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Luis Bárcenas: «No estoy en el momento mediático ni procesal para quitarme de en medio»

Afirma que «en Semana Santa le dije a Rajoy que de ser imputado dejaría la tesorería transitoriamente» pero apunta que «ahora no es el momento mediático ni procesal para quitarme de en medio»

JAIME GARCÍA Bárcenas, visiblemente m'as delgado, responde, a preguntas de ABC, que su patrimonio «no ha crecido en las cantidades que se dicen»

Aún falta un poco para el mediodía y ya cae plomo derretido sobre la ciudad cuando Luis Bárcenas comienza a hablar de todo lo que le pasa en la primera entrevista que concede desde que, cuando aún era invierno, su nombre saltó a los titulares para no desaparecer desde entonces de la agenda informativa. Se trata, por tanto, del testimonio político más buscado en todo este tiempo, la voz esencial que faltaba en este lío colosal y enrevesado de la «operación Gürtel», que abriera el juez Garzón y que ahora se extiende por dos Tribunales Superiores de Justicia (Madrid y Valencia) y por el Supremo. Consciente quizás de la trascendencia de su mensaje, el senador y tesorero del PP mide sus palabras con la minuciosidad de un relojero. Es la hora de hablar.

—¿Tiene alguna idea, noticia o previsión de cuando le va a citar el Supremo para declarar?

—No. El Tribunal Supremo ha nombrado un instructor de la causa que está estudiando el informe que ha elaborado el ponente de la Sala de Admisiones, y que debe tomar la decisión de si sigue adelante con el procedimiento si ve indicios de algún hecho delictivo. En ese procedimiento, los aforados tenemos derecho a declarar voluntariamente. Yo lo he pedido dos veces. Me gustaría que me llamasen y, si es así, iré con todas las alegaciones por escrito al tema por el cual se me está pretendiendo, y digo pretendiendo, imputar, que sería por delito fiscal en 2003 y cohecho en 2007.

—Si tras estas indagaciones el Tribunal Supremo decide pedir al Senado su suplicatorio contra usted…

—Perdone que le interrumpa. Si tras esas investigaciones la Sala Segunda del Tribunal Supremo decide que hay que pedir el suplicatorio, después de haberme escuchado y visto la documentación que yo aporte, es porque no les he convencido. En ese caso, yo ya tengo convenido con el presidente de mi partido —que es la única persona con la que yo hablo de este tema porque es quien me nombra tesorero, me hace miembro del comité ejecutivo y quien tiene la confianza en mí— que dejaría transitoriamente la tesorería para dedicarme a mi defensa.

—¿Y usted no ha hablado con la secretaria general del partido María Dolores de Cospedal?

—Sí que he hablado con ella, pero, si se refiere a la reunión que se ha apuntado últimamente en la prensa, tengo que decir que no se produjo en los términos en los que se describe en esa información. La conversación fue cordial y hablamos, principalmente, de mi estado de ánimo, el de mi familia y de cómo veía la evolución del procedimiento judicial. En ningún momento se hizo referencia alguna a Esperanza Aguirre, a la que quiero agradecer unas declaraciones suyas claras y rotundas que hizo estos días de atrás en un programa de televisión. Tampoco se hizo referencia en esa conversación a José María Aznar o a su familia, por la que siento un gran aprecio.

—¿Qué opina De Cospedal entonces?

—Para saber las opiniones de la secretaria general me remito a las declaraciones que hizo en la rueda de prensa celebrada el pasado lunes día 6 en las que mostró el apoyo del partido y el suyo propio a Francisco Camps y a Luis Bárcenas, como se recogió en todos los medios de comunicación.

—¿Cuándo tomó la decisión de presentar la dimisión si era imputado?

—Ya se lo dije a Rajoy en Semana Santa y volvimos a hablar del tema en una conversación que mantuvimos el pasado lunes. Le trasladé al presidente que el que yo estuviera consumiendo portadas de periódicos y siendo citado en tertulias todos los días le restaba al partido capacidad de maniobra para hacer acción política y oposición. Le dije también que era un asunto que lamentaba profundamente, pero que después de cinco meses sufriendo la presión que llevo encima —y si lo hago es porque estoy convencido de mi inocencia— ahora no era el momento mediático ni procesal oportuno para quitarme de en medio. Estaría dando la sensación de que tengo algo que ocultar.

—¿Y qué le dijo Mariano Rajoy ese lunes?

—El presidente coincidió conmigo y me dijo que tenía su confianza. Yo le volví a reiterar que, en el momento en que resultase imputado o que el Supremo solicitase el suplicatorio renunciaría transitoriamente a mi puesto en el partido.

—¿En todo ese tiempo se ha sentido respaldado por la dirección de su partido?

—Hasta ahora no tengo ninguna queja. Ha habido algún compañero que en un momento ha podido hacer algún comentario desafortunado. Pero en un partido donde hay tantísimas personas no puedes pensar que deba haber unanimidad en cuanto a lo que la gente opina.

—O sea, que se siente arropado.

—En lo que vivo más intensamente, con los compañeros del Grupo Popular en el Senado, todo lo que he recibido a lo largo de estos meses son muestras de cariño y de ánimo, de apoyo en definitiva. Internamente, y entre gente que ha trabajado para el partido a lo largo de estos años, yo creo que, a pesar de ser una persona de carácter serio, soy apreciado, aunque está feo que lo diga yo.

—Y más en concreto, ¿cómo ha sido la actitud de Rajoy en este asunto y en lo referente a usted?

