ajuste de cuentas
Dos años Sánchez, dos años Feijóo
Una norma que obligara a las mayorías a pactar antes de repetir elecciones produciría gobiernos de unidad
Ganan visibilidad en las filas de Junts los partidarios del «o todo o elecciones»
![Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/08/13/sanchez-feijoo-Ryg3OBrZSFIla8ufrB5aaFK-1200x840@abc.jpg)
Imaginemos que en España existiera una restricción institucional que en vez de facilitar la repetición de las elecciones si al cabo de dos meses los políticos no se han puesto de acuerdo para formar gobierno, los obligara a alcanzar un pacto entre las dos ... primeras mayorías antes de volver a votar. En cuestiones de derecho electoral nada está escrito en piedra. Los griegos han votado este año con dos leyes electorales distintas, la primera vez con una norma que favorecía las coaliciones al suprimir la prima de 50 escaños para el partido ganador y la segunda que la reponía bajo nuevas y más sofisticadas fórmulas que las existentes desde 1990 cuando se introdujo el sistema proporcional reforzado.
Con esta restricción, los políticos españoles tendrían la posibilidad de intentar formar gobierno según sus proyectos partidistas -no necesariamente según sus afinidades ideológicas como hemos comprobado con el sanchismo-, pero si la coalición no cuajara, a medida que se agotara el plazo de dos meses no les quedaría más remedio que llamar a su principal rival. Una consecuencia de esto es que la agresividad del lenguaje político bajaría muchos grados. No se podrían decir tonterías que te obligaran a tragarte tus palabras en dos meses porque es demasiado breve el plazo para que la gente olvide. Además, al existir una norma legal siempre se podría argumentar que no llego al pacto por placer, sino por deber.
¿Qué sería lo razonable en este escenario? Bueno, pues pactar un programa de gobierno de mínimos con cuestiones concretas. Para eso, quizá sería positivo pactar los desacuerdos, encapsularlos y dejarlos fuera del programa. Seguro que si el PP y el PSOE se ponen a trabajar llegarían fácil a 30 o 40 cuestiones que podrían aprobar juntos. De hecho, Pedro Sánchez recordó en campaña que el PP apoyó la convalidación de 51 de sus decretos mientras que Bildu sólo respaldó 42. Más o menos en esas mismas fechas, el PP sacó un vídeo con una larga lista de ideas suyas que el PSOE le había copiado. No sería problemático llegar a un acuerdo de gobierno con medio centenar de puntos.
Habría que crear medidas de confianza entre los dos partidos, mecanismos de resolución de conflictos y un sistema de sanciones para quienes vulneraran los principios del gobierno de coalición.
¿Y quién presidiría? Bueno, las legislaturas duran cuatro años, así que dos años Sánchez y otros dos Feijóo. Y el otro, mientras tanto, vicepresidente, que no es poco. Cada partido tendría el mismo número de ministros y, en aquellos más disputados, se podría dividir el mandato, pero estoy seguro de que la experiencia de ser 'ministro de la gran coalición' acabaría por instalar una dinámica meritocrática. En Alemania, al menos, ha sido así con algunos ministerios. Merkel decía que su partido tenía determinados planes programáticos, pero que como hablaba como canciller de una coalición no le correspondía hablar desde la perspectiva partidista, sino desde la de ambos partidos. Soñar es gratis. jmuller@abc.es
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