Lo que ETA calla
La banda terrorista anuncia el «cese definitivo» del terrorismo, pero deja cabos sueltos
1. No se disuelve
Es un hecho objetivo que el «cese definitivo» de la «actividad armada» es el paso primero hacia el final de la amenaza terrorista. Pero la declaración de ETA no recoge en ningún momento la voluntad de los terroristas de disolverse y entregarse a la Justicia, por lo que la alargada sombra de los pistoleros no desaparece del todo. Casi nadie espera que la banda llegue algún día a anunciar su disolución y su entrega a la Justicia. Pero lo cierto es que ese es el broche que la democracia espera para poder dar carpetazo a la historia cruel y sanguinaria de esta banda de asesinos. Hasta entonces, existe el riesgo de que los terroristas, como han hecho siempre, se arroguen el papel de tutelar el regreso de su brazo político a las instituciones para conseguir el objetivo de la independencia de «Euskalherria». Sin la disolución efectiva, el riesgo de una «ETA auténtica» persiste.
2. No entrega las armas
Los expertos consideraban en las últimas semanas la posibilidad de que la banda mostrara su predisposición a proceder al desmantelamiento de sus «estructuras militares». Ello, con la pretensión de contentar a los «mediadores internacionales» que el pasado lunes formaron parte de la foto de Ayete. Este pudo ser uno de los compromisos adquiridos por Batasuna para atraer al ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, como garantía de la voluntad de ETA de dejar las armas.
Pero esto tampoco ha llegado. Como ya publicó ABC hace meses, la banda mantiene en varios documentos internos interceptados por las fuerzas antiterroristas que «ni entregará ni destruirá» sus armas. Aunque no se descarta que pueda hacer una entrega simbólica futura para seguir impulsando electoralmente a Bildu-Amaiur, de momento se las guarda.
3. No pide perdón
Medio siglo de asesinatos y de atentados terroristas. Casi mil personas, en concreto 857, han perdido la vida a manos de la banda criminal, y miles han resultado heridas durante esta dictadura del terror.
Ni una sola palabra de arrepentimiento o perdón a las víctimas del terrorismo en el comunicado. Tan solo un «reconocimiento» y un «sentido homenaje» a los suyos, a los que la «crudeza de la lucha se ha llevado por delante», por lo general en tiroteos con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o cuando manipulaban artefactos destinados a otros.
Se sabía que cuando llegara este momento ETA no haría distinciones entre los que murieron apretando el gatillo y los que lo hicieron poniendo la nuca. A los segundos ni los menciona.
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