Los catalanes somos
Los independentistas y los que no lo somos, cuando pensamos en nuestra vida damos gracias a Dios por lo bien que nos ha ido, por lo mucho que tenemos

Cataluña vivió ayer, por la mañana, su más masiva demostración. La más unitaria. La que certifica que somos un solo pueblo determinado para lograr un alto objetivo común . Fuimos más que nunca y colapsamos las calles de toda la ciudad. Familias enteras a ... pie y en coche, padres y abuelos y niños. Autocares. Lo autobuses y los metros, también llenos. Fuimos tantos queriendo lo mismo, y concretándolo, que no hace ni falta que un referendo confirme que ésta es nuestra única y auténtica voluntad. Cataluña se autodeterminó ayer llevando a sus hijos al colegio y acudiendo puntualmente a trabajar.
Esto es lo que masivamente los catalanes queremos y esto es lo que hemos hecho. Nadie se ha opuesto a ello. El Estado ha respetado nuestra voluntad y el Gobierno la ha saludado. Empezamos el miércoles siendo la mitad en la concentración de la Diada, y sobre todo marchándonos muy rápido: la Gran Via quedó prácticamente despejada mientras los parlamentos aún duraban porque enseguida tuvimos prisa por ir a realizar lo que más nos compromete, que es forrar los libros de la niña, comprar la goma de borrar y asegurarnos de que el primer día no se olvidaba la bata ni el «pitet».
Esto es lo que somos los catalanes: padres, trabajadores, empresarios, «hacemos cosas» y queremos continuar haciéndolas, y nunca hemos dejado de hacerlas porque nos va la vida en ello, y la de nuestros hijos, como sucede en los países civilizados y libres. Esto es lo que queremos los catalanes, porque esto es lo que defendemos: lo que no defendimos fue la independencia, y nos fuimos de fin de semana media hora después de haberla proclamado. De hecho, cuando el presidente Rajoy anunció la aplicación del artículo 155, pilló a la mayoría de los independentistas en la autopista, camino de la Cerdaña, del Pirineo o del Ampurdán. «Weekend» pequeño burgués, la gran rutina que ninguna épica corrompe.
No defendimos la independencia, pero tras cada Diada, tras cada «happening» , defendemos nuestro trabajo y defendemos a nuestros hijos, y les llevamos al colegio y a danza y a piano y a plástica porque esto es lo que somos y esto es lo que hacemos, y así continuará siendo cuando se haga pública la sentencia del Supremo : y no porque lo diga yo ni porque lo ordene el juez Marchena, sino porque el conjunto de los catalanes, los independentistas y los que no lo somos, cuando pensamos en nuestra vida damos gracias a Dios por lo bien que nos ha ido, por lo mucho que tenemos, por lo felices que somos y por lo poco que una revolución nos hace falta. Los catalanes, los de un lado y los de otro, somos lo que queremos ser, hacemos lo que queremos hacer, pagamos el precio por lo que nos interesa y si no lo pagamos es que no nos importa tanto. Y el resto son ataques se emotividad, mitos mal curados y vanos divertimentos de festivo por la tarde.
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