Sánchez usa Davos para aleccionar a las empresas: «Sin estado del bienestar sus negocios caerían como un castillo de naipes»
Se jacta de haber desarrollado un patrón económico que «crea riqueza mejorando las condiciones de los trabajadores» y que reduce sus emisiones sin comprometer el crecimiento
«Hay que escuchar más a los trabajadores y menos a los gurús de Silicon Valley y a los que solo quieren escalar en la lista de Forbes», espeta
El presidente reconoce que la entrada en Telefónica es parte de una estrategia de mayor implicación del Gobierno en el sector privado

«Las empresas son esenciales para el crecimiento y el bienestar del país. Crean empleo, innovación, cohesión territorial y oportunidades para hacernos mejores. Pero esto no se ha conseguido de la nada. Ustedes y sus compañías son un producto de la democracia, de las ... reglas basadas en el orden internacional y del estado de bienestar que sostiene de la clase media y trabajadora y que proporciona paz y niveles adecuados de prosperidad. Sin estos pilares vuestros modelos de negocio se desplomarían como un castillo de naipes». El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha aprovechado este miércoles el potentísimo foco que desde hace cinco años le proporciona su intervención en el Foro de Davos para aleccionar a las empresas sobre lo que le deben al 'sistema' e instarles de forma directa a involucrarse en lo que a su juicio ha construido ya el Gobierno de España: un nuevo modelo de prosperidad, ha dicho.
«Les insto a involucrarse», ha apelado a las empresas. «Ayúdennos a mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores, a parar la emergencia climática, a reivindicar la prevalencia del orden internacional y a defender la democracia y combatir la involución reaccionaria que amenaza al mundo. En resumen: ayúdennos a dar a la gente un mundo mejor», he rematado.
Justo antes de su apelación a las empresas, el presidente había sacado lustre a la hoja de servicios de su gobierno. «Hemos reducido la presión fiscal a las clases medias y a los trabajadores y se la hemos subido a los ricos», hemos reducido el déficit fiscal a la mitad, hemos aumentado el respaldo que el Estado proporciona a ciudadanos y empresas invirtiendo miles de millones de euros, hemos instaurado el transporte público gratuito (una promesa que pese a que se esperaba no se concretó en el decreto ómnibus de final del año pasado, pero que dio por cumplida) y hemos instaurado un innovador ingreso mínimo vital que protege a más de dos millones de personas en mi país (aunque la estimación de la Airef es bastante menos generosa)«.
La retahíla de logros mencionados por el presidente fue tan abrumadora y su manera de ensalzar la posición de España en el liderazgo europeo de este nuevo paradigma económico tan entusiasta que la primera pregunta del moderador le instó a dar algún consejo al resto de grandes economías para llegar a una meta similar, anzuelo que el presidente se aprestó a esquivar.
Durante su intervención, sin embargo, no escatimó. Señaló que España ha emergido como el ejemplo de que las recetas neoliberales son erróneas y de que se puede afrontar el desafío climático manteniendo los niveles de crecimiento, mejorando la competitividad de la economía y fortaleciendo la sostenibilidad del estado del bienestar, subrayó que España es la primera gran economía de Europa en alcanzar objetivos de reducción de emisiones y generación de energías limpias. «Y todo esto ni nos ha hecho más pobres ni menos competitivos, más bien al contrario», ha presumido.
En esta línea se ha dirigido a uno de los auditorios más selectos del mundo, plagado de grandes inversores, empresarios de talla mundial y los principales líderes políticos del mundo para instarles a «escuchar más a los trabajadores, los jóvenes y los mayores y menos a las promesas vacías de los gurús de Silicon Valley y de los que están más preocupados de incrementar sus seguidores en redes sociales o escalar en la lista de Forbes«.
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