El PP cierra filas con Rajoy ante el desafío de Álvarez-Cascos en Asturias

El desafío lanzado por Francisco Álvarez-Cascos al presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, y a toda la dirección nacional, ha tenido un efecto boomerang para el que fuera todopoderoso secretario general de esta formación política. La decisión de abandonar el partido por no haber sido designado candidato por Asturias, y su disposición a crear uno nuevo, ha terminado por unir a gran parte del PP en torno a su líder, según las fuentes consultadas por ABC.

Si la decisión de abandonar el PP causó sorpresa, mucha más ha provocado la rueda de prensa de ayer en Asturias, en la que reiteró su disponibilidad a crear un nuevo partido y en la que incluso llegó a cuestionar la forma con la que se designó a Rajoy como presidente de los populares.

La mayoría coincide en calificar de «reacción impropia y desmesurada» la respuesta de Álvarez-Cascos, sobre el que afirman que «no puede dar ninguna lección de democracia interna», aludiendo a la mano férrea con la que dirigió los destinos del partido cuando era el secretario general. Otras fuentes critican la «estrategia equivocada» y el pulso que le ha querido echar a Rajoy, además de reprocharle que no hubiera aguantado los duros años de la oposición, desde que en 2004 perdieran las elecciones generales, y se quedara «junto con los que permanecimos aquí. Es llamativo que sea ahora, cuando la ola viene a favor, cuando quiere volver».

Algunos de los dirigentes populares que trabajaron con Álvarez-Cascos en la sede de Génova aseguraron a ABC que su comportamiento «dice muy poco de su historia y tira por la borda todo lo que ha sido. Es una reacción desmedida y violenta que describe a esta persona», vaticinando que «es un error del que se arrepentirá». Esta misma fuente cree que «no ha sabido retirarse a tiempo y ha hecho las cosas tan mal que, de poder haber sido candidato, todo lo que ha hecho ha estado en contra de su designación. Ha cometido un error detrás de otro, ha perdido los papeles y está fuera de la realidad, ya que no ha sabido ganarse el cariño de Asturias».

Otro de los dirigentes que ha conocido de cerca al ex secretario general reconoció sentirse «decepcionado» y recordó la estrategia contra Rajoy que ha caracterizado los últimos años de Álvarez-Cascos: «Cuestionó a Rajoy en el momento de mayor debilidad política del presidente y en 2004 dejó la política. Tendría que haber aguantado, como hicimos muchos, y no querer volver ahora cuando el viento sopla a favor. Quería regresar en loor de multitudes, pero ya son otros tiempos». Aun así, esta fuente admite que si hubiera planteado su candidatura a Rajoy con otra actitud, quizás hoy sería el candidato, «pero ha maniobrado al margen de Génova, ha creado un problema en Asturias y después ha venido aquí a que se lo solucionen». Finalmente, este dirigente se lamenta de que Álvarez-Cascos sea «víctima de su propia historia; cuando te vas nadie te guarda el sitio y aquí no dejó, precisamente, aliados».

Desde la vieja guardia del PP que permanece aún en primera fila de la política también se aplaude la decisión del líder popular. «Con todo lo que Cascos ha hecho estos dos días carga de razón a Rajoy», comentan a ABC, y solo le reprochan a su jefe de filas que no haya adoptado una decisión «hace seis meses». Aseguran que «Cascos iba a por el presidente, y éste lo sabía. De todos los que estaban contra Rajoy en el Congreso de Valencia es el único que no había tirado la toalla».

Finalmente, otro dirigente del PP consultado afirma que su «candidatura era para dividir. Tenía que haber estado a la altura de las circunstancias. La mayoría compartimos la decisión de la dirección».