el quinto en discordia
Cohetes y otras sandeces
El gran 'logro' económico de Sánchez es la oportunidad perdida. Es difícil encontrar un periodo tan propicio para haber acometido las reformas que se necesitan para atajar los problemas estructurales de la economía española
De opa en opa (13/05/24)
Fusión (06/05/24)
![El presidente del Gobierno durante la intervención en que dijo que la economía iba como un cohete](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2024/05/19/PedroSnchezEP-RLn7sOG3UzXPPzypQwwZqOI-1200x840@diario_abc.jpg)
No nos deja disfrutar. Pedro Sánchez es capaz de todo, incluso de amargarnos el buen comportamiento de la economía. En su objetivo de construir una realidad alternativa, ha metido la cuchara también en la economía. No bastaban los jueces, los medios, el fango, la ... derecha de la derecha, ahora también la economía es parte de su peligroso juego.
Con la desfachatez que le caracteriza, la semana pasada dobló la apuesta y en una de las entrevistas con alguno de sus amigos espetó que la economía española iba como un cohete. Ya no va bien, como con Aznar, ni como una moto, como hace unos meses enfatizaba, sino que ni más ni menos como un cohete.
Todo en él es provocación. Y tal y como lo plantea, que evidentemente no es improvisado -nada en él es improvisado- su único objetivo es provocar y ahondar más en la polarización, que es básicamente a lo que juega. O conmigo o contra mí. Todo va de lo mismo, también ahora en la economía. Y la verdad es que cuesta no entrarle al juego, pero es lo que no hay que hacer, no ya porque es lo que quiere sino porque desvía la atención de lo que realmente importa.
Probablemente, la primera aclaración sea que, aunque ya no nos sorprende, el presidente del Gobierno nos ha vuelto a mentir. No, la economía española no es la que mejor va de la Unión Europea ni es la que mejor va a ir el año que viene. Una vez más se ha dejado llevar y se ha dejado fuera a algunas economías más pequeñas que lo están haciendo notablemente mejor que nosotros y que es muy posible que sean el espejo en el que no se quiere mirar. Y son el espejo en el que no se quiere mirar porque son estas economías, o por lo menos algunas de ellas, las que no han desaprovechado estos últimos años para acometer importantes reformas estructurales, que aquí no se han siquiera planteado. Y esto es probablemente el gran 'logro económico' de Sánchez: la enorme oportunidad pérdida. Es difícil encontrar un periodo más propicio para haber acometido o por lo menos planteado las reformas que se necesitan para tratar de atajar los problemas estructurales que arrastra la economía española.
No solo no lo ha hecho -en casos como las pensiones o la vivienda ha ido justo en dirección opuesta-, sino que se vanagloria de unos datos que si es cierto que son buenos no son consecuencia de sus políticas, más bien lo contrario.
Y lo peor es que su intervención sirve una vez más para banalizar un debate serio, como es el del estado de nuestra economía. Todo es de un reduccionismo inane que no debe sin embargo hacernos entrar en su juego. La economía va bien a pesar de lo que pueda decir el presidente del gobierno. quien, por otra parte, es el principal responsable de la inacción en materia de política económica estos últimos años.
Guisado y comido
Otra operación corporativa que vimos la semana pasada fue el anuncio de ampliación de capital de Colonial, que va a cubrir exclusivamente Criteria. El vehículo inversor de CaixaBank suscribe los más de 600 millones de ampliación con una fórmula mixta por la que aporta a partes iguales dinero y algunos edificios.
Los términos de la operación han sorprendido algo al mercado, porque son muy beneficiosos para el nuevo accionista y porque no se ha permitido participar al resto.
La Caixa y Colonial se lo han guisado y se lo han comido, dejando con cara de haba al resto de accionistas. En cierta medida se trata de la otra cara de este tipo de operaciones que estamos empezando a ver últimamente, en las que no se tiene tan en cuenta los intereses del minoritario.
Sin duda, y esta es la parte buena, con esta ampliación Colonial soluciona el problema de exceso de apalancamiento que venía arrastrando y que se ha puesto en evidencia con la subida de los tipos de interés por el BCE. Ahora, había otras alternativas que no privilegian tanto a uno de los accionistas frente al resto.
No ayuda que ambas compañías sean catalanas y que la componenda se haya anunciado en un momento en que tenemos tan recientes algunos de los (peregrinos) argumentos que se han esgrimido para tratar de frustrar la opa de BBVA sobre Sabadell.
Más allá de este provincialismo mal entendido, el problema es que no se tienen en cuenta los intereses de todos los accionistas, que es por lo que siempre tienen que velar los administradores de una compañía. De igual forma que no querían vender activos por debajo de su valor, no se entiende que estén dispuestos a ampliar capital por debajo de ese nivel, aceptando como contrapartida activos difícilmente comparables a los que tiene Colonial en cartera.
Son muchas las explicaciones que la socimi catalana debe al mercado. Pero viendo la evolución del negocio, con los tipos a punto de bajar y con los relatos que han pesado tanto en la cotización de estas compañías desmontándose, la operación no huele bien. Menos aún cuando el camino de la venta de activos se estaba probando efectivo. Los atajos en el mercado suelen ser mala solución.
El brazo suelto
En cosa de días se han anunciado varias operaciones corporativas que confirman lo que barruntábamos hace unas semanas: al mercado se le ha soltado el brazo. En cierto modo, el mero anuncio de operaciones llama a más operaciones. De igual manera que hace unos meses los inversores podían estar atenazados por lo que fuera, ahora, en cuanto empiezan a comprobar que las cosas se mueven, tienen la sensación de que se pueden estar perdiendo algo. Son dos caras de la misma moneda. El miedo que nos lleva a la inacción y la euforia que nos empuja a hacer cosas. Ahora estamos en un punto intermedio, lejos todavía de la euforia pero desde luego con menos temores que hace unos meses.
El sentido económico de las primeras operaciones que estamos viendo son el anticipo de que hay más por llegar. La semana pasada nos desayunábamos con la oferta de compra sobre una socimi española, Arima, de un vehículo de inversión de una banca privada suiza. La operación se resume en que los suizos han ofrecido una prima del 40% sobre el último precio de la cotizada española, pero un descuento de más del 30% sobre el valor teórico de los activos de la socimi. Pagando una suculenta prima no llegas al precio al que están tasados actualmente los pocos edificios que conforman la cartera de Arima. Sin duda una ineficiencia del mercado, que lejos de ser la excepción es la norma en el caso de las socimis europeas.
Estas ineficiencias son el pan nuestro de cada día en los mercados -de hecho, es de lo que algunos vivimos-, la diferencia ahora es que el mercado ha cambiado y parece que se va a ajustar.
Lo que ha pasado con la socimi española es extrapolable a muchas inmobiliarias europeas. La noticia es que hay quien está dispuesto a sacar tajada de esta circunstancia. Y el vaticinio es que esta sea solo la primera de otras muchas operaciones. Una vez que el mercado cambia de rumbo o se ajustan los precios por si solos o, como ha pasado con Arima, te los ajustan.
Estas circunstancias no son exclusivas de las inmobiliarias. Hay otros sectores -banca, renovables, promotoras, industriales, infraestructuras- que están en circunstancias similares. El mínimo común denominador es que se trata de compañías cotizadas. Toca recoger lo sembrado.
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