debate sobre el estado de la nación
Rajoy recuerda al PNV que España es el país más descentralizado del mundo
El presidente exige a ETA que se disuelva, pero evita entrar en el debate sobre la banda terrorista que piden los nacionalistas

A primera hora de la mañana tocaba escuchar las quejas del PNV en el Congreso porque, a su juicio, en España no se respetan los hechos diferenciales del País Vasco. Y Mariano Rajoy , que a estas alturas del Debate sobre el estado de la Nación ya ha escuchado casi de todo, ha tenido que recordar al portavoz del PNV, Aitor Esteban, que el País Vasco tiene competencia sobre policía, hacienda, sanidad, educación, justicia... Y a partir de ahí le ha retado a buscar un solo país en el mundo que tuviera tanta descentralización como España. El portavoz del PNV, claro, no ha encontrado un solo ejemplo acertado. [ Así estamos contando al minuto el Debate sobre el estado de la Nación ]
Esteban es un portavoz de perfil bajo y plano, sus discursos suelen ser poco brillantes, y quizás por eso hoy ha optado por el tono faltón, y así lograr llamar algo más la atención. En pocos minutos, ha logrado enemistarse con un sector como el de los camareros, al afirmar, en tono despreciativo, que España no podía ser un país de camareros. Rajoy le ha llamado después la atención por su comentario injusto, y encima Esteban ha reprochado al presidente del Gobierno su «juego sucio» por utilizar ese argumento, que él mismo había empleado, en su contra. El mundo al revés, una vez más, en el Debate.
En realidad, el debate con el PNV ha resultado, a ratos, surrealista. Por ejemplo, cuando su portavoz ha acusado a Rajoy de no querer hacer nada y no dar pasos hacia el final de ETA . Le ha criticado que se quede de brazos cruzados. Entonces, el presidente del Gobierno ha explicado que la única solución de verdad es que ETA se disuelva, y ha pedido al PNV que se lo exija también. «¿Por qué no se lo pide? ¿Tenemos que darle algo a cambio? ¿Por qué tengo que darle algo a cambio? ¿Qué tengo que darle?», se ha preguntado. En la réplica, el portavoz del PNV ha subido a la tribuna y ha contestado: «Me pregunta qué tiene que dar a ETA. Nada. No tiene que darle nada».
Algo parecido fue toda su intervención. En todo caso, ha quedado de manifiesto que el presidente del Gobierno no quería debatir sobre la banda terrorista, ha querido ignorarla y solo recordar que le queda un único camino: su disolución. Se ha negado a comentar el paripé de los «verificadores», porque «no merece la pena». Y el PSOE estuvo de acuerdo con él: Rubalcaba también obvió cualquier mención sobre una banda derrotada que solo busca gestos teatrales, con el seguidismo de Urkullu y el PNV.
Amaiur y ETA
Dentro de su intervención, Esteban ha citado tres veces a Franco en el Debate sobre el estado de la Nación, y lo ha hecho para recordar que el dictador no logró enterrar el sentimiento nacionalista en Cataluña y el País Vasco. Luego ha acusado a Rajoy de hacer pinza con Sortu, para frenar el tren de alta velocidad en el País Vasco. Y ha asegurado que cuando piensa en Rajoy se lo imagina escuchando boleros y tarareando «quizás, quizás, quizás...»
El presidente del Gobierno, y la vicepresidenta a su lado, no salían de su asombro. Como es lógico, Rajoy ha rechazado tajantemente cualquier pinza con Sortu, y ha reducido al mínimo su réplica, tras prometer que resolverá de manera eficaz y rápida el asunto de la Y vasca.
Acto seguido ha llegado el turno del portavoz de Amaiur, Mikel Errekondo. Su intervención, próxima a las tesis etarras, y sin condenar los asesinatos de la banda, ha resultado vomitiva una vez más. Sobre todo cuando se ha identificado con la organización terrorista de esta manera: «Usted no desea el desarme, no desea la paz. Usted decía: no les debo nada. No, no nos debe nada a nosotros. Pero le debe mucho a la sociedad vasca». El «nosotros» le traicionó a Errekondo, muy preocupado por que se acabe «las medidas de excepción y dispersión, ya que provoca muerte y sufrimiento».
Después del discurso repulsivo de Errekondo, ha tomado la palabra el portavoz de ERC, Alfred Bosch, que ha convertido el hemiciclo en una especie de circo sin gracia. «Señor Rajoy, contaré hasta tres y usted despertará. Uno... Dos... y tres (chasca los dedos). ¡Despierte!». En ese tono ha sido toda su intervención, en la que ha advertido que cuando Rajoy despierte el 10 de noviembre, un día después de la supuesta consulta , se encontrará con que la República Catalana está ahí.
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