Pedro Sánchez trasladó estos días a la banca que Escrivá no sería nombrado gobernador
El presidente del Gobierno obvia ahora el pacto sobre el CGPJ con el PP y le chantajea con nombrar al ministro si no acepta a sus dos candidatas -o al menos, técnicos de 'su órbita'- para liderar el Banco de España
Sánchez busca que los populares rompan definitivamente las negociaciones, porque sabe que no apoyarán ningún candidato que haya estado sentado en el Consejo de Ministros
El Gobierno propone al ministro Escrivá como gobernador del Banco de España y complica el acuerdo con el PP
![El presidente Pedro Sánchez y el ministro para la Transformación Digital, José Luis Escrivá](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2024/07/12/sanchez-escriva-RFLa0UkFvBNJ0SNmI71xhGM-1200x840@diario_abc.jpg)
Cuando sector financiero, mundo político y medios de comunicación daban por hecho que ayer jueves, 11 de julio, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, daría a conocer por fin el nombre del sustituto del exgobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, y ... posiblemente el de su segundo de a bordo, el presidente del Gobierno interrumpía la marcha de las negociaciones a última hora de la tarde del miércoles con una suerte de amenaza que las paralizaba: el nombre del ministro para la Transformación Digital y la Función Pública, José Luis Escrivá, estaba también sobre la mesa.
La sorprendente información –desvelada a las 4.45 horas de la madrugada del jueves por Vozpópuli, no por El País, como quería hacer ver el Gobierno– se antojaba ayer inmensa en el mundo bancario donde, según ha podido saber ABC, diferentes altos cargos daban por hecho desde hace un par de semanas que el nombre de Escrivá se había caído hacía tiempo. Así se lo habría comunicado el propio Sánchez –añaden las fuentes– en reuniones privadas con banqueros españoles.
Fuentes consultadas por este periódico coinciden en señalar que la razón que está detrás del giro inesperado en las negociaciones entre los representantes de Gobierno y principal partido de la oposición –liderados por Félix Bolaños y Cuca Gamarra, respectivamente– es la exigencia por parte del propio Pedro Sánchez de nombrar a sus dos candidatas en la cúpula del Banco de España.
Tal y como adelantó este periódico, cobraban desde hace días fuerza los nombres de Paula Conthe, como gobernadora; y Montserrat Martínez, como subgobernadora. Aunque si no eran finalmente ellas las pactadas con el PP, serían otras dos mujeres. Pero de la órbita del partido socialista. Sonaban también de hecho Soledad Núñez, miembro del consejo de gobierno del Banco de España, o la propia subgobernadora –hasta septiembre–, Margarita Delgado.
Y de no ser así, pues Escrivá al frente, ya que «el presidente sabe muy bien que con el nombre del exministro de Seguridad Social consigue poner muy nerviosos a la oposición, y logra presionar al máximo para que traguen con sus exigencias y sus planes de intervenir también una institución clave para la marcha de la economía de un país, como es su banco central, donde colocaría en los próximos seis años, sin opción a moverlas hasta entonces, a dos mujeres técnicamente muy prestigiosas y próximas a la ideología progresista», añaden las fuentes.
Línea roja del PP
El chantaje está servido. Ahora bien, a pesar de la abrupta interrupción de Sánchez, el PP mantendrá las conversaciones con el Gobierno siempre y cuando no traspase una línea roja clara. Algo que conoce muy bien Sánchez y que utilizará precisamente para sus intereses: si es el PP quien rompe las negociaciones, tendrá vía libre para nombrar a gobernador y subgobernador. De hecho, fuentes del PP apuntaron que no hay posibilidad alguna de que apoyen «el nombramiento como gobernador del Banco de España de una persona que esté sentada en el Consejo de Ministros».
Explican además los populares –que según publicó ayer este periódico, apuestan por Ramón Quintana, director general del Mecanismo Único de Supervisión (MUS) como subgobernador– que su compromiso con la regeneración democrática y su objetivo «de aumentar las garantías de independencia de instituciones, organismos reguladores y autoridades independientes supone que nadie puede pasar directamente del Gobierno a un puesto en estas entidades». Blanco y en botella.
No en vano –dicen– ayer mismo «votamos una modificación de la Ley del Ministerio Fiscal para que no pueda ser Fiscal General del Estado quien no haya estado los cinco años anteriores fuera de la política». «Apoyar a Escrivá para dicho cargo –continúan– no sería consecuente con lo que defendemos hoy (por ayer) mismo con nuestro voto en las Cortes generales».
El nombre de José Luis Escrivá lleva sonando desde hace más de un año como posible candidato a relevar a Hernández de Cos, pero su nombramiento como ministro para la Transformación Digital, primero, más la Función Pública, después, y el escaso entusiasmo que concita entre los propios funcionarios del Banco de España y en el sector financiero había minimizado sus opciones y ya prácticamente no se contemplaba como un candidato posible en los últimos meses.
Además, el pacto político que desbloqueó la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y que ha permitido también el inicio de los contactos para acordar el relevo al frente del Banco de España se planteó sobre la base de que ningún miembro del Ejecutivo pudiera ser designado para ocupar posiciones en otras instituciones del Estado.
Garantizar la independencia
Sin embargo, entre las huestes socialistas precisamente, preguntado por si el eventual nombramiento de un ministro como gobernador del Banco de España podría generar dudas sobre su independencia, el ministro Cuerpo aseguraba ayer que la independencia del Banco de España está garantizada sea quién sea el candidato por la Ley de Autonomía del Banco de España y garantizaba que «las personas que sustituyan al gobernador y a la subgobernadora del Banco de España serán candidatos de la misma solvencia y profesionalidad».
Otras fuentes consultadas advierten en el deslizamiento de nuevo del nombre de Escrivá una visión más «torticera del presidente» que quiere en realidad «quemarle, que el PP le rechace y así poder quedar bien con él personalmente, porque le considera ya amortizado».
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