No solo embalses: cómo solucionar las flaquezas de la gestión del agua en España
¿Llegamos tarde? Los expertos consultados distinguen entre medidas a largo plazo como la construcción de algún embalse o balsa a decisiones de urgencia como la reutilización de agua, los pozos de sequía y la mejora de las conducciones
Imagen del Pantano de San Juan, en Madrid
La actual sequía ha dejado al descubierto las debilidades del modelo hídrico español y ha colocado el agua en el centro del debate político. Además de poner en el foco algunas de las decisiones del Gobierno, como la intención de suprimir 83 embalses ... de los planes hidrológicos de las 25 cuencas hidrográficas del país - conocida en junio de 2021 - y cuya aprobación definitiva se viene produciendo a lo largo de este año. La última polémica, esta misma semana, a cuenta de los regadíos y con posiciones divergentes entre los ministerios de Transición Ecológica y Agricultura. Mientras el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, apuntaba a la posibilidad de disminuir la superficie de regadío, el titular de Agricultura, Luis Planas, manifestaba el pasado viernes que lo importante es que «este sea sostenible desde el punto de vista hídrico y del medio ambiente». Desde la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (Fenacore), su secretario general Juan Valero, defiende en declaraciones a ABC que «los regantes ya sufrimos restricciones de agua en la pasada campaña« y, como ejemplo, cita que en la cuenca del Guadalquivir ya se las tuvieron que apañar con el 50% de la dotación habitual y este año «con tan solo un 37%».
En esta línea, recuerda Valero, «todos los regadíos en España se han generado por iniciativa pública: todos los planes y decretos han sido coordinados por los ministerios responsables». El representante de los regantes argumenta que estas infraestructuras «crean riqueza y son la base de la industria agroalimentaria». Además de ser eficientes, ha añadido, y como ejemplo Valero ha citado que España posee uno de los regadíos más eficientes del mundo - «somos los segundos del mundo», apunta - y , como ejemplo, ha añadido que «se ha pasado de 7.100 metros cúbicos por hectárea en 1998 a los 6.200 metros cúbicos de la actualidad».
Embalses, una posible solución, pero...
Pero, ¿es la construcción de nuevos embalses y balsas la solución? Tanto el catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante (UA), Jorge Olcina, como el director del Grado de Recursos Hídricos de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), Francisco Carreño, coinciden en que serían una de las posibles soluciones, aunque a largo plazo. ¿Los motivos? Los requisitos que conllevan este tipo de infraestructuras (proyectos de localización, estudios de impacto ambiental...) obligarían a esperar «de cuatro a cinco años mínimo» para poner en marcha alguna de ellas. En referencia a los embalses obviados por Transición Ecológica, Olcina avisa de que «algunos iban más dirigidos al regadío que al abastecimiento urbano». En una línea similar, Carreño (URJC) cree que es preferible apostar por mejorar las conducciones de agua y estima que las fugas se encuentran entre el 25 y 40%.
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Por su parte, la investigadora del Grupo de Investigación de Industria, Energía y Sostenibilidad de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Silvia Jiménez, propone «regular» el consumo de agua destinado al regadío y apostar por la «regeneración de agua». Para ello, apuesta por que «cada industria tenga una depuradora para utilizar ese agua para el riego y otros usos industriales».
Olcina también apoya el reciclaje y lo extiende al riego agrícola, aunque avisa que la ley lo limita los cultivos arbóreos. Este catedrático cree que «las soluciones a la actual sequía ya llegan tarde», por lo que insta a adoptar medidas urgentes como la realización de pozos de sequía amparándose en la Ley de Aguas y la puesta «a pleno rendimiento» de las desaladoras.
Por su parte, el secretario general de Fenacore añade un elemento más: las acuíferos subterráneos, que recuerda que no fueron dominio público hasta la aprobación de la Ley de Aguas en 1985. Valero ha apostado por la «explotación sostenible» de estas masas de agua a través de planes de explotación, que deben aprobar las confederaciones hidrográficas, y de las 'comunidades de usuarios. «Todos los usuarios se deben responsabilizar», apunta.
«Politización» y «sesgos ideológicos»
Carreño también apuesta por optimizar el uso del agua y añade una vertiente más: la necesidades de formar buenos gestores. El profesor reconoce que hay personal cualificado en las administraciones públicas, pero pide «fomentar estudios de nivel medio y superior sobre planificación hídrica».
En lo que todos están de acuerdo es tanto en la falta de financiación para este tipo de infraestructura, así como en la «politización» de todo lo relacionado con el agua y en el «sesgo ideológico» de muchas de las medidas. Para el docente vinculado la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) «la política hidráulica lleva politizada desde siempre» y lamenta que «dependiendo de quien gobierne se plantean unas u otras soluciones». En este sentido, Olcina pide que PP y PSOE se sienten con el objetivo de acordar «un esquema hídrico para España hasta 2050».
Pero, ¿dónde está el origen de esta politización? Para el profesor universitario y autor del libro 'Los ingenieros de Franco' (Crítica, 2017), en el que analiza la política hídrica durante el régimen anterior, «es normal que en torno al agua se enfrenten posturas con distintos intereses y con prioridades distintas: agricultura, industria, uso urbano, ecología, etc...», y cree que el problema viene «cuando ese sentido de la política se olvida en favor de la politización, de la lucha partidista, y es verdad que la democracia ha favorecido esto».