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Una fórmula para compensar a la OTAN

Zapatero ofreció los aviones espía para no tener que mandar más militares. España invirtió 17 millones en 31 aparatos, de los que dos están fuera de servicio

Los UAV, más conocidos como aviones espía, fueron enviados a Afganistán en abril de 2008 por el Gobierno de Rodríguez Zapatero, como una forma de compensar la negativa a la petición de la OTAN de enviar más militares a Afganistán. Entonces mandaba George Bush en Estados Unidos y España no estaba dispuesta a seguir la estrategia basada en una escalada militar en la zona.

El entonces ministro de Defensa, José Antonio Alonso, ofreció estos aviones espía en una reunión informal de ministros de Defensa, celebrada en 2006 en Sevilla, como instrumento para luchar contra la ofensiva talibán. Se trataba de utilizarlos como instrumentos de reconocimientos de las rutas peligrosas por donde los militares tienen que patrullar.

Desde que se anunció la compra de estos aviones, hasta su entrega efectiva, pasó casi un año. Tiempo en el que el Gobierno tuvo que desembolsar 14,37 millones de euros para comprar cuatro unidades del modelo «Searcher». Estos aviones tuvieron algunos problemas para su puesta en funcionamiento, ya que la OTAN pidió a España que le incorporara el denominado IFF (equipo de identificación amigo-enemigo). Además, uno se estrelló. A estos cuatro UAV se unieron más tarde otros 27, tipo «Raven», de menor tamaño, en los que el Gobierno invirtió 3 millones de euros. Este sistema tiene menor alcance y sirven de complemento a los «Searcher».

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