El negocio del fraude alimentario y el menú tecnológico para combatirlo
Una actividad delictiva que deja pérdidas de entre 8.000 y 12.000 millones al año en la UE
Los pastos aún no son verdes para la ganadería ecológica
¿Sabemos lo que comemos? El simple gesto de llevarnos un tenedor con comida a la boca implica un contrato de confianza del consumidor con el productor. No obstante, ¿lo que llega a la mesa es realmente lo que se dice que es ... ? En la memoria de muchos queda el caso sonado en 2013 de la carne de vacuno que realmente era de caballo. Un caso que se llamó el 'Horsegate', y que hizo que se reforzaran las medidas de control. Y el ejemplo más reciente es el que ha ocurrido en Extremadura con un aceite de oliva etiquetado como virgen extra, cuando en realidad era aceite de menor calidad, que incluía una variedad no apta para el consumo. Son actos intencionales que engañan al consumidor infringiendo la legislación alimentaria de la UE y sólo buscan un fin, el económico.
![Imagen - El negocio del fraude alimentario es más lucrativo que el de la droga y hay auténticas bandas criminales](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/03/17/ghjxj-U75080671587VzX-170x170@abc.jpg)
El negocio del fraude alimentario es más lucrativo que el de la droga y hay auténticas bandas criminales
Hay todo un negocio en el fraude alimentario del que forman parte desde estafadores profesionales hasta miembros de la mafia italiana. Y esta estafa tiene un coste para el sector agroalimentario que la UE estima está entre los 8.000 y los 12.000 millones de euros al año, y a nivel global se cuantifica en 40.000 millones. Un mecanismo que socava la imagen del sector. De lo que hablamos son de auténticas bandas criminales que emprenden, motivadas por cifras suculentas, lo que en algunos casos puede poner en riesgo la salud del comprador.
![Imagen - España es el país comunitario con más fraude alimentario, seguido de Italia y Países Bajos](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/03/17/wefresgs-U15765535321vSu-170x170@abc.jpg)
España es el país comunitario con más fraude alimentario, seguido de Italia y Países Bajos
EIT Food
Organización no gubernamental que cuenta con el apoyo de la UE
Miel diluida, aceitunas que habían sido pintadas con soluciones de sulfato de cobre para realzar su color, atún podrido, licor adulterado con metanol o un etiquetado incorrecto sobre alérgenos. Una larga lista y una trampa que se ha visto acrecentada por la venta en línea de productos alimenticios y la globalización con grandes cadenas de suministros, difíciles de controlar.
EIT Food, una organización no gubernamental que cuenta con el apoyo de la UE, revelaba en 2022 que España era el país comunitario con más fraude alimentario, seguido de Italia y Países Bajos. Mientras que según los últimos datos de Knowledge Center for Food Fraud and Quality, el país con más incidencia del fraude alimentario es Italia y España está en el puesto 11 de fraude alimentario. Todo ello expone la importancia de medios que pongan freno a estos actos. Y en esta batalla por la autenticidad la tecnología se ha puesto al día con el único fin de que no terminen dándonos gato por liebre.
Cristina Garrido, responsable de seguridad alimentaria en el CNTA (Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria), explica que las técnicas de fraude consisten en sustituir una sustancia de alto valor por una más barata. «Puedes diluir, agua en vino. Hacer fraudes asociados a la identificación del producto, decir que unos espárragos son de Navarra, cuando en realidad son chilenos. Y lo más común es reintroducir en el mercado productos que habían sido excluidos por algún motivo sanitario o legal, lo que se conoce como mercado negro y contrabando, y también puedes falsificar directamente la documentación», explica.
Los principales sectores afectados son los del pescado, productos cárnicos, aceites, bebidas alcohólicas, especias, miel, productos lácteos o suplementos vitamínicos. Pollos o carnes a los que han inyectado agua para que pesen más, especias con colorantes no autorizados como cromato de plomo o leche adulterada con detergente.
Imanes del engaño
Los productos más importantes por precio o calidad o los ampliamente distribuidos son imanes para los falsificadores, porque es donde pueden obtener mayor retribución. Alba Tres, investigadora del campus de la Alimentación de la Universidad de Barcelona, añade el caso de los productos ecológicos, «el consumidor no es capaz de distinguir un huevo ecológico de uno que no lo es, y termina pagando más».
Así, solo en el mercado del vino y de las bebidas alcohólicas en España, las falsificaciones han ascendido a más de 400 millones de euros, según los datos publicados por la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE. Y a nivel europeo, el oro líquido del aceite, que supone un mercado europeo de 3.000 millones de euros, sufre pérdidas por fraude que se estiman en 1.500 millones en Europa, y de unos 660 millones en España.
Pilar Faustino, consultora en seguridad alimentaria de Segal Food Safety, apunta que en momentos económicos difíciles se agudiza el fraude. Y menciona que un país que sale repetidamente en la lista es India, y explica que el que España esté en primer lugar en el ranking de fraude puede deberse no necesariamente a que se produzcan más casos, sino a que se denuncia más o a que contamos con más armas para detectarlos.
De ahí, que afinar en la trazabilidad digital es algo en lo que se invierte activamente, con pruebas digitales a medida que los productos se desplazan por la cadena de suministro, clarificando por qué manos pasan. Las empresas y no solo los consumidores pueden ser víctimas de este engaño por un intermediario que pone en riesgo su reputación.
