Duran i Lleida dispara dos veces

El portavoz de CiU se convirtió ayer en el protagonista del debate del decretazo.

Duran i Lleida dispara dos veces

¿Fue fruto del azar que el portavoz de los nacionalistas catalanes de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, fuese el político más valorado en el último barómetro del CIS? En esa oleada de opinión, publicada el pasado 10 de mayo y que correspondía al mes de abril -antes del «decretazo» sacado adelante por el Gobierno- Duran i Lleida era el dirigente político que más partidarios despertaba, un puesto al que le abocó la caída estrepitosa en la puntuación que los españoles ponían a otros políticos, ya que el catalán recibía la misma nota que tres meses atrás.

Otro hecho que pone de manifiesto también el Centro de Investigaciones Sociológicas desde hace meses es que los españoles están hastiados de su clase política, convertida en la tercera de sus mayores preocupaciones. En esa bajada de notas generalizada destacaba la posición del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, normalmente el dirigente más valorado por los españoles pese a su negación durante tiempo de la crisis económica y sus vaivenes en los mensajes que transmite a la opinión pública. En el sondeo del CIS correspondiente a abril su nota pasó del 3,98 que consiguió en enero a un 3,71. La muestra sondeada ya anticipó que los españoles miraban ya a otros dirigentes, cuando Rosa Díez, de UPyD, le adelantó en el anterior barómetro de enero y subió a 4,08 puntos. Duran i Lleida pasó de un 3,73 en enero a un 3,74 en abril , pero a pesar de ello se situó ya por encima del 3,09 de Mariano Rajoy y a buena distancia del 3,01 de Cayo Lara, coordinador general de Izquierda Unida.

El podio le da alas

Ninguno aprueba, es cierto, pero parece que el primer puesto del podio ha dado alas a un Duran i Lleida que ayer se convirtió, sin duda, en el protagonista del debate del Real Decreto-Ley 8/2010, de 20 de mayo, que supone la adopción de medidas extraordinarias para rebajar el déficit público con la mira puesta en el año 2013, cuando se ha de lograr el 3% fijado por Bruselas para toda la UE.

Duran i Lleida creció en la tarima parlamentaria y adoptó el mensaje más duro contra Zapatero y su gestión económica. En un rapapolvo que no se recuerda en el hemiciclo, tuvo para él la petición de que convoque elecciones anticipadas y se vaya, porque su etapa al frente de la Presidencia del Gobierno está «finiquitada». Lo dio por acabado políticamente hablando, aunque también se reservó algunos guiños para su negociado -Cataluña, donde hay elecciones el próximo otoño, una cuestión que cabe no olvidar hasta entonces porque marca buena parte de los discursos políticos- y para la ciudadanía. De cara a su feudo, instó al presidente del Gobierno a que la cita electoral la deje para cuando la reforma laboral esté completada y haya puesto en marcha las medidas de contención del gasto más urgentes, o sea, temporalmente más allá de los comicios autonómicos en Cataluña. Para meterse a los españoles en el bolsillo, lanzó una ristra de acusaciones y reproches al presidente Zapatero, lo responsabilizó de la crisis -«¡el problema es usted y su Gobierno!», soltó-, arremetió contra las impopulares medidas económicas adoptadas y, es más, se dio por ofendido cuando dijo que su partido se iba a abstener y desató los vítores de los socialistas. El líder político mejor valorado espetó: «¡No me aplaudan porque no estoy de acuerdo con ustedes!». ¿Qué significa esa abstención, que el miércoles por la noche todavía se circunscribía bajo el apelativo de «probable» y que ayer se convirtió en segura? Salva hoy por hoy a Zapatero, pero no mañana . El nacionalista catalán se colmó de patriotismo al añadir: «Mi responsabilidad es evitar que España caiga más todavía» y anunció que no apoyaría los Presupuestos Generales del Estado que diseñe el denostado equipo económico para el año 2011, una vez pasada ya la frenética campaña electoral.

CiU, una olla a presión durante los últimos días

Zapatero y Salgado estuvieron telefoneando a Duran i Lleida el miércoles para presionarle a que no votase en contra del «decretazo». CiU había adelantado que se abstendría, pero dentro el partido había una corriente interna de opinión que quería atajar esa votación -han confirmado fuentes convergentes a ABC - y quería evidenciar en el hemiciclo su rotundo varapalo al recorte del déficit por la vía de partidas sociales, como la congelación de pensiones.

¿Arañar votos para las catalanas con este «no» al Gobierno o ceder a las presiones externas e internas y abstenerse? Al final, las 10 abstenciones de los diputados de CiU permitieron al PSOE dar luz verde ayer al decreto en el Congreso. Ese doble discurso fue denunciado por la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, que al protagonismo acariciado por Duran i Lleida en la sesión contrapuso un dato: « Si CiU hubiese votado en contra, Zapatero tendría que hablar de elecciones anticipadas , porque lo que se hace entonces es una moción de confianza en el Congreso de los Diputados».

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