Grúas Estación: una década de impunidad para una trama de estafa empresarial
Están acusados de defraudar 6 millones con facturas falsas de gasóleo; un capitán de la Guardia Civil los escoltaba al banco
Casi una década de enmarañada instrucción judicial; catorce imputados; millones de euros defraudados a Hacienda o sacados del patrimonio de empresas; fianzas de casi tres millones de euros que no se depositan; funcionarios imputados y exculpados después (un capitán de la Guardia Civil y un exinspector de Hacienda) y funcionarios inmersos en la investigación a los que les ha costado el puesto (el fiscal del caso ha sido expulsado de la carrera esta misma semana).
Es una pincelada del conocido en Galicia como caso Grupo Estación, una estafa consistente en comprar de manera ficticia miles de litros de gasóleo, neumáticos, grúas o lo que hubiera a mano para obtener facturas falsas. El fraude al Estado solo entre 2002 y 2005 ascendió a 2,82 millones de euros, según el informe del perito judicial entregado a la juez. A esa cantidad habría que sumar otros 3,2 millones de estafa. El perito estudió uno a uno los albarenes del gasóleo. Unos no cabían en el camión de reparto; otros sí, pero eran de otros proveedores y no entraban en el depósito de la empresa de grúas que los compraba.
En algunos casos las partidas eran transportadas por camiones que en realidad estaban a esa hora cargando en la central de Repsol, a 70 kilómetros de donde se decía que estaban. En alguna ocasión la imaginación desplegada fue tal que inventaban matrículas del vehículo transportador, con tan mala suerte que una de ellas en lugar de ser un camión correspondía a un BMW 325i. Según los albaranes de la empresa, transportó 30.000 litros de gasóleo en sus tripas. Pese a tan burda actuación, la tupida red empresarial sigue con su actividad, de manera que es imposible calcular el alcance real.
El caso arranca en 2003 cuando Serafín Montenegro, uno de los tres dueños, denuncia a Hacienda que él mismo y sus dos socios en el Grupo Estación con sede en Padrón (La Coruña), su hermano Santiago Montenegro y su amigo Carlos Mosquera llevan años ingresando miles de euros en dinero negro en las cuentas de la empresa. Según explica, cuando quiere regularizar la situación los otros dos socios lo echan de la administración del grupo, que él mismo había levantado invirtiendo sus ganancias tras jugar como portero en Primera División. (Más información en ABC)
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