El Sabadell se rodea en su regreso a Cataluña de sus accionistas más fieles y exhibe músculo frente a BBVA

El aspecto emocional es algo relevante en esta junta de accionistas. Oliu lo sabía y por ello ha jugado también con el aspecto sentimental. «Banco Sabadell es un elemento fundamental del esquema institucional de Cataluña y uno de los soportes principales del sistema financiero en Cataluña, Comunidad Valenciana, Región de Murcia, Asturias, Galicia, País Vasco y de todas las regiones de España», ha dicho, para añadir que tienen «un papel único en la vida de las empresas en España».

Para esta primera junta tras el regreso a Cataluña, el banco ha elegido un amplio espacio, el de la Fira de Sabadell, que aunque no se ha llenado por completo sí que ha registrado una alta asistencia, con más de 900 accionistas, mientras que el quórum de la junta ha superado el 70% del capital, frente al 61,8% del año pasado. Entre los asistentes, perfiles de todo tipo pero sobre todo «gente local», como apuntan las fuentes consultadas: empresarios, clientes del banco de toda la vida, matrimonios, familias. Con más representación de gente mayor, pero no solo. Es a estos accionistas a los que se ha dirigido el presidente, y también el consejo delegado, para lograr su apoyo para rechazar al BBVA. Precisamente el CEO, César González-Bueno, ha despertado bastante interés entre empresarios y clientes que se acercaban a saludarle.

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En este pequeño baño de masas que se ha dado el banco, el presidente ha puesto en valor su cercanía con el cliente, con la sociedad, con las empresas y con el territorio. Ha ahondado en que una gran cantidad de empresas han dado sus primeros pasos de la mano del banco y ha recordado el mantra que lleva meses repitiendo su consejero delegado de que esto va del bien común. «Al margen del valor que según los expertos pueda tener, quiero dejarles claro que, si ustedes siguen apostando por la continuidad de nuestro proyecto, como espero, no solo habrán confiado en todas las personas del banco para hacer de dicha decisión la mejor opción económica para ustedes, sino que también habrán contribuido al bien común de este país», ha destacado. Este discurso ha terminado con un aplauso cerrado de los asistentes y de la cúpula a Oliu, con gran parte de ellos en pie.

El terreno sentimental lo ha dejado para la parte final, como ese poso que siempre permanece al terminar algo y no se evapora. Antes ha entrado en el terreno técnico de la opa. Tras diez meses de operación, defiende, «la realidad es que la cotización conseguida por el banco es sustancialmente superior al valor ofrecido en su día por BBVA. Ahora ustedes, cuando se abra el periodo de canje, deberán optar por seguir apoyando el proyecto de Banco Sabadell, o bien, acudir al canje ofrecido, que implica recibir fundamentalmente acciones de BBVA. La propuesta es principalmente una decisión de valor, pero no solamente, sino que también es una decisión de proyecto empresarial y de las perspectivas de futuro del mismo».

Oliu ha destacado que ofrecieron en 2024 la rentabilidad anunciada por dividendo más alta de la banca cotizada española y del Ibex 35. Y que, además, «las previsiones de resultados de los analistas conforman una expectativa de retribución a los accionistas sostenida en los próximos años».

El dirigente del Sabadell ha recalcado que su objetivo no es competir con la gran banca europea o americana sino apoyar a las empresas y a sus clientes. También ha lanzado un dardo a BBVA, que justifica gran parte de la opa por las sinergias, ahorros, en tecnología: «Nuestra tecnología actual ha experimentado cambios fundamentales de la mano de nuestros 'partners' tecnológicos. No nos ha hecho falta ningún otro banco para estar en la punta tecnológica, ni para afrontar las nuevas formas de trabajo que nos aportará la inteligencia artificial o la computación cuántica. Ni nosotros ni ningún banco será el responsable de esta innovación». Ha añadido que «las economías de escala que se producen por la tecnología se desarrollan fuera del sistema financiero y éste las adapta a lo que es su negocio».

En el detalle técnico, Oliu se ha referido a los riesgos de ejecución que afronta la operación para BBVA y que los accionistas deberán «ponderar» en su decisión. Primero, ha criticado que las sinergias de costes se dan si hay fusión, pero que si no la hay «son menores y mucho más difíciles de realizar» y que, además, «están impactadas negativamente por el nuevo impuesto a la banca» ya que unidos pagarían más por el tributo que separados.

Segundo, ha mencionado los problemas de competencia que siempre comentan. Tercero, han apuntado a «la predisposición desfavorable de los clientes» que puede deparar en unas «significativas pérdidas de clientes, es decir, pérdidas de negocio y de valor para el accionista, lo que técnicamente significa sinergias negativas de ingresos». Y cuarto, ha puesto en valor sus dividendos y generación de capital más elevada que la de BBVA. «No puedo ver cómo la unión de ambas entidades pueda ser más capaz de mantener y potenciar la identidad cultural de cada una de ellas, así como producir mayor valor a sus clientes y accionistas, que manteniendo su actividad separada», ha incidido. Esa identidad cultural es un elemento clave para Oliu.

Pese a todo, nada de este aspecto emocional y técnico ha impedido que el presidente del Sabadell mande un mensaje de que siempre puede llegar otra oferta, aunque ese no es el escenario que maneja ahora el banco. A futuro, quién sabe si habrá alguna operación, siempre y cuando la opa no prospere: «Quiero ponerles de manifiesto que, tal y como hemos hecho en el pasado, el consejo de administración va a estudiar con nuestros asesores las bondades de esta o cualquier otra oferta que se nos pudiese plantear».