AJUSTE DE CUENTAS
Europa como problema
El apoyo de Bruselas a Sánchez provoca un discurso crítico inédito en la derecha radical y moderada
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No sabemos si la responsabilidad es de Ortega y Gasset con su famoso «España es el problema, Europa la solución», que soltó ante los bilbaínos en 1910, pero lo cierto es que los españoles modernos siempre han dado testimonio de un europeísmo bastante ... cerril y acrítico. De hecho, cuatro años después del discurso del filósofo, Europa ofrecía una solución lamentable matándose con entusiasmo en las trincheras de Francia.
En 2014, en un trabajo para Funcas, Víctor Pérez-Díaz y Juan Carlos Rodríguez realizaron un lúcido análisis del proceso por el que España decidió adoptar el euro. En él, los autores ponían de relieve que muy pocos intelectuales criticaron esta decisión cuando correspondía, o sea, antes de adoptarla. Destacan entre los que plantearon matices el economista Alfredo Pastor y, entre los críticos, la voz aislada de Alberto Recarte.
La última encuesta del CIS sobre el sentimiento europeísta de los españoles es de junio-julio de 2019 y en ella, el 53,8% mostraba opiniones positivas, frente a tan solo un 7,1% que destacaba las negativas. El 65% cree que nuestra pertenencia a la Unión Europea nos ha beneficiado y un 52,6% que fuera de ella las cosas nos irían peor. Más de un 60% sigue pensando que la UE debe estar organizada bajo un sistema intergubernamental, donde los estados tengan la última palabra, y no federal.
Mi impresión es que la UE hace a España mejor y la protege de ciertos desvaríos. Y pensé que esto era ampliamente compartido por todo el arco político, excepto los extremos. Pero en los últimos años, desde que Pedro Sánchez está en el poder, una nueva mirada sobre Europa ha ido cuajando en la derecha española. Y es la que sostiene que, en contraste con lo que ocurrió con Rodríguez Zapatero o con Rajoy, Bruselas le ha dicho que sí a todo lo que ha querido Sánchez. Lo ha mimado con gestos de apoyo, lo ha cubierto con el pan de oro de los fondos europeos sin pedir muchas explicaciones, y, lo peor, le ha dado la razón cuando la tenía, como cuando pedía desvincular el mercado marginalista de la hegemonía del gas, y cuando no la tenía, como con sus caprichosas subidas y bajadas del IVA o con la 'excepción ibérica'. Así se las ponían a Felipe II.
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El encanto y el éxito europeo de Sánchez ha calzado como un guante en los recelos que ya tenía Vox sobre la deriva europea. Para sus líderes, mientras Europa lo siga arropando, no hay nada que hacer. En el PP, que parecía más refractario a ese discurso debido a que los populares europeos controlan la Comisión, la frivolidad de Ursula von der Leyen, que más que la estricta institutriz alemana que todos esperaban ha resultado ser una adolescente en busca del título de 'Miss Simpatía', también ha empezado a hacer mella.
Hoy, por primera vez desde la Transición, las elites de la derecha española tienen un discurso crítico con Europa. ¿Cuánto tardará en gotear esa narrativa hacia las bases? jmuller@abc.es
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