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ESPECIAL INFRAESTRUCTURAS

Un nuevo urbanismo pide paso para alumbrar las ciudades habitables del futuro

Grandes espacios verdes, servicios básicos a mano, movilidad sostenible, viviendas eficientes... las urbes del mañana aspiran a respirar a fondo con la tecnología como gran facilitadora

Las ciudades avanzan hacia el futuro por una avenida de datos

Avanzar en las soluciones de ahorro y eficiencia energética es fundamental ABC

Charo Barroso

Un nuevo urbanismo se abre paso. En la ecuación se combinan movilidad sostenible, viviendas eficientes, servicios básicos a mano, el papel facilitador de la tecnología y grandes espacios verdes. Los retos que le aguardan a la humanidad son formidables. El 56% de la población habita en ciudades, según el Banco Mundial. Y para 2050 se prevé que dos tercios de las 10.000 millones de personas que vivirán entonces lo hagan en grandes núcleos. La tecnología debe contribuir a generar entornos amables con planteamientos que incluyan otros factores.

A pesar de que algunos proyectos puedan llegar a utilizar conceptos como ciudad inteligente o sostenibilidad medioambiental por pose o con cierto desconocimiento, Sigfrido Herráez, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), estima que «en las universidades y en los estudios de arquitectura y urbanismo se está implantando un nuevo modelo de transportes alternativos, públicos y masivos, y construcciones donde prima la eficiencia energética».

Entre las nuevas propuestas figura la de los llamados '15 minutos', los precisos para desplazarse en bicicleta o andando al trabajo o a cubrir otras necesidades. «No me gusta hablar mucho de los 15 minutos, que nadie sabe qué es –afirma Herráez–. Pero se tiende a intentar que tengamos cerca el ocio, el trabajo, los equipamientos, el deporte, el colegio de los hijos… Con eso se ahorra energía, tiempo y dinero».

En sus tiempos de concejal del Ayuntamiento de Madrid, Herráez impulsó el giro en el trazado de una serie de calles en el PAU de Vallecas: «Los estudios aconsejaban que en las direcciones de soleamiento y de vientos dominantes realizáramos ese giro. Que te dé una forma u otra el sol y por tanto utilices más o menos calefacción y aire acondicionado es fundamental».

Otro avance lo representa el ahorro energético de fachadas, dice Herraéz: «Se consigue técnicamente de maneras muy diversas, como aplicando el SATE, un material que produce ese ahorro, o de forma natural colocando árboles de hoja perenne, que en invierno pierden la hoja y entra el sol y en verano es frondoso y te da sombra».

La arquitectura posee una indudable dimensión social. La Norman Foster Foundation trabaja en la reconstrucción de la ciudad ucraniana de Járkov cuando acabe la guerra. Norman Foster y su equipo diseñan una ciudad del futuro con las calles transitadas por bicicletas eléctricas y espacios humanizados. La misma institución ha concebido el proyecto 'Essential Homes', un prototipo de casa prefabricada de hormigón creada como respuesta a la emergencia climática y migratoria. Para el decano del COAM, está claro el propósito de la profesión centrado en lo colectivo: «El urbanismo y la arquitectura piensan en la totalidad de los ciudadanos, sobre todo en los jóvenes que carecen de vivienda».

Compactación

José Luis Esteban Penelas, arquitecto y catedrático de Arquitectura de la Universidad Europea, señala que la nueva concepción de las ciudades «es una necesidad». «Debemos lograr unas ciudades sostenibles con una idea muy de siempre, la de recuperar el sentido común. No ayuda, por ejemplo, colocar fachadas de vidrio, que no mitigan el calor del verano», añade.

Su apuesta para reinventar las grandes urbes pasa por las denominadas ciudades compactas: «Es la teoría de la hipercompactación, junto a la liberación del suelo para poder recuperar la naturaleza. Todo lo que sea densificar es sostenible». El propósito, declara, es crear espacios mucho más amables: «Debemos volver a renaturalizar la ciudad, utilizar materiales más naturales que se puedan reponer fácil, sin sobrecostos, y que contribuyan a la mitigación climática».

Propone Esteban Penelas para encarar el futuro asumir el concepto de ciudad computacional, que utilizan los sistemas de inteligencia artificial para reprogramar el crecimiento casi en tiempo real. «Hicimos un máster plan para una ciudad nueva en Corea del Sur. Frente a la idea de una ciudad rígida, estaría basada en un sistema organicista como crece la vegetación, como el sistema de venas en un organismo o el sistema nervioso o celular».

