La misión casi imposible de atraer el talento digital a la administración
Más allá de la cuestión salarial, la escasa flexibilidad y el modelo de carrera frustran la atracción de los profesionales especializados
![La misión casi imposible de atraer el talento digital a la administración](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2022/09/16/talentodigital-RdcpVkb367NRHSOkA6xuHLI-1240x768@abc.jpg)
Trabajar en el sector público resulta poco atractivo para el talento digital. No se trata solo de una cuestión económica, aunque también influye, sino que son dos mundos que por ahora van en caminos paralelos. Hablar de digitalización es hablar de tecnología, innovación, cambio constante. A los profesionales de esta área se les pide estar actualizados para no perder competitividad en un mercado exigente. El mundo de la administración pública lleva su propio ritmo, condicionada por presupuestos de los que no se pueden salir y resultados que deben justificar las inversiones.
«Los nuevos modelos de organización digital tienden a la transversalidad y a la aproximación multidisciplinar al negocio. En esos entornos, la digitalización lo impregna todo. Sin embargo, en las administraciones, el modelo de organización es fundamentalmente vertical y especializado, por lo que no resulta fácil incorporar capacidades transversales», reflexiona Alberto Zamora, ejecutivo general de Accenture en España, Portugal e Israel y responsable de Sanidad y Sector Público. Consciente de la dificultad de hacer un diagnóstico aplicable a todos los ámbitos de la administración, Zamora se fija especialmente en la Administración General del Estado al afirmar que una de las causas de la falta de talento digital en el sector público es la propia demografía de la administración. «Con una edad media que supera los 50 años y unas tasas de reposición de persona hasta ahora contenidas, es normal que algunas de las competencias digitales más sofisticadas todavía no se hayan incorporado al conjunto de las administraciones».
Desde la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial recuerdan que la administración está apostando por la innovación, el sector TIC y la digitalización siendo una de las prioridades del Gobierno. «De ahí que se esté trabajando en un programa de atracción y retención de talento para perfiles especializados TIC que puedan llevar a cabo proyectos de innovación digital que generen nuevas líneas de negocio o mejoren la productividad y/o calidad de los productos y servicios del ámbito empresarial principalmente». Hay una clara convicción de que contar con profesionales especialistas en TIC permitirá avanzar en el camino de la modernización de la Administración.
Observando las ofertas de empleo en el sector privado vemos la necesidad de personal cualificado en el mundo informático y la carrera de programador se considera una de las salidas con más futuro. Ante esta realidad, ¿puede entonces competir en precio el sector público? «La compensación económica es un factor muy importante, y los sueldos de la administración no resultan competitivos para perfiles directivos y cualificados, aunque sí lo son para perfiles medios y nuevas incorporaciones», explica el director general de la consultora. Sin embargo, otros aspectos como la flexibilidad y el modelo de carrera «juegan un papel igualmente importante», añade. A su entender, la Administración tiene que contar con que muchos de sus empleados buscan el empleo público porque les ofrece la posibilidad de contribuir a la mejora de las condiciones de vida de sus conciudadanos, «pero no puede frustrarlos privándolos de expectativas de evolución de carrera y de flexibilidad laboral y profesional».
Frustración
Precisamente frustración es lo que muchos programadores han sentido al trabajar en proyectos de digitalización del sector público. «Hay diferencia entre lo que se usa en la administración pública y en una empresa que trabaja siempre con la última generación. En el sector público hay sistemas que se deben mantener, tienen una herencia por detrás. Hay evolución, pero no actualización y eso se debe a que las inversiones que se hacen son cortas y dependen de diversos factores», cuenta Nacho Cougil, ingeniero principal de software en Dynatrace. Es uno de los organizadores de BCNConf, el mayor congreso de programación informática de España, que el próximo año pasará a llamarse DevBCN.
Como programador, ha trabajado en diversos proyectos con la administración, siempre a través del sector privado, lo que le ha permitido observar los problemas que existen para atraer talento. Para empezar, en la mayoría de los casos un programador tiene un perfil de persona inquieta, «el mercado nos exige reciclarnos, conocer la última versión» y la administración carece de esa capacidad de innovación y tecnología de última generación por lo que «es difícil que los jóvenes entren». Hay quien busque una posición cómoda y segura, pero tiene un riesgo, «puedes quedarte anclado en cosas antiguas, si quieres cambiarte, no conoces las novedades».
Otro de los problemas que encuentra es el del modelo de licitación en la empresa pública española, donde el punto económico es determinante. «Actuar así puede ser incorrecto porque a veces el producto desarrollado no tiene continuidad, no evoluciona y los que vienen después no pueden seguir por el mismo camino». Cougil es consciente que en la administración hace falta que los servicios funcionen y que la inversión dure en el tiempo porque se trata de proyectos muy costosos. Pero cree que a la hora de tomar decisiones para saber qué camino seguir «faltan profesionales que tengan el conocimiento al respecto». Lo habitual es externalizar proyectos, ya que no hay personal suficiente para llevar a cabo los mismos y en este punto vuelve a verse una brecha «entre lo que se pide a lo que se hace».
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Y sí, el factor económico tiene su peso porque «las empresas internacionales están a otro nivel. Ahora no es difícil encontrar gente que trabaje para firmas americanas por 80.000-90.000 euros anuales, sueldos que la administración no puede pagar». Ser funcionario ofrece otros beneficios, «como tranquilidad y horarios, valores que se pueden apreciar». Sin embargo, la propia dinámica de un programador no encaja en esta concepción del trabajo, «en seis meses ya tenemos que aprender otra cosa».
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