—De Mariano Rajoy no tengo absolutamente ninguna queja. Siempre ha estado a mi lado y me ha demostrado una sensibilidad y una gran calidad humana. Eso me ha dado fuerzas para mantenerme en el día a día. Si yo hubiese visto que el presidente de mi partido flaquea y me dice «oye Luis, creo que es mejor que te apartes», lo habría hecho porque en cinco meses, y con la presión que he sufrido, creo que hay poca gente que lo aguante. Si he aguantado es porque me siento respaldado, sino no hubiera tenido sentido.

—Desde su partido se ha insistido mucho en que tras este asunto hay una campaña de acoso y derribo al PP, ¿quién cree Luis Bárcenas que está detrás de todo esto?

—Desconozco quien está detrás del asunto, pero quien a mí me sitúa en el punto de mira es un diario que saca un titular que dice que Bárcenas presionó a \[Alfredo\] Prada para que le diera un contrato a Álvaro de la Cruz, tema que es falso pero que me sitúa en portada. Y a partir de ahí ya se enlaza con el tema Correa y ya se convierte en un lío permanente. Yo no hago responsable a nadie y menos a compañeros de partido. Me costaría mucho creer que estén en una operación contra mí.

—¿Teme que se esté buscando «montarle» un «caso Filesa» al PP?

—No tengo ninguna duda de lo que se está pretendiendo es intentar aparentar que ha habido financiación irregular en el partido. Yo vengo diciendo desde el primer momento que eso es falso. Puedo poner la mano en la Biblia de que la financiación se ha llevado «de libro». No hay una sola irregularidad. Quienes vayan buscando financiación irregular en el partido, o la campaña emprendida para buscar vinculaciones extrañas con la época del gobierno del PP, van dados, pierden el tiempo. No hay nada. Absolutamente nada.

—¿Cómo afronta las acusaciones de enriquecimiento personal vinculado a la trama?

—Ese es también un titular de un medio de comunicación que asegura que en cuatro años Bárcenas ha acumulado un patrimonio de tres millones de euros. He ofrecido todo tipo de explicaciones. Mi patrimonio no ha crecido en esa cantidad en ese tiempo como puede detectar Hacienda. Mi situación está recogida en la declaración de bienes al Senado tanto en 2004 como en 2008 y en mis declaraciones de Patrimonio en los ¡últimos veinte años! y perdone que lo destaque.

—¿Y qué se aprecia en esas declaraciones de patrimonio?

—Nada. Una transición normal, porque mis ingresos no proceden exclusivamente del partido; tengo otros de otra índole, bien por una actividad profesional (aunque sea de menor cuantía) o por la gestión de mi propia cartera de valores, a la que este año, por ejemplo, le aseguro que le voy a sacar una rentabilidad significativa. Esto, complementado con otros ingresos que tengo, compone una situación económica que permite incrementar mi patrimonio.

—¿Cómo piensa defenderse de la acusación de delito fiscal, el segundo presunto delito que investiga el Tribunal Supremo?

—Aportando pruebas documentales, en definitiva, la documentación suficiente para justificar mis inversiones patrimoniales.

—¿Es usted el L. o el L.B. que aparece en los papeles del sumario?

—No soy ni L. ni L.B. Y cuando aparece Luis Bárcenas en esas anotaciones lo hace como pagador de las facturas de viajes que estoy abonando. El resto de anotaciones son de L. y L.B. y ese, repito, no soy yo en ningún caso.

—¿Tiene alguna sospecha, entonces, de quién puede ser L. y L.B.?

—No tengo ni la menor idea. Se ha publicado alguna cosa en la prensa y otros medios pero entenderá que no me corresponde a mi entrar en estas cuestiones.

—¿Cuántas veces se le ha pasado por la cabeza apartarse durante estos meses?

—Pues realmente ninguna. A lo largo de este proceso ha habido momentos en los que las cosas me han hecho daño, porque el estar siendo noticia en la prensa, en algunos casos con severas descalificaciones, me parece una grandísima injusticia y eso te acaba dañando. Pero yo he estado fuerte en todo momento y mi convicción de que soy inocente es tan grande que eso me da fuerzas para seguir adelante. Aunque algún compañero de partido haya podido decir «si yo fuera Luis Bárcenas…». Eso, fundamentalmente, te duele, pero no me ha hecho tirar la toalla.

—¿Tiene algún poso de arrepentimiento por su anterior relación con Francisco Correa?

—Yo con Francisco Correa he tenido una relación cordial…

—Perdone, ¿desde cuándo?

—Pues no desde cuando dice la gente, que está equivocada cuando asegura que a este señor lo metió en el partido Francisco Álvarez-Cascos en 1993. Correa entra en 1991, porque envía una carta genérica a la presidencia del partido, dirigida a José María Aznar, en la que ofrece también genéricamente sus servicios. Una carta el tipo «Estimado sr. Aznar, somos una empresa que nos dedicamos a no se qué..., creemos que tenemos ideas que pueden ser útiles para su partido y nos gustaría que nos diesen la oportunidad de probar».

—¿En que año?

—A finales de 1991. En el año 1992 les llamamos y comenzamos a trabajar con ellos como agencia de viajes. Nosotros teníamos una empresa que nos hacia los eventos que se llamaba Map, de Juan Grajera, y el secretario general, por entonces Álvarez-Cascos, sí que quiso que se abriera el tema, que no trabajásemos con una empresa en exclusiva. Se le llama y comienza a trabajar con nosotros. Con el tiempo se llega a convertir en proveedor exclusivo, porque sus precios eran los más competitivos.

—¿Y cuál fue su trayectoria?

—Desde 1992 al 2004. En total, casi 13 años de relación.

—¿Y por qué se rompe esa relación?

—En ese año al tesorero del partido le llega alguna información que la pone en conocimiento del secretario general y del presidente y se toma la decisión de cortar en seco.

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