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El espacio aéreo español empieza a desentumecerse

Pasajeros que permanecen «tirados» denuncian que las compañías no están reubicando a todos sus clientes

EFE

MONCHO VELOSO

El cielo español comenzó a desperezarse ayer bien temprano. Hacia las nueve de la mañana, los aeropuertos españoles operaban ya con progresiva normalidad. Pero todavía eran diagnosticables los síntomas de la resaca dejada por el «chantaje» total de los controladores aéreos, que desde el viernes obligó a cancelar más de 5.500 vuelos e impidió a más de 885.000 peronas, según estimación a las 19:00 horas, disfrutar de sus vacaciones. Retrasos en las salidas y despegues de los vuelos, largas colas en los mostradores de facturación y el malestar de algunos pasajeros que no fueron recolocados en otros vuelos.

Ayer, el madrugón, fue generalizado. Los controladores que se tenían que incorporar a sus puestos de trabajo a las ocho de la mañana lo hicieron, según el Ministerio de Defensa, «con normalidad». En concreto, 286 de los 296 operarios esperados para esa hora estaban ya en las torres de control. Las ausencias, según el Gobierno, estaban convenientemente justificadas. En cualquier caso, 200 efectivos militares permanecían desplegados en las 43 dependencias de todo el territorio nacional para supervisar las tareas de esos trabajadores.

Una hora más tarde, las aerolíneas ya habían operado 207 vuelos de los 4.060 programados para todo el domingo. Las cancelaciones, según AENA, ascendían a esa hora a 101 vuelos. Su supresión, según el gestor aeroportuario, no se debió a problemas en las torres sino a «la reestructuración y reorganización» de los vuelos llevadas a cabo por las propias compañías aéreas a raíz de las cancelaciones de los días anteriores.

«Es un proceso técnicamente muy complicado», aseguran desde la Asociación de Compañías Españolas de Transporte Aéreo (Aceta), que incluye hacer regresas a los aeropuertos españoles los aviones que las aerolíneas tienen desperdigados por el mundo y que no han podido entrar en España entre el viernes y el sábado. Pero también hacer cuentas de la tripulación disponible para empezar a atender los vuelos. «En estos casos no suele existir mucho problema, porque los propios empleados se ofrecen sin pedírselo», asegura la patronal.

Encaje de bolillos

Y, luego, queda volver a componer la parrilla de horarios de aterrizajes y despegues y reubicar a aquellos viajeros que se han quedado en tierra durante el paro de los controladores. A las seis de la tarde, las compañías aéreas consultadas todavía tenían a todo su equipo humano volcado en una tarea que supone un auténtico encaje de bolillos: intentar dar salida a sus clientes afectados que continúan «atrapados» en los aeropuertos por la «huelga».

Ningún pasajero quería quedarse ayer sin plaza y desde bien temprano se vio mucho movimiento en los aeropuertos del país. Todos querían salir en el primer avión disponible. Por ese motivo se formaron filas más largas de lo habitual en los mostradores de facturación. Las de Air Europa o Easyjet, por ejemplo, se extendían ayer a mediodía a lo largo de los pasillos de la terminal 1 de Barajas.

Eso no evitó que algunos pasajeros permaneciesen «tirados» ayer en los aeropuertos. Usuarios que esperan esas recolocaciones y consultados por este diario aseguraban ayer en el aeródromo madrileño que no todas las compañías estaban llevándolas a cabo. En la termina 1 de Barajas permanecía a mediodía de ayer una treintena de viajeros que tenía que volar el viernes hacia Punta Cana. Iberworld canceló sus vuelos debido al paro de los controladores e informó por escrito a sus clientes de que les devolvería el importe de sus billetes. Ellos se niegan y siguen reclamando su plaza, e incluso creen que la aerolínea vendió asientos en vuelos «adicionales» que habrían partido el sábado, tras la reapertura del espacio aéreo. En El Prat, un centenar de colombianos con destino Bogotá está en la misma situación; su compañía, Avianca, no les ofrece alternativa alguna.

Normalidad en las torres

Como fuere, a las dos de la tarde de ayer, el balance de AENA decía que hasta ese momento los aeropuertos españoles habían operado ya 1.241 vuelos y que las aerolíneas habían cancelado un total de 120 vuelos. Así, Eurocontrol, el responsable europeo de navegación aérea, hablaba de «buen estado en general». A pesar de que los vuelos cancelados eran pocos, sí se produjeron numerosos retrasos. «Debido a la congestión aérea, pero todos están saliendo», informaba Air Europa a través de Twitter.

Según avanza la tarde, en las torres de control tampoco pasa nada extraño: de los 265 controladores esperados para el turno, están presentes 255. Faltan solo 10. Las compañías y los aeropuertos siguen recuperando, poco a poco, su ritmo habitual. La normalidad, aye, eran más de 2.500 vuelos operados y 165 cancelados.

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