Lukoil: a la tercera fue la vencida
La petrolera rusa intentó entrar en España en 2002 a través de una empresa española; en 2008, Zapatero frenó su aterrizaje en Repsol a la vista de informes del CNI que relacionaban a alguno de sus dirigentes con el crimen organizado; ahora, en plena crisis, llega al puerto de Barcelona con todas las bendiciones...
La compañía petrolera rusa Lukoil logró el pasado viernes su objetivo, largamente acariciado, de entrar en nuestro país . Lo hizo a través de una nueva terminal petrolífera situada en el conocido como «Muelle de la Energía» del puerto de Barcelona, en la que la citada sociedad ha invertido, de momento, cincuenta millones de euros. Se trata, además, de una primera operación, ya que los responsables de esa firma dejaron muy clara su intención de continuar con su penetración en España.
Hace una década, la petrolera ya había intentado aterrizar en nuestro país de la mano de una compañía española, Sarmet on Plus, con la que pensaban poner en marcha una red de gasolineras formada por un total de 150 estaciones de servicio distribuidas a lo largo de todo el territorio.
La operación se fue al traste y el asunto acabó en los tribunales, ya que Lukoil acusó a Sarmet on Plus de haber registrado tres firmas sin su consentimiento para la explotación de las citadas gasolineras. No solo eso, sino que además ganó el pleito. Sin embargo, lo relevante es que en las conversaciones mantenidas entre las dos empresas antes de llegar a los tribunales , un conocido capo de la mafia rusa intervino como representante de la petrolera. Se trataba de Tariel Oniani , huido de España en 2005 gracias a un chivatazo que recibió solo unas horas antes de la puesta en marcha de la «operación Avispa». En la actualidad, Oniani está preso en Rusia tras haber prestado declaración ante la justicia española.
Informes del CNI
Pero lo de Sarmet on Plus fue solo el primer intento. Hace cuatro años Lukoil volvió a la carga y quiso controlar Repsol. La operación se frenó porque informes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) desaconsejaron su entrada en una empresa estratégica para nuestro país, dadas las relaciones que habrían mantenido algunos de sus responsables actuales o del pasado con el crimen organizado. De hecho, el presidente de la compañía, Vaguit Alekperov , que la pasada semana viajó a la Ciudad Condal para dar realce a la operación del puerto, estuvo en su día señalado en documentos del Ministerio del Interior ruso como un jefe del crimen organizado.
En efecto, en 2008 Lukoil quiso entrar en Repsol mediante la compra del paquete accionarial de Luis del Rivero , propietario de la inmobiliaria Sacyr-Vallehermoso, y del de La Caixa. Pronto saltaron las alarmas en los servicios de inteligencia, entre otras razones porque en el escrito de acusación de la Fiscalía Anticorrupción contra el número uno de la mafia georgiana, Zakhar Kalashov —está condenado por el Supremo a nueve años de cárcel por blanqueo de dinero—, se aseguraba que este individuo era propietario de «una parte significativa de una de las sociedades rusas más grandes de petróleo», en referencia a Lukoil. El ministerio público se hacía eco de una información que estaba avalada por la Policía suiza.
Según fuentes de la investigación consultadas por ABC, Kalashov llegó a aparecer en la página web oficial de la petrolera como asesor del presidente, Vaguit Alekperov . No obstante, siempre según fuentes del caso, el capo georgiano desapareció de esa página web sin dejar rastro y sin que los agentes hubieran hecho una captura de la misma, por lo que fue una información de inteligencia que no se pudo utilizar en el proceso judicial seguido en España.
Alekperov apareció en su día en documentos del Ministerio del Interior ruso, en poder de las autoridades españolas, como un «miembro de un grupo criminal organizado dedicado al tráfico de armas y estupefacientes».
Más vínculos
Pero aún había más datos que provocaban gran preocupación. El director de Lukoil Market, Guennadi Bogomolov , que en su día fue filial de la petrolera, fue acusado en mayo de 1997 por el exministro del Interior ruso Anatoli Kulikov de ser «de hecho, el supervisor de la Tyumenskaya (organización criminal de San Petersburgo) en la Corporación Lukoil». Kulikov, que hizo esas declaraciones al diario «Izvestiya» en mayo de 1997, fue más lejos al asegurar que «no es un secreto que el sector pretolífero ruso es un ámbito de interés para las estructuras criminales. Además, es frecuente que sus representantes formen parte de la direción de las compañías».
Pero las sospechas sobre Lukoil iban mucho más lejos, pues el fiscal de un distrito petersburgués que investigó el asesinato en 1999 del presidente de la petrolera Grupo Industrial Financiero Báltico (GIFB), Pavel Kapysh , incluyó entre sus hipótesis de trabajo la participación en el crimen, como inductor, de algún responsable de la primera de las firmas.
De hecho, Lukoil anhelaba un paquete accionarial de GIFB que solo pudo adquirir después de que se perpetrara el brutal asesinato, para el que se utilizaron dos lanzagranadas y fusiles automáticos. Todos los detalles del espeluznante suceso están contenidos en el llamado «informe Kapysh» de la citada fiscalía, al que ha tenido acceso ABC .
Con esta y otras informaciones en la mano, y no sin ciertas tensiones internas, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero decidió abortar la entrada de Lukoil en Repsol. En diciembre de ese año ABC informaba además de que la entrada de esa empresa rusa en la compañía española supondría tarde o temprano la apertura de un sumario para aclarar el origen de las inversiones de los rusos: «En el momento en que se detecte que para esa operación se utiliza dinero en efectivo procedente de la petrolera —afirmaban entonces las fuentes consultadas— habría que plantearse abrir una investigación sobre el origen de esos fondos, ya que parece claro que hay importantes jefes mafiosos que tienen intereses económicos en Lukoil».
«Inquietante»
El propio líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, entonces en la oposición, calificó de «inquietante» la posibilidad de que Lukoil se hiciera con Repsol y pidió explicaciones al ministro de Industria, Miguel Sebastián.
El pasado viernes, sin embargo, Lukoil era recibida en Barcelona con todos los honores. Incluso, el presidente de la Generalitat, Artur Mas , henchido de fervor nacionalista en tiempos de crisis, aseguraba que la llegada de la empresa rusa era el gozoso resultado de que existan un puerto como el de la Ciudad Condal, «una capital como Barcelona y un país como Cataluña». Vaguit Alekperov, por su parte, avisaba de que su compañía tiene un plan ambicioso para nuestro país: «Se trata del primer proyecto, pero no del último, ya que seguiremos buscando oportunidades en España». Lo cierto es que, para bien o para mal, nadie lo duda.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete