El vigoroso negocio de la eterna juventud
Los 3.000 millones de dólares de la startup Altos Labs, respaldada por Jeff Bezos, o los 1.000 millones destinados por Arabia Saudí son el estandarte de la desenfrenada carrera inversora para plantar cara al envejecimiento

Es un anhelo de la humanidad desde tiempos inmemoriales y uno de los nichos de inversión favoritos de magnates tecnológicos como Jeff Bezos. La investigación en torno al envejecimiento se ha convertido en el nuevo maná empresarial por el que han apostado desde pujantes startups hasta gigantes de la talla de Google, que hace ya nueve años puso en marcha Calico, centrada en diseñar intervenciones que permitan a las personas llevar vidas más largas y saludables. La búsqueda de soluciones para aliviar el paso del tiempo es una carrera de fondo en la que participan centenares de compañías con propuestas en diferente grado de desarrollo, si bien algunos expertos consultados aseguran que estamos en la pista de despegue para que aparezcan los primeros fármacos para ralentizar este fenómeno que nos conduce a la muerte.
Quizá uno de los mejores ejemplos del 'boom' que atraviesa el sector biotecnológico relacionado con la vejez es Altos Labs, fundada a comienzos de 2021 y que arrancó su andadura con el asombroso presupuesto de 3.000 millones de dólares, que está utilizando, entre otras cosas, para reclutar a los mayores expertos en envejecimiento, como los españoles Manuel Serrano, Juan Carlos Izpisúa, María Abad y Pura Muñoz Cánoves. El germen de esta ambiciosa iniciativa, tal y como revela la revista 'MIT Technology Review', se sitúa en una reunión organizada por el filántropo ruso-israelí Yuri Milner en su mansión de Los Altos Hills (California), donde un elenco de científicos reflexionaron sobre métodos para rejuvenecer a las personas y llegaron a la conclusión de que uno de los más prometedores es la reprogramación celular.
Durante el desarrollo embrionario y una vez que nacemos, las células de nuestro cuerpo se van especializando, un proceso que siempre se ha pensado que era unidireccional, es decir, desde la célula pluripotente hasta la célula ultradiferenciada. Sin embargo, en 2006 el japonés Shinya Yamanaka, actual presidente del consejo científico asesor de Altos Labs, demostró que gracias a la activación de cuatro genes las células adultas pueden ser reprogramadas para convertirse en células madre inmaduras.
El equipo de Serrano aplicó en 2013 la técnica en ratones vivos, con el problema de que acabaron desarrollando tumores. En 2016 el equipo de Izpisúa activó los cuatro genes rejuvenecedores de manera intermitente, lo cual alargó un 30% la vida de los roedores con envejecimiento prematuro. «Esto hizo que numerosas compañías en todo mundo empezasen a trabajar para domesticar el proceso, pero es muy complicado. Es irreal pensar que va a conducir a una terapia en poco tiempo», asegura Manuel Collado, director del laboratorio de Senescencia celular, cáncer y envejecimiento del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS). Destaca, eso sí, que se trata de un proyecto científico serio que, además de la reprogramación celular, abordará cualquier aspecto relacionado con la investigación de envejecimiento que pueda ser prometedor para entender más sobre el mismo y derivar a una aplicación tecnológica que ponga a disposición de las personas algún fármaco o tratamiento.
Jugosos beneficios
«Estamos hablando de soluciones que están todavía por aprobar, pero apostar por ellas en el momento adecuado puede reportar beneficios cuantiosos. Jugar los ahorros en biotecnología puede implicar un batacazo o unos retornos de la inversión muy potentes, de modo que algunos inversores, con idea de estar por delante de todos, entran en temas de alto riesgo pero que luego les pueden reportar ingentes cantidades de beneficios porque ese tipo de soluciones van a estar cotizadísimas», interpreta Jesús Tapia, Head of ISDI Accelerator, la aceleradora de startups de ISDI, que se muestra convencido de que es una tendencia con recorrido por delante. «Durante los próximos años veremos mucha inversión y actividad», sentencia.
