El adiós a Goiri en Caixabank: Un movimiento de ajedrez para salvar la gran partida

El resultado es un hombre de la casa, al que nadie podrá cuestionar su procedencia ni su hoja de servicios para el mundo del jefe, Isidro Fainé. Y, como guinda, si alguien duda del propósito se le señala el nuevo plan estratégico de Caixabank que calienta motores y será presentado en un par de semanas.

Todo parece lógico y eso es lo más efectivo de la jugada, porque está muy bien construida. Nunca podría haberse completado sin la buena disposición del aún presidente de la entidad financiera hasta arrancar el próximo año, José Ignacio Goirigolzarri, que se marcha sin una mala cara y probablemente pensando que en el pecado irá la penitencia. Se va por la puerta grande, por la que entró, y con la tranquilidad de cerrar un ciclo con el trabajo bien hecho. Para qué alargar el cargo si está todo el 'pescao' vendido. Al final, digamos, una muerte anunciada desde el mismo momento de su llegada. Ni es uno de los suyos, ni Europa le compra seguir con poderes ejecutivos.

Le sustituye un hombre menos ejecutivo, curtido en el mundo del seguro, pero siempre desde las entrañas del mundo Caixa. Tomás Muniesa, un nuevo presi para 'asegurar' que la subida de la marea corporativa que se avecina en España con el ciclo político actual no coja sin bañador a La Caixa y a su Fundación, donde ninguno ha llegado donde está por casualidad ni sin saber descifrar los códigos de posicionamiento público.

En ajedrez la amenaza de una jugada es más fuerte que su ejecución. Para ganar es preciso conocer la naturaleza humana y comprender la psicología del contrario, porque luchan personas y no figuras.