El PP frena la ofensiva política para culpar a Rajoy del caso Bárcenas
Acusa a la oposición de ejercer de «abogados» y «padrinos» de quien «ha hecho de la mentira un modo de vida»

La oposición en bloque no tuvo ayer mayor empeño que lograr que la negativa del PP a que Mariano Rajoy ofrezca explicaciones en el Congreso por el caso Bárcenas saliera en los telediarios de la noche. Para ello, los grupos retiraron nueve asuntos del orden del día, redujeron sus intervenciones a segundos y exigieron mediciones de cronómetro, hasta el punto de que la sesión de la Diputación Permanente iniciada a las cuatro de la tarde, y que tenía previsto abordar el controvertido punto «de madrugá» —palabras de la portavoz socialista, Soraya Rodríguez—, se encontró debatiéndola sin que hubieran dado aún las seis y media de la tarde.
Los denonados esfuerzos, reloj en mano, de PSOE, Izquierda Plural, Grupo Mixto y UPyD, respaldados por CiU y PNV, por garantizar cobertura en «prime time» a la ofensiva contra el presidente del Gobierno toparon, no obstante, con el ataque del PP en defensa de «la integridad» de Mariano Rajoy. Un ataque en el que salieron a relucir los ERE de Andalucía, los impagos de impuestos de IU e incluso la «financiación criminal del tiro en la nuca» en contestación a Amaiur.
Al servicio de un delincuente
El encargado de eclipsar la puesta en escena de la oposición fue el portavoz popular, Alfonso Alonso, y lo hizo con una acusación general: todos los Grupos están «ejerciendo» como «abogados» y «rehenes» del extesorero del PP Luis Bárcenas, «quien vive en Soto del Real, está siendo investigado por delitos de extraordinaria gravedad y ha hecho de la mentira un modo de vida. Están participando como autómatas —les advirtió Alonso— de la estrategia que él ha diseñado». «Ustedes le han apadrinado , haciendo lo que él esperaba que hicieran—añadiría más tarde—, se han convertido en abogados defensores de un delincuente que ya no tenía quién le defendiera»
Y ya no se bajó de ahí. El representante popular hizo una somera mención a que las cuentas de su partido «están acreditadamente limpias» y a reiterar el discurso de Rajoy de que «lo que afirma ese personaje ( en alusión a Bárcenas ) es rotundamente falso», antes de confrontar a quienes habían solicitado, uno a uno, una comparecencia del presidente del Gobierno por el bien de la transparencia y de la democracia. O, como revindicó citándose a sí mismo en el Debate del Estado de la Nación de febrero el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, porque Rajoy ha perdido su autonomía prisionero de los «ataques de sinceridad de Bárcenas» y porque la «nube negra» en que se ha convertido el extesorero descarga —dijo— «lluvia ácida» que es un «desastre» para la imagen exterior de España.
Callar y otorgar
Las recomendaciones del jefe de la oposición de que «cuanto antes venga» al Congreso el presidente del Ejecutivo para decir «si cobró sobresueldos del PP cuando era ministro», a finales de los 90, y su insinuación vía refrán — «el que calla otorga» —, soliviantaron al portavoz del PP, que preguntó a Rubalcaba qué ha ocurrido entre la semana pasada y esta para su cambio de actitud. Y se contestó: «¿Qué es lo nuevo?, veinte imputados en la trama de los ERE de Andalucía... tienen que agarrarse a una mentira para tapar las verdades que les incomodan en Andalucía», reprochó, recordando los ataques del PSOE a la juez Alaya. Rubalcaba acabó tachando la intervención de Alonso de «patética».
La contraofensiva subió de tono con IU. De Cayo Lara, —que habló en nombre de la Izquierda Plural para acusar al PP de haber ganado «elecciones dopadas con financiación ilegal»—, Alonso puso en duda su «legitimidad», cuestionando para ello la coherencia de una coalición, IU, que «no paga impuestos» cuando «dice que lucha contra el fraude fiscal» y dice que «defiende los desahucios cuando se aprovecha de ellos». Lara pidió en vano que aquello no constara en el diario de sesiones. En medio de la cascada verbal, especialmente agrio fue el encontronazo del portavoz popular con Irene Lozano, de UPyD, que, dirigiéndose a los diputados del PP, les pidió que votaran en conciencia para «dejar de pertenecer al partido de la sospecha». «Nosotros somos libres, ustedes rehenes de Bárcenas», increpó Alonso, que pidió a la diputada «respeto».
Protestas
El PP había protestado antes del inicio del debate al ver que los tiempos se precipitaban —el secretario del Grupo, José Antonio Bermúdez de Castro denunció «una estrategia preconcebidad»—, y volvió a hacerlo cuando el presidente del Congreso, Jesús Posada, permitió a la oposición replicar por alusiones.
En su turno, Alfredo Pérez Rubalcaba respondió a la acusación de que se han puesto del lado de Bárcenas diciendo: «sabemos que es un delincuente, pero es su delincuente».
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