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Luis Bárcenas: «Dejo el Senado para poder defenderme»

El ex tesorero del PP presentará hoy la renuncia a su puesto ante la Cámara Alta y anuncia su adiós definitivo a la política

Lo deja. A primera hora de la mañana de hoy, Luis Bárcenas ha hecho llegar al Registro del Senado - a través de su hermano, que ha actuado en en su nombre - su dimisión como miembro de la Cámara Alta. Tras diecisiete meses en el ojo del huracán y «soportando —afirma— una presión brutal y un desgaste personal difícilmente imaginable», el ex tesorero del PP cree llegado el momento de dejar su escaño.

Esta decisión, meditada y consensuada con su familia, no la toma —asegura— en respuesta al nutrido y polifónico coro de voces que desde dentro y fuera de su partido ha venido pidiéndole desde hace meses que entregue su acta parlamentaria. Bárcenas, que informará a Mariano Rajoy de su renuncia, afirma que desde Génova «no le han marcado nunca los tiempos» en este espinoso asunto y que son él, su familia y su entorno personal los que deciden los pasos que está tomando.

Así, tras pedir el pasado 8 de abril su baja temporal de militancia en el PP y renunciar definitivamente a la Tesorería del partido (que había abandonado transitoriamente cuando se conoció su imputación en el «caso Gürtel»), Luis Bárcenas se deshace ahora de su fuero «para poder defenderme, para dedicarle todo mi tiempo y demostrar mejor mi inocencia. A partir de esta mañana ya soy un ciudadano corriente. El Supremo deja de ser competente y ha de remitir las actuaciones al instructor de la causa en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), Antonio Pedreira, para que las incorpore al grueso del sumario».

¿Una Sala «amable»?

Afirma Bárcenas que nunca ha pensado en el fuero como medio de defensa. «Y todos aquellos que sugirieron, o directamente afirmaron, que utilizaba mi condición de senador como parapeto ante los tribunales estaban, como en tantas otras cosas, muy equivocados. Más aún, se ha llegado a decir que no renunciaba al fuero porque la composición de la Sala del Tribunal Supremo que podría juzgarme me beneficiaba por el perfil conservador de sus integrantes. Bueno, pues esos magistrados no van a juzgarme. En lo que han dicho sobre mí, hay mucha gente que ha perdido la oportunidad de comprobar las virtudes y beneficios del silencio, de estarse callados y no hacer conjeturas».

El desde hoy ex senador por Cantabria también le ve otra utilidad a esta decisión dimisionaria. «Ahora tengo la posibilidad de la doble instancia», y también la del recurso de amparo, con la que no cuentan los aforados, al no existir una instancia jurisdiccional superior al Tribunal Supremo.

Su alejamiento de la política es firme e irrevocable, no se trata por tanto de un parón momentáneo hasta que se aclare todo este asunto. Independientemente de cuál sea el resultado de este proceso, Bárcenas cierra capítulo y pone el punto final. «No voy a volver a aspirar a un cargo público jamás», sentencia con toda rotundidad. Y con un poso de alivio, según confiesa. «La resistencia —afirma— tiene un límite, y el juicio mediático al que he sido sometido ha sido tan severo, y tan injusto, que creo que es mejor marcharme de la política para siempre».

Más de media vida en el PP

Lo cierto es que, pese a haber estado ligado al Partido Popular desde hace veintiocho años (más de la mitad de su vida), Bárcenas tiene un currículum parlamentario muy breve, apenas de legislatura y media. Se estrenó como senador en las elecciones generales de 2004 y lo deja seis años después. «He trabajado con todos los presidentes del partido (Manuel Fraga, José María Aznar y Mariano Rajoy), pero siempre he tenido un perfil más profesional (es economista) que político». Es por ello por lo que, pese a llevar casi tres décadas en el partido y ser militante de primera hora, Bárcenas es un caso muy singular en PP.

«L. B.»

Otra de las razones que le han llevado a tomar esta decisión es el momento procesal del «caso Gürtel» . Levantado el secreto sumarial por parte del instructor de la causa, el ex tesorero del PP ve posible demostrar que el famoso «L. B.» o «Luis el cabrón» que aparece en las anotaciones hechas por los cabecillas de la trama, y a los que la Fiscalía y los investigadores del Ministerio del Interior asocian con Luis Bárcenas, no se corresponde con él.

Porque también se confiesa aliviado con el levantamiento del secreto. «Lo estaba deseando, ya que la apertura del sumario no ha aportado claves nuevas que puedan llegar a incriminarme. Ahora tengo la oportunidad de conocer en qué se basan y cómo están sustentadas las acusaciones que hay contra mí», añade.

Además del familiar y del procesal, el tercer eje que ha motivado su renuncia al escaño es más bien táctico y no tiene que ver con el contenido del sumario, sino más bien con el de los telediarios, con los medios. «Quiero que dejen de utilizarme en la operación mediático-política montada para desgastar al Partido Popular y a su líder», asegura. Y confía, pues, en que una vez dejada la tesorería popular, la militancia y hasta el escaño senatorial, se apague ese frente de erosión a Génova y a su presidente y, al tiempo, «cese el pimpampum al que me han sometido en este último año y medio». Bárcenas se considera un mero instrumento en esa estrategia abrasiva, y de mayor alcance, contra el partido de la calle Génova. «El coste personal es elevadísimo, y el daño que se está infligiendo a mi familia, irreparable».

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