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«Iñaki de Rentería» avaló desde la cúpula una de las etapas más crueles de ETA

En prisión afeó la decisión de «Txeroki» de dinamitar la tregua cuando la banda aún no tenía la capacidad operativa suficiente

Policías franceses conducen a «Iñaki de Rentería» en su detención

El ex dirigente de ETA Ignacio Gracia Arregi, «Iñaki de Rentería», puesto en libertad este miércoles, criticó desde la cárcel a «Txeroki» su decisión de reventar la «tregua» antes de que los «comandos» tuvieran la suficiente capacidad operativa para seguir matando, lo que, a su juicio, dejaba la iniciativa de la «represión» al Gobierno. De su posición, enmarcada en un debate desarrollado entre los presos etarras, se desprende que «Rentería» no mostraba un mínimo amago de arrepentimiento y que, además, sigue apostando por las «vías exclusivamente terroristas».

«Un cabecilla de ETA anda suelto». Esta es la reflexión que se hacen los expertos, sin por ello cuestionar que la salida de prisión del etarra Gracia Arregi se haya llevado a cabo conforme a la legalidad. Pero es que desde el prisma de la lucha antiterrorista, la puesta en libertad de este individuo inquieta y si, al menos de momento, no ha causado alarma social, es porque, debido a la ausencia de atentados, la sociedad percibe que la banda está débil. Pero los responsables de la lucha antiterrorista subrayan que «Iñaki de Rentería», desde su puesto clave en el «zuba» -comité ejecutivo- avaló la ETA más cruel. En efecto, «con toda justicia», subrayan, se le podría atribuir responsabilidades más o menos directas -inductor, cerebro gris, autor intelectual...- de cuantos atentados ha cometido la banda desde 1993, año en el que llegó al «comité ejecutivo», hasta septiembre de 2000, cuando fue detenido en Francia. Siete años de sangría que incluyen crímenes con un plus añadido de crueldad, como el asesinato a plazos de Miguel Ángel Blanco; o el secuestro y torturas que sufrió, enterrado en vida, José Antonio Ortega Lara. Además, durante su mandato, la banda emprendió el exterminio de políticos constitucionalistas.

Reincidente

El perfil de «duro entre los duros» lo ha mantenido como una constante desde que a los 19 años ingresó en la organización criminal. Ha tenido varias oportunidades para cambiar «las bombas por los votos», pero todas las ha despreciado. La tuvo cuando se vio beneficiado por la Ley de Amnistía, y siguió en el sindicato del crimen; tras el pacto de Estella pudo transformar la tregua indefinida en autodisolución definitiva de la banda, pero reactivó los «comandos»; ya en la cárcel, como a otros muchos reclusos etarras, se le ofreció la oportunidad de suscribir el documento de «Pakito», en el que criticaba la persistencia de la actividad terrorista, y no lo hizo. Más bien al contrario, abroncó a «Txeroki» por romper la tregua cuando aún los «comandos» con licencia para matar no disponían de la capacidad operativa suficiente. «A «Iñaki de Rentería» se le ve con ganas de volver a la dirección y enderezar la nave», comentan los expertos.

Iratxe Sorzábal, jefa del «aparato político». Esta etarra fue detenida en Francia en 1997 y condenada a tres años de cárcel. Una vez expulsada a España en 1999, quedó en libertad, porque no se le pudieron probar más delitos, y se convirtió en portavoz de las Gestoras pro Amnistía.

Tres asesinatos

Una posterior investigación de la Guardia Civil le situó como integrante del «comando Ibarla», autor de tres asesinatos -una mujer, un policía nacional y un ertzaina-entre una veintena de atentados. Al final fue absuelta por falta de pruebas. Circunstancia que aprovechó Iratxe Sorzábal para incorporarse a la dirección de ETA. También «Josu Ternera» estuvo durante casi una legislatura como parlamentario de Batasuna en la Cámara de Vitoria e incluso formó parte de la «comisión de derechos humanos». Inmejorable coartada para el terrorista. Sin embargo, cuando la Justicia comenzó a investigarle como inductor de las matanzas de Hipercor y la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza huyó a Francia para reincorporarse también a la cúpula.

Félix Alberto López de la Calle Gauna, «Mobutu», permaneció durante meses hospedado en un hotel de Francia, aparentemente vigilado. Un día, le dio por marcharse sin pagar. Descolgó una sábana desde la ventana y se fugó para regresar a la cúpula. ETA anda ahora más escasa que nunca de dirigentes con experiencia y por las probabilidades de que «Rentería» se vea tentado son altas. El desmantelamiento del grupo de abogados que trabajaban para ETA permitió conocer que uno de sus cometidos era preparar fugas en las cárceles. En el caso de «Rentería», ya en la calle, su rescate es más fácil.

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