El negocio del vapeo se diluye entre las dudas sanitarias y la regulación
La intención del gobierno de equiparar su fiscalidad a la del tabaco y de limitar la venta a estancos condena a las pequeñas especializadas y frena el proceso de reinvención de las grandes tabaqueras
![Los cigarrillos electrónicos movieron más de 35.000 millones de euros en el mundo en 2020](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/02/24/vapeo-RJhPOkSlo2T45yiXF0KGS4I-1200x840@abc.jpg)
Están cada vez más presentes en nuestro día a día. Los hay con o sin nicotina, de aromas variados y algunos hasta tienen luces que brillan en la oscuridad. Desde que irrumpieron en nuestras vidas, los cigarrillos electrónicos se han consolidado como una de las principales alternativas al tabaco de combustión ... . El esfuerzo de los Gobiernos para luchar contra el tabaquismo y la mayor concienciación social sobre sus secuelas sobre el organismo han surtido efecto, como revelan los datos de la OMS. En el 2000 el 32,7% de la población mundial mayor de 15 años fumaba; en 2020 lo hacía el 22,3% se prevé que el porcentaje baje al 20,4% en 2025. Este escenario ha propiciado la aparición de pequeños fabricantes dispuestos a hincar el diente al suculento pastel de los 'vapers', al tiempo que los gigantes de la industria han lanzado sus propios productos.
La falta de cifras oficiales impide el conocimiento detallado de este mercado, pero, como recoge el informe 'Revisión sobre la fiscalidad del cigarrillo electrónico: Regulación europea y posibles escenarios para España', publicado por el Ministerio de Sanidad, una estimación a nivel global que genera suficiente consenso es que el negocio en torno al vapeo superó los 35.000 millones de euros en 2020. «La distribución por países es muy desigual, siendo Estados Unidos, Reino Unido, Italia o Francia los que presentan un mayor volumen de consumo», reza el documento.
Aunque con cierto retraso respecto a los líderes, España no es ajena a la fiebre por estos dispositivos. Imperial Brands, por ejemplo, lanzó aquí su cigarrillo electrónico en 2018. En ese momento, y con datos de ECigIntelligence, en nuestro país vapeaban 400.000 personas. En 2022, último año con datos anuales, el número de vapeadores era de 550.000. «Estas cifras ponen de manifiesto que el vapeo ha ido ganando adeptos con los años. Sin embargo, aún estamos muy lejos de las cifras de Francia o Reino Unido, donde el número de personas que vapean a cierre de 2022 era de 2.900.000 y 4.300.000, respectivamente», apuntan desde la firma.
Desde la tabaquera Philip Morris explican que la inserción en el mercado español de las alternativas libres de humo en general –cigarrillos electrónicos y dispositivos de calentamiento de tabaco– es muy reciente y se encuentra aún en fase inicial, ya que «se trata de un sector innovador que convive con un fuerte desconocimiento y una desinformación generalizada de la población acerca de lo que son estas alternativas y la ciencia que hay detrás». Es por ello que consideran que no se puede comparar el caso español al de otros países de nuestro alrededor, como el de Reino Unido, donde las propias autoridades públicas apoyan el uso de los cigarrillos electrónicos como herramienta complementaria a sus políticas de prevención y cesación para aquellos fumadores que de otra forma continuarían consumiendo cigarrillos.
El Ministerio de Sanidad español estima que acumulamos casi un millón de vapeadores con un volumen de negocio que podría haber superado los 100 millones de euros en 2020, un ejercicio marcado por las restricciones pandémicas. Sin embargo, el estudio 'El sector del vapeo en España y su impacto económico', de la Fundación Civismo, ya elevaba la facturación a casi 190 millones de euros en 2019, a partir de los datos de ECigIntelligence. Según cálculos de la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo (UPEV), que tiene en cuenta los productos del vapeo del sector independiente, de modo que excluye los del sector del tabaco y no mide la facturación de los estancos, los cigarrillos electrónicos han incrementado sus ingresos un 137,5% desde 2014 hasta 2022, pasando de 40 a 95 millones de euros. Si se analizan los dos últimos cursos, el repunte fue del 35,7%.
El crecimiento del sector ha sido incuestionable, aunque también ha sufrido reveses recientes. A finales de mayo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, firmó un decreto que prohíbe la circulación y comercialización de estos artículos. En España, un informe del Ministerio de Sanidad fechado en 2022 señala que existen cada vez más estudios que reflejan, de forma clara, los efectos perjudiciales para la salud ocasionados por el consumo de los cigarrillos electrónicos, «por lo que no se encuentra justificado su uso como estrategia de reducción de riesgo ante el tabaco». El documento añade que su eficacia como ayuda para dejar de fumar no ha sido demostrada.
