialistas apelan al «importante hito» del acuerdo con los agentes sociales para reclamar el apoyo

Todo parecía atado y bien atado para el Gobierno en este final de año, que supone el ecuador de la legislatura que comenzó en enero de 2020 con la investidura de Pedro Sánchez . Tanto que hoy mismo se aprobarán definitivamente los Presupuestos ... Generales del Estado en el Congreso, tras ser devueltos esta vez por el Senado. Y, casi simultáneamente, el Consejo de Ministros dará luz verde al decreto de la reforma laboral tras el acuerdo anunciado la semana pasada con los sindicatos y patronal.
Justo en este último episodio han empezado a surgir los problemas, por las reticencias de los socios parlamentarios del Ejecutivo.
Son los mismos que desde el pasado viernes, día de Nochebuena, vienen gestando una revuelta que, de no detenerse, podría frustrar el trámite parlamentario de la norma, cuya maternidad se disputan estos días las vicepresidentas primera y segunda, Nadia Calviño y Yolanda Díaz , y que como todo en el Gobierno de coalición no puede salir adelante sin sumar otros apoyos además del de los grupos de PSOE y Unidas Podemos en la Cámara Baja. El PSOE tiene 120 escaños, los morados, 34. Les faltan, como mínimo, 22.
El primero en lanzar una seria advertencia fue el líder de EH Bildu, Arnaldo Otegi , el pasado viernes, cuando anunció que la formación heredera de Batasuna no aprobaría la reforma «tal y como está redactada». Otegi se mostró «tremendamente decepcionado» por el acuerdo anunciado a bombo y platillo veinticuatro horas antes por Díaz y todo el Gobierno de coalición, y aseguró que emprendería negociaciones con otros partidos como ERC para hacer frente a lo pactado, reivindicando, entre otras cosas, que prevalezcan los convenios colectivos del País Vasco frente a «los estatales». Dado que «aquí tenemos mejores condiciones de trabajo», según sentenció.
Aviso a navegantes
En este contexto, y pasado el fin de semana de Navidad, los socialistas no duraron ayer en salir a la palestra para intentar frenar esa revuelta en ciernes . Aunque con motivo de las fiestas navideñas y del viaje de Sánchez a La Palma no se reunió la Ejecutiva Federal, su portavoz, Felipe Sicilia , convocó una rueda de prensa telemática para comentar la actualidad del día en la que fijó un nítido aviso a navegantes.
«Yo confío que todos los grupos parlamentarios sean conscientes de la importancia del acuerdo, del hito tan importante que se ha conseguido, que es una reforma laboral pactada con sindicatos y patronal », decía Sicilia desde la sede central del PSOE en Ferraz, al tiempo que pedía a sus socios seguir «el llamamiento» que las partes del diálogo social habrían hecho a las fuerzas políticas, y que no es otro, en palabras del propio Sicilia, «que se mantenga en la mayor medida posible el acuerdo tal y como ha salido de esa mesa de diálogo social».
En síntesis, el PSOE considera que en esta cuestión, a diferencia de lo que ocurre con los Presupuestos, sus socios parlamentarios no tienen margen de maniobra ni de enmienda ante uno de los proyectos clave de la legislatura. Y juegan con una baza, la de que si, eventualmente, los separatistas vascos y catalanes votasen contra la reforma laboral, lo harían en el mismo sentido que los partidos del centroderecha . El PP, mientras tanto, solicita que la norma se tramite como proyecto de ley y no como decreto, lo que abriría un trámite de discusión y enmiendas más largo en el Parlamento.
Los socios no ceden
Lo dicho: el Gobierno necesita sumar 22 apoyos. Y el 'bloque plurinacional' que configuró Pablo Iglesias se les vuelve a hacer fundamental. Pero ERC (13 años), Bildu (5) y PNV (6) insisten en que no van a aceptar el acuerdo tal y como está redactado con patronal y sindicatos en estos momentos. Unidas Podemos percibe en estas negativas de los socios de investidura y presupuestos cierta «liturgia» , es decir, que creen que hay un grado de «escenificación», y por eso se muestran convencidos de que llegarán a un acuerdo pronto. Dicen que no se entendería entonces su apoyo a otras leyes donde la coalición de Gobierno de PSOE y Unidas Podemos también ha alcanzado acuerdos de mínimos.
Esto entre bambalinas, claro, porque los dirigentes morados intentan ser más respetuosos con las declaraciones en abierto sobre sus socios parlamentarios. «Yo confío, pero vamos a tener que dialogar con nuestros socios (...) es importante cuidar la mayoría que hizo posible la investidura y los Presupuestos», valoraba el portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique , en TVE.
Fuentes parlamentarias de Bildu se remitían ayer a las declaraciones de Otegi del viernes y a sus exigencias e insistían en que en el trámite de enmiendas van a recoger dichas cuestiones. «Mucho nos tememos que la patronal va a presionar para que el Gobierno no cambie ni una coma del acuerdo. ¿Entonces con qué grupos piensan sacar adelante la reforma? Los números no dan...», apuntaban estas fuentes a ABC.
Recuerdan además que tampoco se eliminan los «aspectos más lesivos» de la reforma laboral del PP. Podemos insiste en paralelo en que es un triunfo el acuerdo con los actores sociales. Pero Bildu asegura que «sin mayoría política, el diálogo social sirve para poco» e insisten en que deben modificar el texto: « Habrá que ver si el Gobierno acepta el intento de veto de la patronal para no tocar ninguna coma al acuerdo». En esta última frase intenta Bildu presionar al Ejecutivo después de que el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi , expresara ayer que «el pacto no se toca».
El PNV tampoco aprueba el acuerdo. Su portavoz parlamentario, Aitor Esteban , recordó el sábado que las «dinámicas sindicales» y las «relaciones con el empresariado» en el País Vasco «son diferentes» a las del resto del país. Por lo que tampoco están satisfechos y quieren poder introducir cambios. Desde ERC repetían que su apoyo «no está garantizado». Fuentes del grupo independentista insisten en que el texto tiene «carencias muy importantes» y su intención es «introducir mejoras».
En todo momento se apunta a una negociación para enmendar el acuerdo. Trabajo evita aclarar por el momento si hay voluntad de modificar el pacto como reclaman los socios. «Esperamos lograr una mayoría, Yolanda se ha reunido con ellos, los grupos conocen todos los detalles», justificaba ayer el equipo de la vicepresidenta.
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