CUENTAS SIN CUENTOS
La aversión al riesgo y el miedo al fracaso, un lastre
Los grandes avances tecnológicos y en inteligencia artificial se han conseguidos tras varios proyectos fallidos. En Europa, si un negocio te falla, quedas estigmatizado
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Una de las principales diferencias entre Europa y Estados Unidos es la profunda aversión al riesgo que existe en el Viejo Continente, así como el miedo al fracaso, y eso explica por qué los jóvenes europeos con ideas prefieren marcharse a Estados Unidos para ... emprender y poner en marcha sus negocios y por qué los grandes avances tecnológicos, o recientemente en inteligencia artificial, vienen de allí. Lo advierte este domingo en una entrevista con ABC Enrico Letta, ex primer ministro italiano, que denuncia como en la UE si alguien fracasa a la hora de poner un negocio, sufre un estigma, mientras que en Estados Unidos los grandes negocios y los grandes avances son la consecuencia de repetidos fracasos.
Es cierto que Estados Unidos tiene muchos problemas y que no todo lo que hacen es imitable o exportable, pero en este caso la Unión Europea debería tomar nota. No podemos permitir que nuestros jóvenes tengan que emigrar para poder desarrollar sus proyectos, entre otras cosas porque aquí no encuentran financiación, mientras el ahorro europeo huye hacia el otro lado del Atlántico porque allí tiene una mayor remuneración, y tiene una mayor remuneración porque tienen menos miedo que aquí a la asunción de riesgos.
Y no se trata de renunciar a la esencia de Europa, a nuestro estado de bienestar, a nuestra apuesta por la sostenibilidad y la transición energética, pero sí de reconocer en qué estamos fallando, que nos hace menos competitivos y, por qué no, copiar si es necesario lo que se está haciendo en otros lugares y funciona.
A menudo las empresas europeas se han quejado del suplicio que supone toda la regulación y las exigencias de la transición energética y han sugerido no ir tan rápido porque se pierde competitividad frente a sus homólogas chinas o americanas. Sin embargo, tanto Letta como su compatriota Mario Draghi aseguran en sendos informes que han elaborado para la Comisión que no es cuestión de levantar el pie del acelerador, sino de encontrar financiación, especialmente privada para acometer estos proyectos. Unos proyectos que, además, pueden aumentar la independencia energética de Europa. Pero volvemos al punto de partida, necesitamos atraer inversiones y ahorro. Y para ello, asegura Letta, es fundamental acabar con la fragmentación del mercado financiero y convencer a los ahorradores de que inviertan esos ahorros en financiar los proyectos europeos. Y además, a diferencia de lo que hemos venido haciendo durante todos estos años, el ex primer ministro italiano considera que los fondos europeos no deberían asignarse por países, y que cada uno gaste lo suyo, sino por proyectos, y probablemente lleve razón y sea mucho más efectivo.
Advierte también Letta del daño que está haciendo a Europa la fragmentación y el nacionalismo económico. Y si hace daño a Europa, imaginemos a España... Si los países europeos por sí solos son pequeños en un mundo global imaginemos lo que son nuestras comunidades autónomas.
Los nacionalismos son lo contrario de lo que necesita Europa en estos momentos. Solo lleva a que cada autonomía y cada país quiera dejar su impronta y crear sus propias reglas, lo que supone crear más burocracia y más exigencias para empresas y ciudadanos. Y aquí, también tiene una idea el informe Letta que no hace más que copiar a EE.UU.: creemos un estado 28 con un pasaporte con cuyas licencias se pueda operar en toda la UE. Y lo mismo puede hacer en España, como plantea el ministro de Economía: creemos una región 18 cuyas licencias sean válidas en todo el territorio. En el papel no parece tan difícil. Europa ha conseguido implantar una moneda única, ha conseguido casi eliminar su dependencia de Rusia... a lo mejor solo hace falta voluntad política.
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