El amigo marroquí de la madre de Asunta, condenado a 4 años por delito de extranjería

Messaoud El-Omari, el exsindicalista amigo de la madre de Asunta Basterra, ha sido condenado por la Audiencia Provincial de La Coruña a cuatro años de cárcel por un delito contra los derechos de los extranjeros cometido cuando era director de la oficina de asesoramiento para inmigrantes de Comisiones Obreras. El exsindicalista va a recurrir la sentencia ante el Tribunal Supremo, por lo que de momento no ingresará en prisión dado que la pena no es muy alta, carecía de antecedentes penales y tiene arraigo en nuestro país.
Los magistrados explican en su sentencia que este individuo mantenía contactos con empresarios que trabajaban en La Coruña que le pedían que les facilitase la contratación de trabajadores marroquíes. Para ello, reclutaba a compatriotas en Marruecos a los que ofrecía, a cambio de cantidades que oscilaban entre los 2.000 y 9.000 euros , un contrato de trabajo que les permitiría finalmente obtener un permiso de residencia en nuestro país.
Los pagos de esas cantidades los realizaban los familiares de los trabajadores explotados a una persona conocida como el suegro del ahora condenado en Agadir, mientras que en Casablanca el contacto es un individuo que no está plenamente identificado pero que responde al nombre de Ikelef.
Messaoud El-Omari estaba considerado una autoridad en materia de extranjería y, según las investigaciones, se aprovechaba de esa condición para realizar sus actividades. Finalmente, en febrero de 2009 fue detenido por la Policía, aunque poco después quedó en libertad a la espera de juicio.
Investigado
Este caso no habría saltado a los medios de comunicación si no fuese porque el ahora condenado mantenía desde hace algún tiempo una buena relación con la madre de Asunta Basterra , la niña asesinada supuestamente por sus padres en Santiago de Compostela . Los investigadores realizaron varias gestiones en torno a esta relación, ya que algunos testimonios vinculaban el cambio de actitud de Rosario Porto hacia su hija con esa amistad, que algunos califican de íntima.
Las fuentes consultadas por ABC insisten en que Asunta, una niña muy despierta y extremadamente inteligente, había comenzado a reprochar a su madre esta relación y otras amistades que la mujer mantenía. La hipótesis con la que se trabaja es que esa actitud de la pequeña hizo que comenzara a ser molesta para Rosario Porto, que a partir de un determinado momento vio a su hija como un estorbo. El papel del padre en el crimen, en caso de que pueda confirmarse, estaría vinculado a la dependencia emocional y económica que mantenía con su exmujer, lo que le habría llevado a participar en los hechos.
El-Omari, que a lo largo de los años ha mantenido una estrecha relación con las distintas Fuerzas de Seguridad, ha sido objeto de especial atención por parte de los investigadores del crimen de Asunta desde que se descubrió el cuerpo de la niña en la pista forestal de Teo. Desde los primeros momentos se especuló con la posibilidad de que hubiera un tercer implicado en el crimen y él, por su estrecha relación con la madre, despertaba el lógico interés para los responsables del caso.
Las alarmas se dispararon aún más cuando se detectaron restos de semen en la parte posterior de la camiseta que vestía la niña en el momento de la muerte. Sin embargo, desde el primer momento los análisis de ADN descartaron que esos restos biológicos pertenecieran a Messsaoud El-Omari, que además colaboró en todo momento con los encargados del caso y aportó una coartada consistente.
Su versión acabó de ser conformada cuando se supo que el resto biológico pertenecía a una persona que era investigada por una agresión sexual en Madrid y cuyo teléfono móvil le situaba en esa ciudad en el momento en que se produjo el crimen. No solo eso; esa persona no había mantenido contacto telefónico alguno ni con Asunta Porto ni con Alfonso Basterra.
De hecho, en estos momentos los investigadores están convencidos de que el crimen fue cometido únicamente por los padres de Asunta sin la intervención de una tercera persona . Creen que el asesinato se consumó en la casa familiar de Teo y que luego la madre, en solitario, llevó el cuerpo hasta la pista forestal en su Mercedes 190. En la parte posterior del vehículo, del que faltaban las alfombrillas, se encontraron restos de vómito y según las fuentes consultadas hay una prueba más, que no ha trascendido, que confirmaría que el cadáver estuvo allí.
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