El profesor rechaza los desarrollos urbanísticos como están concebidos: «Ya no se puede diseñar una ciudad basándose en instrumentos del Plan de Ordenación urbana, muy lentos, muy pesados. Las tecnologías evolucionan a tal velocidad que se quedan muy atrás. Los PAU de Madrid, como Carabanchel o Sanchinarro, no han respetado elementos tan importantes como la topografía, las orientaciones no son las adecuadas, son grandes avenidas que implican una ciudad vacía. La sensación al pasar por un PAU es que no vive nadie».

El desarrollo tecnológico resulta inevitable en el día a día de los grandes núcleos de población. ¿Pero cómo se combina con la sostenibilidad? Daniel González Botello, director del Clúster Smart City, explica que «la inteligencia de la ciudad debe medirse no solamente de forma exclusivamente tecnológica». «También influyen las maneras de organizarse, la ordenación, la utilización de recursos naturales, la disposición de medios y las políticas que marcan lo que se permite y fomenta», apunta.

La Alhambra en tiempos de la dominación musulmana es un ejemplo, reflexiona el director del Clúster: «Era un espacio inteligente cuando se construyó porque utilizaba la naturaleza de forma que el rigor de los calores en verano se transformara en un entorno fresco y agradable. Obviamente son los lujos de un rey, pero se trata de que aprovecharon la 'tecnología' de la información, la del agua a la sombra y la naturaleza, no había sensores ni cables».

La innovación debe hacer más fácil la vida de las personas, según González: «Gracias al 'big data' podemos realizar análisis más profundos y eficientes, trazar algoritmos que predicen el tráfico en función de variables que se observan y proyectan cómo va a ser, lo que permite tomar decisiones. Pero en el fondo también conviven con maneras de organizarse, conceptos de aplicación y de ordenación. Y esos son tan importantes o más que la propia tecnología».

Inteligencia y ecología son conceptos que se prestan a la combinación. «La sostenibilidad medioambiental –relata– es una parte irrenunciable de la ciudad inteligente. Está demostrado que un entorno natural favorece la moderación de la temperatura. Eso lleva a menos contaminación, que impacta en los niveles de salud, incluso en lo referido a gasto sanitario público. La salud es uno de los indicadores más potentes de la inteligencia y el atractivo de una ciudad».

Ampliación urbana

Los nuevos desarrollos urbanísticos pueden contribuir a un cambio de paradigma. Madrid, por ejemplo, afronta una expansión histórica con la construcción de más de 130.000 viviendas durante los próximos años con el principal objetivo de ofrecer soluciones al aumento demográfico y facilitar el acceso a la vivienda.

Uno de estos focos de crecimiento como solución para la falta de vivienda asequible corresponde a la denominada Estrategia del Sureste, de la que forman parte Valdecarros, Berrocales, Los Ahijones, Los Cerros y El Cañaveral. Valdecarros será el mayor de los barrios de esta zona, con la construcción de 51.656 viviendas, el 55% de ellas con algún tipo de protección.

«Valdecarros va a suponer –confirma Luis Roca de Togores, presidente de su Junta de Compensación– un punto de inflexión radical en Madrid: va a ser la pieza que permitirá mejorar significativamente la accesibilidad de la vivienda, será un ejemplo de movilidad sostenible y contribuirá clarísimamente a una estructura urbana que acerque dotaciones y servicios a las viviendas de los vecinos».

Las cifras de Valdecarros muestran la dimensión del crecimiento: 19 millones de metros cuadrados en total, con 7 millones de zonas verdes; la población alcanzará las 150.000 personas; las obras generarán 480.000 puestos de trabajo, después 70.000 empleos directos en el barrio; y más de 462.000 metros cuadrados de comercio, con 175.000 metros cuadrados a pie de calle. «Es el gran desarrollo de Madrid de los próximos 20 años», sostiene Roca de Togores.

Madrid, con nuevos desarrollos urbanos como Valdecarros, puede liderar la transformación

La movilidad es uno de los factores que determinan este desarrollo urbanístico. «Los servicios básicos –expresa– van a estar absolutamente a mano. Tenemos una estructura de movilidad en el conjunto de la ciudad y en el conjunto de la región porque estamos tremendamente bien conectados por autopistas como M-31, M-45 o carretera de Valencia. Lo que al final se trata es de que la gente ejercite su propia libertad y se mueva en las distancias que consideren».

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