Arabia Saudí, por ejemplo, ha dado un paso al frente para convertirse en un referente antienvejecimiento con la creación de una fundación sin ánimo de lucro, llamada Hevolution Fundation, que dispondrá de 1.000 millones de dólares anuales para investigar y financiar proyectos que extiendan los años que las personas viven con salud.
Y es que vivir más años con salud ha pasado de ser una utopía a un objetivo cada vez más al alcance de la ciencia. «Estoy acostumbrado a dar charlas sobre envejecimiento y después de repasar todas las propuestas, acababa pensando que no teníamos nada que se acerque siquiera a la posibilidad de enfrentar el envejecimiento de una manera biomédica seria. Hoy en día, sin embargo, esto no es así», dice Collado. Como consecuencia de los avances científicos, la inversión en este ámbito atraviesa un momento esplendoroso.
Alejo Rodríguez-Fraticelli, jefe de grupo del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRB), constata que la madurez de la tecnología se ha visto acompañada de una lluvia de dinero, con Estados Unidos como epicentro. «Allí la inversión en startups de 'antiaging' se ha disparado del orden de los 4.000 millones de dólares», dice. A nivel mundial, cuantifica en unas 300 las empresas emergentes que se dedican a tratar enfermedades relacionadas con el envejecimiento, una cifra que rebaja al medio centenar en el caso de las especializadas en descubrimientos que proceden propiamente de la ciencia del envejecimiento y que trabajan en la creación de tratamientos que funcionen para múltiples enfermedades.

«Tenemos una cantera de científicos brutal en este campo»
Alejo Rodríguez-Fraticelli
«La inversión en empresas en envejecimiento está disparándose y se sitúa por encima del resto de las empresas del sector biotecnológico por la promesa de tratar de una manera sistémica muchas enfermedades relacionadas con el envejecimiento», comenta. Para Rodríguez-Fraticelli, este reto debería recibir una mayor atención por parte de muchos gobiernos, ya que considera que lo han dejado solo en manos del sector privado.
Atractivo inversor
Juan José Güemes, presidente del Centro de Emprendimiento e Innovación de IE University, explica que concurren dos factores considerados clave para los inversores como son la madurez de la tecnología y el tamaño del mercado. «Hoy nadie puede hablar de inmortalidad, pero sí que existe una expectativa fundada de que la ciencia sea capaz de proveer soluciones que contribuyan a envejecer con más calidad de vida e incluso a ralentizar dicho envejecimiento. Y se espera que esa tecnología pueda llegar al mercado en un periodo razonable de tiempo», comienza por subrayar. «El caso de Altos Labs, que ha protagonizado la mayor inversión de una sola vez que se ha hecho nunca en una compañía biotecnológica, demuestra el interés y probablemente marca una tendencia», añade.
El otro atractivo que presenta el campo del antienvejecimiento para los inversores de capital riesgo, para la industria farmacéutica y para fortunas como la del fundador de Amazon es el acceso a un negocio potencial de billones de euros. En este sentido, Güemes afirma que es un mercado gigantesco porque los países con más renta per cápita del mundo se enfrentan a un problema de envejecimiento poblacional.
En las tendencias demográficas pone el foco también el director general de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), Ion Arocena, que defiende que uno de los principales motivos del interés creciente por la investigación en envejecimiento es que cada vez la población es más longeva, sobre todo, en los países avanzados.
Según Naciones Unidas, una de cada seis personas en el mundo tendrá más de 65 años en 2050, lo que casi duplica la proporción actual. «Es lógico que desde la investigación se estén buscando soluciones, ya que según envejecemos se incrementa la probabilidad de sufrir múltiples enfermedades al mismo tiempo, con lo cual, uno de los retos que tenemos por delante es mejorar la calidad de vida de la población envejecida y reducir el impacto de las enfermedades crónicas, tanto desde la perspectiva sanitaria como económica», apunta. Lo que ocurre, dice Arocena, es que la biología del envejecimiento es muy compleja y existen una gran variedad de enfermedades asociadas al paso de los años, por lo que se requieren inversiones cuantiosas.
