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El empresario en paro que atracó un banco: «He tenido mala suerte hasta para ir a la cárcel»

Pretendía una corta condena para obtener la ayuda penitenciaria a su salida de prisión y solo ha logrado una citación para un juicio de faltas

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«Esperaba que me condenaran de ocho meses a un año, y lo que hacen es dejarme libre y ponerme una multa de 180 euros. He tenido mala suerte hasta para ir a la cárcel». Así de compungido se mostraba el empresario que ayer intentó atracar un banco en Málaga para ir a la cárcel .

Antonio, un nombre ficticio porque prefiere mantenerse en el anonimato, entró sobre las dos de la tarde en una sucursal de La Caixa en la capital malagueña en la que había tres empleados, diciendo que iba armado y que era un atraco. Sin embargo, enseguida tranquilizó a los empleados y les pidió que llamaran a la Policía porque estaba desesperado con la crisis y pretendía ser ingresar en prisión.

«Si pasas más de seis meses dentro, al salir te dan una ayuda penitenciaria de cuatrocientos y pico euros (hasta un máximo de año y medio)», así que hizo sus cuentas. «Calculé: 'Con 150 euros alquilo una habitación en un piso compartido y vivo con el resto'. Por eso busqué una condena corta, de dos o tres años. Entre eso y los 18 meses de paga, podía ser tiempo suficiente para que pasara esta crisis y por fin encontrara un empleo», señala al diario El Sur.

Se decidió por un atraco en el que no hiciera daño a nadie. «De camino a la comisaría, los agentes me preguntaron por qué no me había llevado el dinero del banco. Yo les contesté: ' No he querido robar porque no soy un ladrón '. Tampoco sirvo para mendigar ni para pedir en la puerta de una iglesia. Soy capaz de perder la vergüenza y llevarme un salchichón del supermercado para comer, pero nada más», explica.

El exempresario, de unos 35 años, pasó la noche en el calabozo, con una colchoneta «finísima» en el suelo y una manta que echaba «muchísima peste» entre detenidos por robo, por orden de alejamiento... « El calabozo es horrible, pero no por los policías, que me trataron muy bien en todo momento, sino por las condiciones. Los compañeros me dijeron que un día allí equivale a una semana en la cárcel», asegura al diario malagueño que llevaba un mes sin trabajo, comiendo bocadillos en bares de los que se marchaba sin pagar.

Al día siguiente, lo llevaron al juzgado. «Conmigo no habló nadie, ni el juez ni el fiscal ni el abogado de oficio. Un señor me dijo: ' Firme usted aquí, ya se puede marchar '».

El plan se le vino abajo a Antonio. Salió con una cita para un juicio rápido de faltas el próximo día 13. «¿Qué hago? ¿Atraco otro banco? Ahora ya tengo antecedentes, lo tengo más fácil para que me encarcelen. Se me pasó por la cabeza volver a intentarlo, pero me acordé de la mala noche en el calabozo y lo descarté», señala.

En su lugar volvió a su casa y escribió una carta a los empleados de la sucursal: «Queridos banqueros, perdonadme por el mal rato que os he dado. Os pido disculpas. Sobre todo lo siento por la mujer que está embarazada, espero que tanto ella como el feto se encuentren bien». La firmó con nombre y apellidos. P. D.: «No sé si servirá de consuelo, pero mi intención nunca fue atracar ni hacer daño a nadie. Os pido mil veces perdón».

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