Huelga política
A la hora de evaluar el éxito de la huelga general de hoy, ocurrirá lo de siempre: los sindicatos tratarán de inflar las cifras para arrimar el ascua a su sardina (no en vano son los convocantes y nunca reconcen un fracaso, aunque sea palmario), y el Gobierno, a su vez, tiende a minusvalorar el efecto del paro para amortiguar el desgaste que pueda producirle. Sin embargo, hay tres factores indiciarios de que la huelga no habrá servido para nada más que para perjudicar los intereses de España.
Un factor de carácter sensorial, perceptivo , que apunta a que el seguimiento de la huelga general no ha sido masivo. Ello no significa que haya un aval social a una reforma laboral muy dura, pero sí que el instrumento de la huelga como palanca de protesta tampoco es mayoritariamente aceptado. Los sindicatos tendrán que ahondar mucho más en la autocrítica sobre su papel en la sociedad actual y su escasísima representatividad real y efectiva entre los trabajadores españoles.
Otro factor, de carácter objetivo y cuantificable . Tendrán que transcurrir más horas para poder cifrar con detalle cuánto dinero habrá costado la huelga general. La CEOE lo cifraba en unos 3.000 millones de euros. Sea cual sea el daño económico real, nadie podrá discutir que la huelga ha generado un coste que España no está en condiciones de asumir.
El único efecto real de la huelga habrá sido el de contribuir a un cierto desgaste del Gobierno
Y tercero, las consecuencias de la huelga general. Si realmente el paro sirviera para que el Gobierno rectificara y retirara su reforma laboral, o para que durante la tramitación parlamentaria el Ejecutivo diera marcha atrás en algunos de sus postulados más conflictivos, la huelga habría servido para algo. Pero el Gobierno ya ha adelantado que no será así. Las dramáticas circunstancias económicas obligan. Porque como se ha reconocido desde Moncloa, España está en una situación límite.
El único efecto real de la huelga, cuando concluya esta noche, habrá sido el de contribuir a un cierto desgaste del Gobierno. Esto es, a tener un efecto político. Que es, objetivamente, por más que lo nieguen, lo que trataban de conseguir los sindicatos de la mano del PSOE y del resto de partidos de la izquierda. Mañana a esta hora, los derechos de los trabajadores seguirán igual a como están hoy. Pero probablemente, con media España en fase de desconexión. Por vacaciones.
Manuel Marín es Redactor jefe de la sección de España de ABC
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