Navarra resta
De nuevo, y bajo la coartada del «progresismo», el PSOE pacta con un nacionalismo anexionista y con una izquierda radical defensora del derecho de autodeterminación

La presidenta del Partido Socialista de Navarra, María Chivite , celebró ayer el acuerdo alcanzado con Geroa Bai, Podemos y Ezkerra para ser investida presidenta de la Comunidad como un pacto «con un programa ambicioso, centrado en las personas, progresista, con avances sociales y ... en el que se hace especial hincapié en la convivencia». Tal cúmulo de vacuidades es pura retórica sin contenido. Deliberadamente, Chivite obvió citar que todo ese «programa ambicioso y progresista» no podrá llevarse a cabo sin los votos de Bildu en el Parlamento Foral. Es cierto que el acuerdo debe ser ratificado por las Ejecutivas de cada partido en los próximos días. Pero también lo es que Chivite recibió hace unas semanas el visto bueno de Pedro Sánchez a un acuerdo que, por acción o por omisión, incluía a Bildu en la mochila. Ninguna dirección de los partidos implicados vetará esta alianza porque si fuera a ser vetada, hace tiempo que el PSOE habría anunciado su abstención para que gobernase Navarra Suma.
De nuevo, y bajo la coartada del «progresismo», el PSOE pacta con un nacionalismo anexionista y con una izquierda radical defensora del derecho de autodeterminación. Es otra fractura más, la enésima en los últimos tres años, del moribundo «bloque constitucional», que ha dejado de existir incluso a efectos dialécticos. Esa es una de las herencias con las que tendrá que lidiar el PSOE en el futuro, en la medida en que la espita abierta por Pedro Sánchez supone un retorno a aquella etapa de Rodríguez Zapatero en la que el federalismo, el concepto «discutible y discutido» de nación, y la identidad nacional quisieron convertir la Constitución en un texto maldito y borroso.
Lo ocurrido en Navarra solo ofrece una interpretación: sin Bildu, el PSN no podrá gobernar en coalición con nacionalistas y populistas. Y si finalmente gobierna, es porque Bildu y Arnaldo Otegui , indultado y blanqueado oficialmente por distintos portavoces del Gobierno de Pedro Sánchez, así lo consienten. La dignidad política y ética no es un concepto unívoco . Cada cual sitúa el listón donde quiere, porque siempre habrá argumentos para defender la aceptación de «votos gratis» de Bildu que no han sido requeridos o negociados. Lo determinante para el PSOE será la asunción de riesgos porque necesariamente Chivite y la marca PSOE quedarán contaminadas por Bildu. ¿Habrá silencio de dirigentes socialistas que abominan de cualquier aval batasuno, de militantes cuya memoria histórica con ETA no les permite digerir apoyos como ese, y de votantes perplejos? ETA es pasado, han proclamado miembros del Gobierno. Pero Navarra resta…
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