con permiso
Sánchez, los empresarios y el cuento de Caperucita Roja
Con la misma cara de «aquí no ha pasado nada» con la que sigue sin decir ni pío sobre su pacto oculto con los separatista, el presidente se presentaba ante los responsables de crear empleo y riqueza para hablarles de seguridad jurídica y defensa de los valores nacionales. ¡Que le pregunten a Ferrovial y a Nicolás Redondo cómo acaba el cuento!
Sánchez y las mil y una noches empresariales (10-09-2023)
![Garamendi y Sánchez, el viernes en la sede de la CEOE](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/09/16/DAMBin_20230916173423-R25wcvKbj8Mcv2Fk3zTByvM-1200x840@abc.jpg)
Pedro Sánchez se sacudió el Covid y como si nada se plantó en la sede de la CEOE el viernes con cara de no haber roto nunca un plato y entre risotadas. Otro de sus cambios de opinión, esta vez a cuenta de los ... empresarios: ¿quién dijo que eran oscuros personajes, con puro y chistera, que conspiran contra él? Pelillos a la mar. Necesita su silencio, como hasta ahora, para continuar con su plan de amnistía y trágalas variopintos. Y ahí estaba Garamendi, el patrón de patrones, para recibirle, convertido en «querido Antonio» para la ocasión.
Como dónde no hay honor no hay dolor, Sánchez ni se inmutó en su interpretación para todos los públicos de la progrez de 'El presidente pródigo vuelve a la casa del empresariado patrio'. Eligió el jefe en funciones un foro dedicado a la resiliencia para reaparecer junto a la CEOE –un entorno que ni pintado– y mostrar la mejor de sus sonrisas en un convenientemente actualizado cuento de 'Caperucita Roja'. «Presidente, qué orejas tan grandes tienes. Son para oírte mejor. Y qué ojos tan grandes tienes. Son para verte mejor, querido Antonio. Pero, Pedro, que boca tan grande tienes…». Así, dispuesto a zamparse a los patrones se presentó Pedro con gesto de cordero degollado y los colmillos debajo de una gruesa capa de cinismo y amnesia, que suena a amnistía quizás porque ambas llevan mucho de desmemoria.
Ninguno de los grandes patrones quiso hacer acto de presencia en un foro que hace unos meses habría acumulado aplaudidores de primera división, de esos de «has estado cumbre presidente«. Nadie. Ni uno se dejó ver por los cuarteles centrales de la CEOE, que luego todo se sabe. Llamadas telefónicas de disculpa y apoyo, algunas. Para eso estaba Garamendi. Para recibirle, quién si no. Le tocaba por cargo. Quizás el presi acudió para comprobar por sí mismo que no acostumbran a ir con chistera ni a celebrar sus reuniones haciendo aureolas con el humo de sus puros. A cambio de escuchar tres o cuatro reivindicaciones de carrerilla, como Mercosur y la reindustrialización de Europa, el presidente en funciones mostró su perfil conciliador y lució su más curtida piel de cordero para que precisamente en Europa vean que es buena gente y que todo lo que se dice de él son infamias de esos golpistas de la derecha que solo buscan crispar a las familias de clase media y trabajadora.
En verdad, todo eso y mucho más le importa una higa, pero éste es un momento crítico para su proyecto de gobernabilidad y necesita coartadas para presentarse ante la opinión pública como la abuelita del cuento, que ya habrá después tiempo para hincarle el diente a unos y otros y mostrar su verdadera naturaleza depredadora de las instituciones.
Con la misma cara de «aquí no ha pasado nada» con la que sigue sin decir ni pío sobre su pacto oculto con los separatistas para romper España y la entrega de una ley de amnistía, se presenta ahora ante los responsables de crear empleo y riqueza para hablarles de seguridad jurídica y defensa de los valores y símbolos nacionales. Y con la misma y un par defiende la entrada de dinero saudí en el Ibex con la autonomía nacional y el fortalecimiento de nuestras compañías bandera. Sopla y sorbe a la vez pensando que ya vendrá luego su conocido equipo nacional de peloteo sincronizado para envolverlo con titulares rimbombantes, gramática parda y papel de concordia. Todo sea por camelarse al personal y que parezca un candidato confiable y aceptable.
El único plan es el de hacerse con la presidencia del Gobierno cueste lo que cueste y caiga quien caiga, empresas y empresarios incluidos, por mucho que a algunos les cueste creerlos y se consideren colegones. Para el lobo todos los demás son corderos. A ver si se enteran.
Ya ven el panorama económico para las familias: el precio de los combustibles más caro que cuando la vice económica, Nadia Calviño, hacía el paripé de subvencionarlo con veinte céntimos; el aceite de oliva que pronto cotizará en barril de Brent extra virgen, y los tipos que han hecho de las hipotecas una soga en la garganta para miles y miles de familias. Y mejor no les hablo de la pequeña y mediana empresa ni de los autónomos, abandonados a su suerte. Bueno, sí, queda dicho. Y es que con Sánchez candidato al Oscar a la mejor interpretación de progreso y conciliación en cuerpo y alma; con Calviño entre el BEI y el 'Bye Bye'; la vice Yolanda Díaz de embajadora de prófugos de la Justicia; y Patri López al frente del Área de astracanadas y cuñadismos gubernamentales, no se me ocurre por qué iban a estar intranquilos los empresarios. ¿Qué podría salir mal? El lobo ya se ha colado en las casas, deambula vestido de abuelita y ve todo lo que tiene a su alcance, grandes compañías incluidas, como un apetitoso bocado. ¡Que le pregunten a Ferrovial y a Nicolás Redondo cómo acaba el cuento!
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