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La confección de las listas electorales provoca las primeras tensiones en el PP

CRISTINA DE LA HOZMADRID. La confección de las listas para los comicios legislativos se convertirá en una de las tareas más arduas y difíciles para Mariano Rajoy. No faltan ya posicionamientos

La confección de las listas para los comicios legislativos se convertirá en una de las tareas más arduas y difíciles para Mariano Rajoy. No faltan ya posicionamientos, pugnas, movimientos tácticos y tensiones que afectan principalmente a la candidatura madrileña. Son muchos los que han posado sus ojos en el futurible listado de nombres que acompañarán al líder del partido, quien, por su parte, se verá obligado a hacer cirugía. De un lado deberá incorporar más mujeres a una papeleta que, en 2004, fue bastante escasa de ellas, y, de otro, integrar a una serie de dirigentes que en público o en privado han expresado su deseo de ir en la misma. De la elección que haga dependerá el perfil que le dé a la lista con la que se presente ante los españoles.

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, es de los que ha puesto altavoz a su deseo de engrosar la candidatura de la circunscripción madrileña. Su puesto, sin embargo, no está predeterminado. Nunca ha hablado de ir de «número dos», pero se por entendido que irá en el tramo de los cinco primeros, donde, según la Ley de Igualdad, ninguno de los sexos puede superar el 60 por ciento de representación, por lo que deberá haber tres hombres y dos mujeres o viceversa, y así, en tramos de cinco en cinco, toda la lista, hasta completar 35 nombres.

De otro lado está el portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Eduardo Zaplana, que parece haber quemado todas sus naves en Valencia, candidatura que encabezó en 2004. Sus constantes enfrentamientos con el presidente Francisco Camps hacen imposible que vuelva a la cabecera de cartel, según afirman desde la dirección regional. Ni siquiera parece tener opciones en la de Alicante, donde aún mantiene cierto control interno, ya que el aparato valenciano apuesta por la continuidad de Federico Trillo.

Zaplana, de tres

Así, Zaplana parece predestinado también a sumarse a la lista de Madrid, donde los suyos afirman que ocupará el puesto número tres en su calidad de portavoz del Grupo Popular en la Cámara Baja. También aseguran que no le faltan apoyos internos para ir en tan destacado lugar, aunque algunos de sus compañeros -no precisamente los más adeptos-, asumen que irá en Madrid aunque «enmascarado», esto es, en el puesto siete «como mucho».

Otra de las incógnitas la constituye Pío García Escudero, coordinador de la campaña, portavoz de los populares en el Senado, a quien muchos ven dando el salto al Palacio de la Carrera de San Jerónimo. No obstante, desde su entorno afirman que el deseo de García Escudero es seguir en las papeletas de color sepia.

Además, Rajoy deberá echar mano de muchas de las mujeres del partido a las que en 2004 no colocó precisamente en puestos de salida. De los 17 diputados que obtuvo en Madrid en 2004, tan sólo había tres mujeres, y dos de ellas dejaron el escaño: Mercedes de la Merced y Ana Mato, actual eurodiputada. Todo apunta a que Rajoy volverá a reclamar a algunas de las que cogieron el camino de Bruselas, como la propia Mato; Pilar del Castillo, que encabezó la lista de Granada, o Luisa Fernanda Rudi, que continúa siendo el principal referente electoral de los populares aragoneses. De hecho, muchos de sus eurodiputados esperan ansiosos una llamada de Génova.

Nuevas incorporaciones

Las fuentes consultadas por ABC vaticinan que la secretaria ejecutiva de Política Municipal y Autonómica, Soraya Sáenz de Santamaría, «escalará» en la candidatura del puesto número 19 -que ocupó en 2004 y no salió elegida hasta que corrió, a toda velocidad, la lista-, a otro políticamente más significativo, aunque no se descarta un giro inesperado que la coloque en Valladolid.

En el PP además dan por segura la incorporación de la actual jefa de gabinete de Ángel Acebes, Cayetana Álvarez de Toledo, y no en un puesto insignificante.

Otra variable que Rajoy deberá tener en cuenta son las aportaciones del PP de Madrid, con Esperanza Aguirre al frente, desde donde no ven con buenos ojos las aspiraciones de Gallardón. Por lo pronto, quienes oficiosamente se han postulado para concurrir a las elecciones generales son la actual presidenta de la Asamblea regional, Elvira Rodríguez, y el consejero de Transportes e Infraestructuras, Manuel Lamela, que, por sus actuales cometidos, parecen destinados también a engrosar la lista madrileña, a pesar de que Rodríguez encabezó en 2004 la de Murcia.

Otro nombre de la órbita de la presidenta de la Comunidad de Madrid que comienza a sonar con fuerza es el de la actual consejera de Educación, Lucía Figar. Mujer, joven y con experiencia de gestión son las cualidades que destacan de ella sus compañeros de partido para hablar de «fichaje seguro».

«Locomotora valenciana»

Fuera del ámbito de la lista madrileña, la «orfandad» en la candidatura valenciana con la salida de Zaplana parece ya solucionada por la dirección regional, pendiente, en todo caso, de la apuesta que hagan los socialistas. El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, está pensando en su vicepresidenta, Teresa Fernández de la Vega, para encabezar la lista de Valencia después de los malísimos resultados cosechados por los socialsitas el pasado 27-M, según ha podido saber ABC. De ser así, Camps tiene previsto apostar por el «tándem» formado por su alcaldesa Rita Barberá, de número uno, y por el portavoz del Grupo Popular en las Cortes valencianas, Esteban González Pons, de dos. Una auténtica «locomotora» electoral.

No lo tienen tan claro en otros lugares de España. La reciente dimisión de Josep Piqué llena de incógnitas la lista de Barcelona y, con ella, los resultados que puedan cosechar en el resto de Cataluña. En el cuartel general de los populares contemplan la posibilidad de volver a poner de número uno a la que ya fuera candidata en 2004, Dolors Nadal. Además, no deja de ser incomprensible que hayan situado a algunas de las caras más visibles del PP catalán, como la de la actual parlamentaria Alicia Sánchez-Camacho, al frente de la casi intratable circunscripción de Gerona, en la que los populares sólo consiguieron diputado en 2000.

También deberá buscar Rajoy un buen cabeza de cartel para Sevilla, dado que Javier Arenas irá en la lista a la Junta de Andalucía para disputarle a Manuel Chaves la presidencia de una Comunidad en la que llevan los socialistas gobernando ininterrumpidamente veinticinco años.

Andalucía constituye, junto a Madrid y Cataluña, la «bolsa» de votos que determina las mayorías parlamentarias. De ahí la necesidad no tanto de romper la hegemonía autonómica -por muchos escaños más que sume Arenas-, sino de que ambas listas se retroalimenten y supongan una inyección de diputados nacionales para Mariano Rajoy. Por ello, quien encabece Sevilla no es una cuestión, ni mucho menos, menor, término éste que utiliza el líder de la oposición con bastante frecuencia.

Pero todos estos movimientos internos, posicionamientos y maniobras pueden saltar por los aires en caso de que Rodrigo Rato decidiera volver a la pelea electoral una vez aterrice en España tras dejar el FMI . Bien de «número dos» por Madrid o al frente de Barcelona, -donde es el dirigente del PP más valorado junto a Ruiz-Gallardón-, su presencia podría arrumbar planes y abrir nuevas veredas, también generar otras tensiones.

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