Aun así, recuerda que la cronicidad y las enfermedades degenerativas generan una factura difícil de digerir, de forma que el envejecimiento saludable puede ser una fuente de ahorro que contribuya a la sostenibilidad del sistema. «El valor que crea la innovación compensa con creces el coste que supone en el medio plazo. Las enfermedades crónicas son caras de tratar y se tiene que tratar a la persona durante el resto de su vida, lo cual es muy costoso», ahonda. En este contexto, un buen puñado de compañías, tanto españolas como extranjeras, se afanan en entender el envejecimiento para después diseñar estrategias que permitan hacer frente a sus consecuencias indeseables. A nivel nacional, existen más de 400 líneas de investigación para tratar enfermedades asociadas al envejecimiento (cáncer, alzheimer, párkinson…) y 114 dirigidas a la búsqueda de soluciones diagnósticas, según Asebio.
Una de las empresas que han entrado con fuerza en este ámbito es la farmacéutica Grifols, que en 2020 adquirió el 100% de Alkahest, una biotecnológica con sede en Silicon Valley fundada para investigar el uso terapéutico de las proteínas plasmáticas en enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Hasta la fecha ya ha identificado más de 10.000 proteínas distintas en el plasma utilizando técnicas avanzadas de análisis molecular, algunas de las cuales podrían resultar en nuevos medicamentos comercializables.
Senescencia celular
Entre los muchos caminos emprendidos, otra de las líneas de investigación más sugerentes es la relacionada con la senescencia celular, en la que se han especializado gigantes como Unity Biotechnology, con sede en San Francisco, que ha conseguido financiación de magnates como Bezos o el cofundador de PayPal, Peter Thiel. Este proceso es una respuesta de las células a agresiones tanto internas como externas por el cual dejan de dividirse, pero se mantienen en nuestro organismo como células dañadas y su acumulación deriva en enfermedades asociadas al envejecimiento.
Manuel Collado, que dirige el laboratorio de Senescencia celular, cáncer y envejecimiento del IDIS, explica que esta teoría ha recibido en los últimos años un espaldarazo tremendo. «En modelos animales de experimentación se ha observado que, si eliminamos esas células según se van produciendo, las funciones de los tejidos y de los órganos de los animales de edad avanzada son similares a las de uno joven. Esto ha revolucionado el campo de investigación en envejecimiento relacionado con la senescencia celular porque se ha visto que es posible tener una aproximación farmacológica capaz de matar específicamente a estas células y con ello ganar en salud a una edad avanzada», detalla.

«En un futuro veremos un senolítico con un regenerador con un alargador de telómeros… haremos un cóctel de cuatro o cinco y así cubriremos las bases más importantes del envejecimiento»
Salvador Macip
Salvador Masip es otro de los investigadores patrios especializados en senescencia. Su equipo diseñó el año pasado un anticuerpo que funciona como una bomba inteligente capaz de reconocer proteínas específicas en la superficie de las células senescentes, engancharse a ellas y aplicarles un fármaco que las elimina, sin afectar al resto, lo que minimiza los potenciales efectos secundarios. «Reciclamos una idea que se usa ya en el cáncer: las inmunoterapias», apunta el profesor e investigador de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), que también dirige el Laboratorio de Mecanismos del Cáncer y el Envejecimiento de la Universidad de Leicester.
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En línea con el resto de expertos, señala que se ha producido un cambio radical en la última década porque «hemos conseguido entender el envejecimiento y hemos tenido buenos resultados en animales que invitan a pensar que no tardaremos demasiado en ver fármacos que se puedan usar en humanos». Asegura incluso que la persona que se tomará la primera pastilla antienvejecimiento ya ha nacido. El viejo sueño de vivir más pero, sobre todo, vivir mejor, empieza a abandonar el terreno de la ciencia ficción para convertirse en un objetivo cada vez parece más plausible. Científicos e inversores así lo creen.
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