Los sueldos de más de 59.000 euros cargarán con una 'cuota de solidaridad' para pagar las pensiones
Se aplicará en enero y no generará derechos para la jubilación, es decir, que el principio de contributividad no existe en este caso, lo que convierte esta cuota en un impuesto
En noviembre el Gobierno tirará de impuestos para pagar los 26.000 millones de la doble nómina que cobrarán los jubilados
La generosidad del sistema de pensiones lo hace insostenible
Destope de las bases máximas de cotización, tercer año de aplicación del mecanismo de equidad intergeneracional y 'cuota de solidaridad' para los sueldos de más de 59.059 euros anuales. 2025 llegará cargado de cotizaciones extra para poder hacer frente al disparado gasto en pensiones, ... que este año ya se ha llevado la partida más elevada del Estado, con más de 200.000 millones. De forma inminente, en noviembre, la Seguridad Social debe desembolsar la doble nómina de pensiones que los jubilados cobran por Navidad, una factura de 26.000 millones para cuyo pago el Gobierno deberá tirar de impuestos, como ocurre con la extra de verano.
La escalada de los desembolsos no da tregua por el aumento del envejecimiento y las mayores pensiones que cobra la generación del 'baby boom', que sigue retirándose a paso firme, y también por medidas como ligar las nóminas al IPC. Un cóctel de gasto que el Gobierno hará frente aumentando la presión sobre el bolsillo de empresarios y trabajadores, ya muy machacado por la espiral de subida de cuotas que han comenzado a aplicarse por mandato de la reforma de pensiones del exministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá.
La denominada 'cuota de solidaridad' provocará que la parte del salario que se encuentra por encima de la base máxima (que hasta ahora estaba exenta de cotizar) sea gravada con distintos tipos impositivos en función del nivel de ingresos. Comenzará situándose entre un 0,92% y 1,17% en 2025, para alcanzar en 2045 un rango entre el 5,5% y el 7% de cotización extra. Los autónomos están exentos.
En este caso estaríamos ante un impuesto sobre la masa salarial del trabajador, teniendo en cuenta que este pago extra a la Seguridad Social no servirá para generar derechos para la pensión ni para el resto de contingencias laborales, es decir, que el principio de contributividad en este caso no existe.
Un trabajador cuyo salario fuera un 50% mayor que la base máxima (88.588,5 euros anuales, lo que supone 29.529,5 euros de más sobre la base máxima), cotizaría 290,57 euros anuales extra desde 2025.
Durante este 2024 la base máxima de cotización se ha situado en 56.646 euros anuales y desde este ejercicio esa base se actualiza cada año con el IPC medio interanual de los 12 meses anteriores a diciembre previo más un porcentaje adicional de 1,2 puntos porcentuales. Recuerda el Instituto BBVA de Pensiones, que cita datos de Funcas, que si tenemos en cuenta la estimación de que el IPC medio interanual entre diciembre de 2023 y noviembre de 2024 (que será el tenido en cuenta para revalorizar las pensiones contributivas y la base máxima 2025) se situaría en un 3,06%, y sumamos a lo anterior el 1,2% de revalorización adicional de la base máxima (aplicado desde 2024), en 2025 esta podría revalorizarse un 4,26%. Por lo tanto, el año próximo la base máxima quedaría situada, en términos anuales, en torno a 59.059 euros .
Cinco veces más la empresa de aportación
La distribución del tipo de cotización de solidaridad entre la empresa y trabajador tendrá la misma proporción que la distribución del tipo de cotización por contingencias comunes: un 83,39% será a cargo de la empresa y un 16,61% será a cargo del trabajador. Por tanto, la cotización de la empresa será cinco veces la del trabajador, recuerda BBVA de pensiones.
El empleado que perciba un salario que suponga el doble de la base máxima de cotización (118.118 euros anuales y 59.059 euros de más sobre la base máxima), tendrá que cotizar el próximo ejercicio a la Seguridad Social un total de 636 euros anuales de más.
Esta 'cuota de solidaridad' da continuidad a la batería de subidas de cotizaciones que se están produciendo desde el pasado año. Desde enero opera un destope de las bases máximas de cotización, que crecerán hasta 2050 el IPC anual más una cuantía fija de 1,2 puntos porcentuales, lo que se traducirá en un alza acumulado del 38% en este periodo. Las pensiones máximas también se revalorizarán año a año con la cuantía anual del IPC más un incremento adicional de 0,115 puntos porcentuales acumulativos cada año hasta 2050. A partir de ese ejercicio y hasta el año 2065 habrá incrementos adicionales para que al final la nómina más elevada que paga la Seguridad Social haya subido un 20%.
Mecanismo de equidad
De forma paralela irá aumentando el mecanismo de equidad intergeneracional (MEI), que este año ha sido del 0,7% (0,58% a cargo del empresario y 0,12% del trabajador) en la cuota para todas las nóminas con independencia del nivel salarial y el próximo escalará hasta el 0,8%. La reforma de Escrivá dejó marcada una senda para este mecanismo, con el que se quiere rellenar la 'hucha de las pensiones'. Cada ejercicio ese porcentaje irá subiendo una décima hasta llegar al 1,2% previsto en 2029.
Entre tanto, la deuda que soporta la Seguridad Social sigue escalando sin freno. Los últimos datos del Banco de España, del segundo trimestre, reflejan un alza del pasivo en el último año del 9,4%, lo que ha llevado la cifra por encima de los 116.000 millones, el equivalente al 7,5% del PIB. Cada año el Estado tiene que acudir al rescate de las pensiones con una inyección que el pasado año y este ha sido superior a los 43.000 millones para cumplir con los pagos comprometidos.
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