El quinto en discordia
No se ha roto nada
No busquen tres pies al gato. La fuerte caída de las bolsas en los primeros días de agosto se ha debido fundamentalmente a la fuerte repreciación del yen
No busquen tres pies al gato. La fuerte caída de las bolsas en los primeros días de agosto se ha debido fundamentalmente a la fuerte repreciación del yen, lo que ha obligado a que muchos inversores traten de salir a la vez por la misma ... gatera.
La subida de tipos a contra corriente por parte del banco central japonés sumado a unos peores datos americanos, que hacen pensar en que la Reserva Federal pueda bajar tipos antes y más de lo que se venía descontando por el mercado, es lo que está detrás de la fuerte subida de la moneda japonesa, lo que ha obligado a mucho inversor a deshacer sus inversiones que había financiado en yenes.
Puede sonar complicado pero es una jugada más vieja que el tabaco. Los tipos estructúralmente bajos de los japoneses estos últimos años, han favorecido claramente esta tendencia. El problema es cuando, como la semana pasada, se alinean los astros y muchas de estas inversiones se tienen que deshacer a la vez en unos días en los que, además, no hay mucha liquidez en el mercado: imágenes de pánico en el estadio que dan pie a titulares facilones -«lunes negro»- que a muchos nos hacen echarnos la mano a las cicatrices.
La corrección de los últimos días no altera para nada el marco general. Unos datos algo peor no significan que la economía americana esté, como últimamente se puede leer en muchas partes, a las puerta de una recesión, aunque sirven para desmontar consignas endebles que últimamente campaban a sus anchas, «los datos malos son buenos para el mercado». Tampoco los resultados empresariales en general se van a ver en absoluto afectados por que el yen haya subido algo más de la cuenta.
Ahora bien, movimientos como el de estos días lo que sirven es para evidenciar algunos excesos que se llevaban tiempo advirtiendo pero sobre los que muchos preferían mirar para otro lado -las llamadas siete magnificas poniendo en precio la perfección, los semiconductores con síntomas claros de burbuja o las criptodivisas que son, en fin, el perejil de todas las salsas con los que mucho charlatán se llena la boca-.
Revolcones como el de estos últimos días sirven para que el mercado vuelva a lo que en el argot se conoce como fundamentales. Y estos son los mismos que hace una semana. La economía aguanta razonablemente bien -mejor en unas zonas que en otras-; el ciclo de tipos de interés se está dando la vuelta pero sin estridencias y los resultados empresariales van por barrios.
Así las cosas, lo razonable es que esta corrección sea corta. Y que se aceleren los movimientos que se están ya entreviendo en los últimos tiempos en los que es justo recordar que la bolsa española no sale mal parada. No parece mala idea aprovechar las rebajas de agosto para subirse a una ola, la renta variable española, que prácticamente todo el mundo se estaba perdiendo.