Cuando PSOE y PSC comenzaron a no entenderse
El cisma producido por el voto discrepante de los socialistas catalanes a cuenta del derecho a decidir no es nuevo. La primera divergencia pública entre ambas formaciones se remonta a 1998

«No somos una organización de hace nada, sino con 133 años de vida que puede vivir con el PSC y sin el PSC». Guillermo Fernández Vara, uno de los dirigentes más críticos con los socialistas catalanes, advertía así del riesgo de ruptura de dos formaciones que viven una de las crisis más graves de su particular matrimonio de conveniencia a cuenta del derecho a decidir.
Trece de los catorce diputados -Carme Chacón no votó- del PSC rompieron la disciplina de voto en el Congreso al apoyar una resolución soberanista. Rubalcaba, vacilante en su primera reacción, terminó por cobrarse la cabeza de José Zaragoza, el hombre de los socialistas catalanes en Madrid, y por aplicar la máxima sanción económica a los diputados díscolos.
Tras la tormenta, la calma. O la calma fingida. El líder del PSOE está decidido a revisar las relaciones con el PSC, pero pretende que ambos partidos sigan «juntos en la diversidad». No es habitual que un grupo político rompa la disciplina de voto en el Congreso. Pero este no ha sido el primer encontronazo que han tenido en los más de treinta años que llevan de la mano.
Los orígenes del PSC se remontan a 1974, cuando un grupo de socialistas se agrupó en torno a un manifiesto: «Por la unidad de los socialistas de Cataluña». La Federación de Socialistas de Cataluña-PSOE, el PSC-Congrés y el PSC-Reagrupament resolvieron llamarse Partido Socialista de Cataluña en julio de 1978. Sindicalistas, comunistas y socialdemócratas unidos por una misma sigla: PSC. El referente del PSOE en Cataluña, pero, en definitiva, un partido autónomo.
Según este acuerdo, el PSC participa en los órganos decisorios y representativos comunes con el PSOE y comparte el proyecto político de los socialistas europeos (PSE) y la Internacional Socialista. En el 2003, con Pasqual Maragall al frente, los socialistas catalanes refrendaron las «Bases para el Estatuto de autonomía de Cataluña». Demandaban el reconocimiento de una «nación» catalana, más competencias y los beneficios de un régimen foral como el del País Vasco. La relación PSOE-PSC estaba lejos de ser modélica.
El modelo de Estado y la financiación autonómica han alterado en más de una ocasión el «protocolo de relaciones». También el uso del catalán. Así ocurrió durante la elaboración de las primeras normas relativas al uso de este idioma y cuando el PSOE llegó a la presidencia del Gobierno. El PSC se alineó con los grupos nacionalistas en contra del PSOE respecto al recurso presentado por el Ejecutivo contra la ley de normalización lingüística.
La primera divergencia pública entre ambos grupos data de 1998. Los socialistas catalanes, siguiendo a los modelos federalistas más avanzados, plantearon un mayor autogobierno de cara a las elecciones autonómicas del año próximo. Los desencuentros empezaron a ser frecuentes.
La Ejecutiva socialista catalana aprobó el manifiesto «Por Cataluña», en el que planteaba la necesidad de avanzar hacia la federalización y criticaba el catalanismo excluyente. Sirvió para resolver las diferencias. Aunque en octubre de ese mismo año Manuel Chaves, José Bono y Juan Carlos Rodríguez Ibarra firmaban la «Declaración de Mérida», contrapuesta a la promovida por Maragall.
Pocos meses después, Maragall pidió una revisión del protocolo de las relaciones entre el PSC y el PSOE. Las mismas relaciones que quiere abordar ahora Rubalcaba. Hoy, Vara, desde Extremadura, es la cara visible del sector más crítico con los socialistas catalanes. En 2001 era Juan Carlos Rodríguez Ibarra. El entonces presidente de la Junta de Extremadura se enfrentó a José Montilla en una reunión de la Ejecutiva socialista.
Más choques. En septiembre del 2000 los socialistas catalanes votaron en contra del PSOE una moción que instaba al Gobierno a regular el acceso a las viviendas de regímenes protegidos. En 2002 se alinearon con CiU para que los fondos históricos del Archivo de Salamanca fueran devueltos a Cataluña.
Una crisis. 4 de enero del 2004. El líder de ERC y aliado del Gobierno socialista en Cataluña, Josep Lluis Carod Rovira, se reúne con dirigentes de ETA. Zapatero obliga a Maragall a forzar la salida de Carod, que finalmente se produce... dos semanas antes de que ETA anuncie una tregua en Cataluña. Nuevo terremoto para una nueva -otra- solución.
Hoy, el PSC con menos votos de la historia ha vuelto a poner contra las cuerdas al cada día más cuestionado Rubalcaba . El líder del PSOE quiere revisar ahora el protocolo de relaciones entre ambos partidos. Un protocolo desigual, según el sector «rebelde». Le pone voz el líder de los socialistas extremeños: « El acuerdo actual es muy asimétrico : el PSC está presente en el PSOE y sus decisiones, pero el PSOE no está presente en el PSC». Navarro, por su parte, ha dejado la puerta abierta a que el PSOE participe en la toma de decisiones del PSC. Eso sí, sin renunciar al derecho a decidir: «Lo que está claro es que el PSC ha votado por unanimidad defender una consulta legal». Continuará.
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