el quinto en discordia
Se asienta el polvo
Una buena muestra de que las cosas no son tan bonitas como nos quieren hacer creer es la pelea por el último escaño de Madrid
![María Jesús Montero, ministra de Hacienda, y Pedro Sánchez, presidente del Gobierno](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/08/13/montero-sanchez-Rvrz226uDBH2rE66x5Gqe6O-1200x840@abc.jpg)
A medida que avanzan los días, cada vez parece más claro que la primera impresión de los resultados de las elecciones generales de hace pocas semanas no fue acertada. Nos dejamos llevar. Las expectativas, que, además, algo tuvieron que ver con el resultado final, dominaron ... el primer análisis pero a medida que avanza la cosa cada vez está más claro que, tirando del tópico, ni la victoria es tan amarga, ni la derrota tan dulce. La aritmética es endiablada pero obliga a todo el mundo a retratarse y eso sólo puede ser bueno.
Una buena muestra de que las cosas no son tan bonitas como nos quieren hacer creer es la pelea por el último escaño de Madrid. Si el partido del de Waterloo fuese lo que los voceras del argumentario de La Moncloa nos quieren hacer creer no estarían peleándolo como lo están peleando. Es una foto que prefieren ahorrarse pero que es una buena medida del resto de retratos que tendrían que hacerse para sacar la legislatura adelante. Una cosa es decirlo y otra muy distinta hacerlo. Y, por mucho que se empeñen, que sea legitimo -¡sólo faltaría!- no quiere decir que sea lo correcto y, lo que es más importante para ellos, que no tenga un coste político evidente. Dar, como últimamente se especula, la presidencia del Congreso al PNV es otra muestra de la debilidad extrema del eventual gobierno. Porque estar en contra -en este caso del gobierno de las derechas- no es lo mismo que estar a favor de que, por ejemplo, el presidente del Congreso de los Diputados acabe en manos de un partido al que el interés general de los españoles en el mejor de los casos le importa un bledo. Y estos en teoría son los menos antisistema -aprovechados, eso sí, un rato-. Con estas alforjas, el viaje no puede ser muy largo por muy grandes que sean las tragaderas porque, entre otras cosas, no tiene retorno posible.
Del otro lado también la cosa se mueve. La autocrítica en forma de dimisiones en el partido de Abascal está sirviendo para que algunos de sus desahogados votantes, aunque les cueste, recapaciten. Y en el caso del PP supongo que alguien les estará explicando lo del plan A y lo del plan B. No hay ninguno que no tenga inconvenientes. Pero lo que no se sostiene es poner velas a Dios y al diablo. A ver por dónde salen y si la montaña no pare un ratón. Tiempo para recapacitar después del revolcón han tenido, toca algo de liderazgo.
El mercado manda
Al Gobierno italiano el mercado le ha doblado el brazo en cuestión de horas. El impuesto de los muy mal llamados beneficios caídos del cielo a la banca italiana se rectificó en cosa de un día tras la reacción en Bolsa de las principales entidades italianas tras el anuncio.
Los gobiernos populistas son los que hacen populismo. En Europa han abierto camino en esta materia unos cuantos, incluido por supuesto el de Sánchez y sus secuaces. Y el de Meloni no ha sido menos a pesar de un arranque esperanzador. ¿Quién se va a quejar de que pongan (más) impuestos a los bancos? Pues eso. Lo mejor es que estos aprendices de gestores y expertos en marketing tienen unos límites muy claros. Y el mercado, como el mejor termómetro de lo que es bueno o malo para la economía en general, es uno de ellos, sobre todo para los países de la unión monetaria en los que los experimentos mejor con gaseosa por el corsé que en la práctica supone la moneda común.
Ahora, quizá la aproximación correcta debería ser en positivo. Los gobiernos tendrían que tratar de sacar adelante medidas que el mercado aplauda. Sin embargo, se empeñan con denuedo en justamente lo contrario porque en esto de la economía muchas veces se confunden la realidad con los deseos y lo que consiguen en la mayor parte de las ocasiones es justamente lo contrario de lo que pretenden.
Un sector bancario menos competitivo, que es lo que se consigue subiéndoles los impuestos de forma arbitraria, es malo y no bueno para la economía. Porque lo que pueda que se recaude de más -que probablemente no sea tanto-, va a ir en detrimento de la eficiencia de un sector que es esencial para el crecimiento económico. Los atajos rara vez en estos casos llevan a buen puerto. Y a pesar de que hay ejemplos de sobra a lo largo de la historia, los gobernantes no se cansan de tropezar con la misma piedra. Prefieren los remedios sencillos a los problemas graves -todavía más si además podemos identificar un enemigo poderoso- que de verdad solucionar el problema. Es parte de la condición humana que es todavía más humana en el caso de la mayoría de los políticos. Europa y los mercados son la solución. Gracias.
Último parte en los mercados
Estas semanas de playa, calor y siestas en las que quien más y quien menos sale de la vorágine del día a día son ideales para coger algo de distancia y reflexionar hacia dónde van las cosas en lo que tiene que ver con los mercados. Son apuntes que probablemente se lleve el viento porque la experiencia nos enseña que lo que de verdad sabemos hacer los que nos dedicamos a esto es explicar lo que ya ha pasado porque predecir es realmente complicado.
Quizá el cambio más sustancial es lo que ha pasado en la renta fija. En los últimos meses ha vuelto a ser un activo invertible. Tras el revolcón del año pasado, las subidas de los tipos de interés en todos los tramos de la curva han provocado que la rentabilidad potencial de este activo vuelva a niveles razonables a costa de una mayor volatilidad que es consecuencia del cambio de marea que ha supuesto el resurgir de la inflación que ha venido para quedarse. El envés de esta moneda es que a las categorías de activos que han hecho su agosto a costa de las rentabilidades misérrimas que ofrecía el activo conservador por excelencia -'private equity' en sus distintas versiones- les toca sufrir. De hecho ahora están en un momento que hace unos meses en el 'FT' definían como el del dilema del prisionero: con dinero para aprovechar las 'oportunidades' que ha dejado la subida de los tipos de interés pero con el problema que eso supone a la hora de repreciar los activos en los que están invertidos. En el juego de la cerilla en los que muchos de estos grandes jugadores están, alguno se va a quemar.
En renta variable se debería seguir cumpliendo el guion de lo que supone en las valoraciones la vuelta a la normalidad de los tipos de interés como hasta ahora, aunque la principal pregunta probablemente sea el recorrido que puedan seguir teniendo las compañías tocadas por la varita de la inteligencia artificial. Entretanto, las Bolsas europeas -sin tener en cuenta las siete magníficas americanas- son las ganadoras y todavía las valoraciones, resultados y posicionamiento les favorecen.
Y finalmente, en el inmobiliario el final del ciclo de subidas de tipos es el pistoletazo de salida para las operaciones en el mercado privado que debería permitir comprobar cómo de baratas o caras están las cotizadas. En las últimas semanas lo han hecho bien y todo indica que deberían seguir haciéndolo bien.
En definitiva, más de lo mismo con algunos interrogantes abiertos -'private equity', IA…- que pueden añadir un punto de emoción al final del año. O no. Se lo iremos contando.
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