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Lagarde calcula que los salarios europeos subirán un 14% hasta 2025

«Necesitamos que las empresas absorban los crecientes costes laborales a través de sus márgenes»

El BCE sube los tipos por octava vez en menos de un año y deja el precio del dinero en el 4%

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde REUTERS
Rosalía Sánchez

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La inflación de la zona euro ha entrado en una nueva fase que podría durar algún tiempo, lo que requiere que el Banco Central Europeo mantenga una política estricta y evite declarar el fin de las subidas de tipos. Esta es la tesis que la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha defendido en su conferencia ante el foro sobre banca central en Sintra.

«Es poco probable que en un futuro cercano el BCE pueda afirmar con plena confianza que se han alcanzado las tasas máximas», ha adelantado, y ha señalado que el problema es que el crecimiento salarial relativamente rápido mantiene ahora la inflación bajo presión, a medida que los trabajadores intentan recuperar las ganancias perdidas por la inflación, y este proceso se ve amplificado por un crecimiento de la productividad inferior al esperado.

Desde ahora hasta finales de 2025, Lagarde calcula que los salarios seguirán subiendo un 14% porque la resiliencia del mercado laboral y la composición del crecimiento del empleo están contribuyendo a esta dinámica y ambos factores podrían persistir.

Otro problema es que gran parte del crecimiento del empleo se produce en sectores con un crecimiento de la productividad históricamente bajo. «Todo esto significa que enfrentaremos varios años de aumento de los salarios nominales, con presiones de costes laborales unitarios exacerbadas por un crecimiento moderado de la productividad«, ha vaticinado. En su opinión, estos acontecimientos obligarán al BCE a comprometerse claramente a mantener los tipos altos durante un período prolongado. «Esto asegurará que el aumento de las tasas no provoque expectativas de un cambio de política demasiado rápido y permitirá que se materialice el impacto total de nuestras acciones pasadas», han sido sus palabras.

El discurso de Lagarde reconoce ahora patrones que la presidenta del BCE se negó a ver durante largos meses: la inflación, en combinación con la perdida de competitividad, nos ha hecho perder a los europeos ya unos 200.000 millones de euros que han fluido hacia otras zonas económicas. «Desde principios de 2022, estos shocks inflacionistas han elevado el nivel de precios un 11% y se han traducido en transferencias de más de 200.000 millones de euros al resto del mundo por el deterioro de los términos de intercambio», lamenta, y admite que el fenómeno es más persistente de lo esperado.

Evitar que se prolongue la inflación

«Esta persistencia se deriva del hecho de que la inflación se está transmitiendo a la economía por fases, ya que los agentes económicos intentan pasarse los costes los unos a los otros... Las autoridades monetarias deben abordar esta dinámica con decisión para evitar que se convierta en una espiral autoinducida alimentada por un desanclaje de las expectativas de inflación. Por lo tanto, la pregunta clave que tenemos ante nosotros hoy es: ¿Cómo podemos terminar con esta persistencia?».

Lagarde explica las reducciones que estamos percibiendo de la inflación a que «gracias en gran parte gracias a los precios más bajos de la energía la tasa de variación interanual de los precios de producción ya ha caído 42 puntos porcentuales desde el máximo del verano pasado. Y aunque este proceso está tardando en transmitirse a los precios de manera más general, se está reflejando en parte en una caída generalizada de la inflación general y una estabilización de algunas medidas de inflación subyacente, especialmente aquellas que excluyen algunos componentes y aquellas que capturan la efectos persistentes de la energía en los precios de la economía en su conjunto», se felicita.

El papel de la empresa

No ha dejado lugar a dudas acerca que que el BCE mantendrá los tipos de interés en «niveles suficientemente restrictivos», de hecho lo ha repetido varias veces en su discurso, pero Lagarde subraya que no logrará su meta de reducir la inflación al entorno del 2% en previsiones a medio plazo sin la colaboración de las empresas: «necesitamos que las empresas absorban los crecientes costos laborales a través de sus márgenes.

Si la política monetaria es lo suficientemente estricta, la economía puede lograr una desinflación general, mientras que los salarios reales recuperan parte del terreno perdido. Pero esto depende de nuestra política de frenar la demanda durante algún tiempo, de modo que las empresas no puedan seguir mostrando el comportamiento de precios que hemos visto recientemente».

El BCE estima que, «si las empresas trataran de defender sus márgenes, si recuperasen el 25% de la pérdida de margen que apuntas las proyecciones, en 2025 la inflación se situaría claramente por encima de la prevista en el escenario de referencia, casi en el 3%».

«Entonces, ante un proceso inflacionario más persistente, necesitamos una política más persistente», ha amenazado Lagarde, «un proceso que además de generar un endurecimiento suficiente en la actualidad, también mantenga condiciones restrictivas hasta que estemos seguros de que esta segunda fase del proceso inflacionario ha terminado».

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