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ENTREVISTA

«Es razonable exigir a Batasuna su rechazo a la violencia anterior»

Juan Calparsoro, fiscal Superior del País Vasco, no duda de que «Sortu es Batasuna» y afirma que no habrá listas fraude en las urnas, gracias al blindaje de la ley electoral

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itziar reyero

A Juan Calparsoro (San Sebastián, 1960) el deseo de impartir justicia le viene de familia. Pero sobre todo del compromiso firme con su tierra, Guipúzcoa, donde ETA ha asesinado a 319 de sus 857 víctimas. Con 18 años vio cómo la metralla acabó con la vida del presidente de la Diputación Juan María de Araluce, sus tres escoltas y su chófer. «Pasó a doscientos metros de casa. Estudiaba COU y era la hora de la comida. Hemos vivido la violencia desde pequeños», constata el nuevo fiscal superior del País Vasco, quien afirma sentirse «bastante más tranquilo» tras el último alto el fuego decretado por la banda. Como muchos en Euskadi, cree que esta vez es «irreversible», aunque se reserva cierta dosis de desconfianza.

—¿Es esta la definitiva?

—Parece que sí. Es incuestionable que se han dado pasos importantes a consecuencia de la labor de la democracia, la presión policial y judicial. Da la sensación de que son irreversibles, que estamos en una fase de muy difícil vuelta atrás… ¿Qué pasará mañana? Solo ETA lo sabe. Como decía Gandhi: «La paz es el camino».

—¿Cree en la estrategia de Batasuna?

—Desconozco si es sincera o no, pero el dato objetivo es que el rechazo a la violencia del partido que hasta ahora ha estado en connivencia con el terrorismo es explícito.

—¿Debe exigírsele que condene también la violencia anterior?

—Es algo que tendrá que decidir el Tribunal Supremo. Pero, en la medida en que hablamos del grupo político que hasta ahora no condenaba el terrorismo, es razonable jurídicamente exigir el rechazo a la violencia anterior para dar credibilidad jurídica a su nuevo partido. Hay que exigir mayor magnitud a ese rechazo, porque ETA no es algo que surja ahora. Llevan cincuenta años sin condenarla.

—¿El papel de Iruin y Etxeberria en la presentación de Sortu prueba la continuidad con Batasuna?

—Sí. Ni siquiera ellos han ocultado que son los mismos. Sortu es Batasuna. En el acto del Euskalduna estaban Permach, Erkizia… Es evidente que existe una continuidad. Ahora bien, un partido que es ilegal puede decidir entrar en la senda de la legalidad y asumir los valores democráticos. Para dar credibilidad a ese cambio, es razonable exigir jurídicamente la condena a la violencia pasada, sin duda alguna.

—¿Es verosímil la reconversión a la democracia de un día para otro?

—Evidentemente su pasado es su lastre y fue la razón para su ilegalización. La verosimilitud necesita tiempo, hechos y datos. Las exigencias del sistema jurídico deben ser mayores que a otros grupos políticos.

—El nacionalismo critica que otros no tuvieron que condenar su pasado en la Transición. ¿Es comparable?

—El hecho jurídico es distinto. De hecho, se amnistiaron los delitos anteriores con la Ley de Amnistía. De alguna forma en el 78 se empezó de cero.

—¿Se sostiene jurídicamente la petición de cuarentena a Batasuna lanzada desde el PP?

—No. Es una petición política, una manera coloquial de hablar. Jurídicamente el TS podría entender, como hipótesis, que estos meses son insuficientes para demostrar que su rechazo es creíble. Pero lo debe calibrar el Supremo y luego el Constitucional.

—Se acusa a la Fiscalía de que su demanda de ilegalización de ANV en 2007 fue insuficiente. ¿Hubo o no hubo «manga ancha»?

—El fiscal general lo ha explicado. Actuaron según las pruebas que pudieron recopilar. La decisión de la Fiscalía siempre va a estar sometida a crítica…

—¿Cabe esperar una situación similar esta vez?

—No creo. El Estado de Derecho es más fuerte, se ha blindado dotándose de los instrumentos legales necesarios para evitar cualquier fraude de candidaturas. Si se comprobara que quien no rechaza el terrorismo ha pasado en una lista, sería motivo inmediato de ilegalización y perdería sus cargos electos, algo que antes no había.

—¿Comparte el esquema de vencedores y vencidos?

—Sí, la vencedora será la democracia y los vencidos los terroristas. Aunque no le daría un componente vindicativo. El objetivo final debe ser la reconciliación, sabiendo claramente quién ha sido el asesino. El asesino tiene derecho a la reinserción, lo dice la Constitución. Estoy seguro de que la sociedad española y vasca sabrá ser muy generosa, como ya lo fue con ETA político-militar.

—¿Cómo gestionar la coexistencia de ambos?

—Será complicado. En un país tan pequeño, la convivencia futura con los terroristas requerirá mucho esfuerzo de todos y protección para las víctimas. Se abre un proceso especialmente complicado que exige mucha inteligencia, valentía y mucho diálogo. Las víctimas tienen todo el derecho de vivir en el mismo pueblo donde la violencia ha contado con cierto respaldo social.

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