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Miguel Ricart y las televisiones: freno y marcha atrás

Dos cadenas rectificaron ayer su intención de llevar a Ricart a un plató

Miguel Ricart y las televisiones: freno y marcha atrás efe

ROSA BELMONTE

Hemos asistido (y lo que nos queda) a un espectáculo de televisiones con freno y marcha atrás. Durante el fin de semana se ha estado especulando con posibles entrevistas a Miguel Ricart . Y las ha habido. Pero el lunes la situación cambió. La sombra de la madre del Cuco sigue siendo alargada. Por la pérdida de anunciantes pero, sobre todo, por la presión social. Miguel Ricart salió de la prisión de Herrera de la Mancha el viernes por la tarde . Había unos 60 periodistas esperándole. Tras un rato, cogió un taxi y se fue a la estación de Manzanares (Ciudad Real). Tomó un tren con destino a Jaén pero se bajó en Linares. Y de Linares a Madrid fue por carretera con Cuarzo, la productora de «El programa de Ana Rosa» y de «Se enciende la noche». Con unas reporteras que se suben en un coche con el violador, igual que hicieron las niñas de Alcácer.

Ricart llevaba un tiempo siendo camelado en la cárcel . No solo por una cadena. Pese a que es Cuarzo quien lo conduce a Madrid, es Sergi Ferré, de «Espejo público», el que traslada sus primeras palabras. En «La Razón», en los informativos de Antena 3 y en la web de la televisión, aunque posteriormente se retiran. Tras una persecución, conversa con él en la estación. Cuando se baja en Linares. «Necesito quitarme de en medio durante un tiempo para huir del acoso mediático». Lo mejor es cuando le dice: «Mira qué árbol». En el patio de la cárcel no había ninguno. Por supuesto, repite que es un cabeza de turco, agarrándose a la teoría conspiratoria por la que tanto hizo Pepe Navarro .

Y cuando las miradas estaban centradas en la guerra entre Telecinco y en Antena 3, sale Telemadrid e informa el domingo de que tienen localizado a Ricart en una pensión. Una reportera desde la puerta del establecimiento cuenta que «persuadido por una productora de televisión» se había bajado en Linares. Que el viernes estuvo de copas, que el sábado se había alojado en un hotel de cuatro estrellas cercano al Congreso de los Diputados y que luego lo llevaron a la pensión. Hablan los empleados de esta. Especialmente una, que comparte que «es hipereducado y muy cachas». Y una se lo imagina machacándose en su celda como Robert de Niro en «El cabo del miedo». La trabajadora lleva al cuello un rosario que le ha regalado Ricart. También dice que ha venido con unas «trabajadoras sociales».

El lunes Ana Rosa sale al paso de críticas en nombre de Cuarzo, su productora. «Aquí no pagamos a asesinos de niñas». Asegura que en su espacio no estaba previsto que apareciera ni grabado. «Había reporteros de este programa porque se está haciendo un programa de investigación. Este programa no paga a imputados ni paga criminales».

Por su parte, Antena 3, que emitió parte de la entrevista de Sergi Ferré con Ricart en sus informativos del domingo y que anunció que iría completa a «Espejo público», decidió al final no hacerlo. Y aseguró que Ricart no pisaría un plató de la cadena. Que lo que habían puesto solo era una entrevista a pie de calle. La alarma preventiva ha sido demasiado fuerte para todos. De momento.

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