Denominación de origen
Vicente Rodríguez Fuentes, abogado especializado en derecho alimentario, matiza que se pueden establecer distintas categorías de fraude alimentario, y añade que < Muchas veces se sanciona como fraude alimentario lo que pueden ser discrepancias de calidad que pueden no deberse a una intencionalidad. La mayor parte de las sanciones son monetarias y varían en función de la comunidad autónoma.
Y establece que mención aparte merece la denominación de origen. Es una figura de calidad muy vigilada porque está vinculada a un nombre de un lugar, por eso tiene una superprotección. La denominación de origen protege no solo el uso indebido, sino la imitación o la evocación, en fin, algo que te dé a entender, que pueda hacer pensar a una persona que el producto está protegido por la denominación cuando no lo está.
Del campo al plato
Por eso, la tecnología de IBM Food Trust se ha aliado con el grupo alimentario Nestlé para aumentar la transparencia usando blockchain para la marca de café Zoégas, certificada por Rainforest Alliance. Escaneando el código QR, el consumidor del envase puede seguir el café desde las zonas de cultivo hasta la fábrica donde se tuestan los granos.
Y desde 2016, el gigante de la alimentación, Walmart empezó a trabajar con IBM para hacer un seguimiento de la carne de cerdo en China que pasaba por sus tiendas. Gracias a ella el tiempo necesario para rastrear la cadena de suministro pasó de 26 horas a unos segundos. En España también tenemos la startup Trazable, que utiliza tecnología blockchain, con el objetivo de digitalizar los departamentos de calidad de empresas alimentarias y conseguir el mejor seguimiento del campo a la mesa.
Además EIT Food detalla que las empresas que cumplen la ley se ven expuestas a una competencia desleal con rivales sin escrúpulos que abaratan sus procesos. Los casos notificados de sospecha de fraude alimentario en los Estados miembros de la UE aumentaron un 85 % entre 2016 y 2019, y siguieron creciendo con la pandemia y con el auge de la venta en línea de productos alimenticios.
Garrido, de la CNTA, apunta que en un intento por reducir las cifras, Europol e Interpol coordinan anualmente la operación Opson para combatir el tráfico de alimentos y bebidas falsificados. En solo seis meses del 2022 las autoridades incautaron 27.000 toneladas de alimentos falsos. Y 15 millones de litros de bebidas falsas. Y la Guardia Civil española desmantelaba recientemente una red criminal que vendía gardenia modificada molecularmente como azafrán de la Mancha, un producto realmente caro y un acto que pone entre las cuerdas a las denominaciones de origen.
Para eso Sicpa, una multinacional suiza en España cuenta con seguridad digital para acabar con esta lacra mediante QR materiales, con textura o tinta, y digitales, verificables con programas concretos. Y también cuentan con sistemas antifraude QR colocados en el precinto de los corchos de las botellas.
La IA es la otra herramienta que a futuro será de gran ayuda. Uno de los trabajos más ambiciosos es el proyecto SafeFood, del centro tecnológico Ainia que pretende construir una base de datos capaz de acabar con el engaño alimentario, para ello ha contado con la colaboración de empresas de Valencia. Y será capaz de crear modelos predictivos de riesgos potenciales para la seguridad alimentaria.
María José Sáez, responsable de Nuevas Aplicaciones Analíticas del CNTA, señala que uno de los proyectos de CNTA es Surefish, que combina la imagen hiperespectral, blockchain e IA para armonizar métodos de control, verificar el origen del pescado o su frescura. Lo que permitirá detectar fraudes como el del atún rojo congelado que se vende como fresco. O la comercialización como anchoa del Cantábrico de una especie que realmente viene del Mediterráneo.
Además, CNTA ha trabajado en Sensolive_OIL para desarrollar una herramienta analítica que permita objetivar la categorización de aceites de oliva entre 'virgen extra', 'virgen' y 'lampante', dando con los impostores.
Espías alimentarios
En el Reino Unido cuentan desde hace aós con una unidad policial dedicada al fraude alimentario y en EE.UU. Mitchell Weinberg creó la empresa Inscatech, una red mundial de espías alimentarios que buscan indicios de fraude. Y la empresa canadiense Lifescanner desarrolló pruebas genéticas para que los consumidores puedan comprobar la calidad de los alimentos que consumen.
Además, el CNTA creó Nulab, una startup enfocada a identificar en tiempo real la calidad de productos cárnicos, vegetales frescos y cereales contando con el apoyo de Nagrifood, el clúster Agroalimentario de Navarra y el clúster catalán Innovacc.
Y Alba Tres nos adelanta que entre las técnicas más innovadoras está la que se conoce como el 'fingerprinting'. Sería una huella dactilar de compuestos químicos, porque los alimentos tienen una composición característica y única diferente de un alimento alterado o de un origen geográfico distinto. Recopilan estas huellas para compararlas con una nueva muestra.
Desde el CNTA consideran que la mayor amenaza es que el ladrón corre más que el policía. Y es que se siguen colando casos. Faustino reconoce que «es muy complicado llegar a controlar a tantos operadores económicos. Es tan sencillo como pasar una mañana en un puerto, es tremendamente frustrante y abrumador la de contenedores que entran, y se hace un muestreo mínimo. A eso se une el reto de tener técnicas de detección más rápidas y económicas para las Pymes, ya que ahora son difíciles de aplicar de manera rutinaria».
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Al final del día, tras recorrer los pasillos del súper con el carrito preocupados por lo que comemos, oímos «pase por aquí su compra» confiando en que por muchos atajos, vamos por la vía segura.
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