Al cuestionamiento sanitario se suma, en el caso español, la incertidumbre generada por el anteproyecto de ley del mercado de tabacos, presentado el pasado mes de mayo por el Ministerio de Hacienda, que ha levantado ampollas en los fabricantes, distribuidores y minoristas del cigarrillo electrónico y sus componentes porque sugiere la equiparación de su fiscalidad a la de los pitillos de toda la vida, así como la limitación de su venta a los estancos en un plazo de cinco años (hasta ahora pueden adquirirse en cualquier establecimiento).
La patronal rechaza la medida al entender que atenta contra la libre competencia, un extremo sobre el que ya advirtió la CNMC. «El anteproyecto extiende el monopolio a los productos relacionados con el tabaco. Desde la óptica de los principios de buena regulación, la CNMC recomienda que se replantee el monopolio en ambos casos y que se evalúen instrumentos de intervención alternativos», expresó el organismo en un comunicado.
Desde Philips Morris defienden que la extensión del monopolio a los dispositivos suprimirá la competencia de un mercado naciente e innovador, que genera puestos de trabajo, «sin que exista justificación basada en el interés general». Recuerdan que España es el único país de nuestro entorno que ha propuesto semejante medida. «Equiparar en su comercialización minorista las nuevas alternativas al tabaco convencional elimina toda oportunidad de comunicar a los fumadores adultos las diferencias existentes entre las distintas categorías, y nos hará alejarnos de la oportunidad que representan las alternativas sin humo en términos de salud pública para los fumadores adultos que vayan a seguir con el hábito», subrayan desde la compañía.
Ribes pone el foco en el golpe económico que traerá consigo la propuesta si finalmente sale adelante. «La consecuencia está clara: 465 empresas cerrarán y 3.200 familias se quedarán sin trabajo», asegura en conversación con este periódico. Del total de compañías que contabiliza la patronal, 450 son tiendas especializadas y el resto, fabricantes y distribuidores.
El argumento esgrimido por el departamento que dirige María Jesús Montero para que los cigarrillos electrónicos se vendan en las mismas condiciones que el tabaco es la protección de los menores. El 44,3% de los estudiantes de 14 a 18 años los ha consumido alguna vez en la vida, de acuerdo a la Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes) 2021, del Ministerio de Sanidad, cuya muestra es de 22.321 alumnos. En cuanto al tabaco, dicha fuente revela que el 38,2% de los jóvenes lo ha fumado alguna vez.
El presidente de la patronal cree que lo planteado en el anteproyecto no atajará el problema. A día de hoy, a pesar de que la venta de tabaco solo puede realizarse en los estancos y en los establecimientos autorizados como Punto de Venta con Recargo (tiendas de conveniencia ubicadas en estaciones de servicio, bares, hoteles…), el 30,7% de los alumnos de 14 a 18 años reconoce su consumo en el último año y el 23,9% en los últimos treinta días frente al 22,8% y 8,1% respectivamente en el caso de los cigarrillos electrónicos, según Estudes.
Desde la patronal señalan también que equiparar la fiscalidad cuando son productos diferentes «no tiene sentido» y que trasladar la venta de los 'vapers' a los estancos «sigue siendo un monopolio en beneficio de las grandes multinacionales del tabaco, que son las que les proveen de producto».
Perspectivas a futuro
¿Qué rumbo tomará el sector en este contexto? «Se prevé que los ingresos se mantengan estables. Sin embargo, es difícil saberlo con certeza dada la incertidumbre legislativa y regulatoria que amenaza con el cierre de las empresas. Si nada de esto ocurriera, el sector podría crecer un 30%, ya que se observa cómo su patrón de evolución es sostenible y moderado en el tiempo», dice Ribes (UPEV).
Desde Imperial Brands afirman que los 'vapers' «han demostrado que no son una simple moda», sino que «llegaron para quedarse». En España, prosiguen, «ya hay muchos fumadores que han reducido o abandonado el tabaco convencional por el vapeo y esta tendencia continuará en los próximos años». En concreto, según el último estudio de Edades, cerca del 45% de los usuarios de cigarrillos electrónicos los usan como sustitutivo del tabaco.
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Por su parte, en Philip Morris están convencidos de que las alternativas libres de combustión tienen un gran recorrido por delante. «Creemos que juegan un rol fundamental para conseguir que el cigarrillo desaparezca en un plazo de 10-15 años en muchos países». La compañía tabaquera lleva apostando cerca de dos décadas y más de 10,5 mil millones de dólares en investigación y desarrollo de las alternativas libres de combustión con el propósito de alcanzar un futuro libre de humo lo antes posible.
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