Las mismas amenazas que con la autovía de Leizarán

Para los expertos en la lucha antiterrorista, la utilización que hace la banda de la polémica del AVE vasco «es de manual». El mismo manual que aplicó en la «guerra sucia» contra la central de Lemóniz y la autovía de Leizarán. Incluso la amenaza contra el TAV vasco es literalmente similar a la vertida contra la autovía. En el último comunicado, la banda aseguraba: «Queremos lanzar una clara advertencia a todos los ingenieros, técnicos superiores, responsables, empresarios que trabajan o tengan que ver con el proyecto del Tren de Alta Velocidad para que cesen las obras y se ofrezca una consulta exigida por los agentes populares. De hoy en adelante, mientras siga por decreto y sin consulta pública el proyecto destructor, los responsables de las obras del TAV y sus bienes serán objetivo de ETA». En el comunicado difundido el 16 de octubre de 1989 apuntaba: «Queremos dirigir un serio aviso y advertir a cada uno de los ingenieros, técnicos susperiores, responsables y directivos de empresas que trabajan o tienen relación con el proyecto de la autovía Irurzun-Andoain para que abandonen las obras de la autovía y respeten la moratoria solicitada por la iniciativa popular. En adelante, los citados responsables que continúen trabajando en la autovía, así como sus bienes, se convertirán en objetivo de nuestra Organización, mientras sigan sin respetar la voluntad popular».

Pero el paralelismo es también evidente en la siniestra táctica de tanteo que ETA ha ido desplegando, antes de pasar a los atentados, para tomar la temperatura a la «izquierda abertzale» a fin de comprobar su reacción ante los asesinatos.