Sánchez o el Estado despilfarrador

El último número de Papeles de la Economía Española, publicado por Funcas la semana pasada, analiza monográficamente el desempeño del sector público. Y en él se constata que Sánchez ha cerrado más del 60% de la brecha de ingresos tributarios: en 2024, el diferencial quedará reducido a 2,9 puntos del PIB. De hecho, llevamos varios años con recaudaciones de impuestos históricas. En los 'Papeles' viene actualizado un gráfico que sigo desde hace unos años: el que muestra la eficiencia del sector público y los ingresos tributarios sobre PIB. Figura en un artículo firmado por los economistas José Emilio Boscá, Rafael Doménech, Javier Ferri, David Sarasa y Camilo Ulloa.

La primera vez que vi este gráfico debe haber sido en torno a 2015, cuando me lo mostró Doménech que estaba preparando junto a Javier de Andrés un libro a dos manos que se titula 'En Busca de Prosperidad' (Deusto,2015), que conviene revisar. Era curioso, pero en medio de los temibles recortes que según algunos habían rebañado el estado de Bienestar hasta el hueso, de la congelación de las pensiones y de los sueldos de los funcionarios adoptada por Zapatero en 2010, el sector público español se había situado exactamente sobre la diagonal que forman los ingresos tributarios y la eficiencia del sector estatal entre los países de la Unión Europea, lo que significaba, en términos simples, que el Estado estaba usando los recursos del contribuyente de la manera más eficaz posible en nuestra área de referencia.

Hoy, diez años después, el gráfico ha cambiado. Primero, el Estado español ya no es tan eficiente como era hace ocho o diez años. Ahora está por debajo del promedio de la UE para lo que ingresa. Y en segundo lugar, como destacan los autores, se ha producido un desacoplamiento del sector público español desde 2003, cuando nuestra eficiencia era superior a la media europea. En términos llanos, el sector público gasta mucho más dinero de los contribuyentes para hacer lo que estos valoraban y con la misma calidad con que lo hacía hace unos años.

El estudio también detecta otra divergencia irritante: mientras más nos acercamos al nivel de ingresos tributarios de la UE, más nos alejamos del promedio de la renta per cápita, que está 11,6 puntos del PIB por debajo de la media europea. Es decir, que entre 2007 y 2023, la riqueza de cada español ha crecido un 3,7% mientras que lo que el Estado se gasta en su nombre lo ha hecho en un 32,8%. Es decir, Sánchez es muy bueno cobrando impuestos, pero mediocre haciendo crecer la economía. jmuller@abc.es