Ajuste de cuentas
Un Broncano en Sanidad
Mónica García no quiere que los privados 'parasiten' nuestra Sanidad, pero eso no vale en la TV pública
POR QUÉ FAINÉ EXHIBE PODERÍO EN TELEFÓNICA

La ministra de Sanidad, Mónica García, está preparando una ley de gestión pública de los servicios sanitarios para «blindar el sistema público de salud» arrinconando la gestión privada que, según ella, induce «corrupción y parasitación» en lo público. García viene de la misma escuela ... de «la sanidad pública no se vende» con la que se identificaba Carmen Montón, aquella ministra de Pedro Sánchez que dimitió en septiembre de 2018 por plagiar su trabajo de fin de máster. Se ve que esta escuela ideológica, que sólo admite la gestión directa del Estado en los servicios públicos, está, sin embargo, limitada en el Gobierno de coalición a ciertas áreas. Por ejemplo, no aplica en la gestión de la Radio Televisión Española (RTVE), donde se contrata a David Broncano de la mano de dos productoras privadas por 28 millones de euros. Ni una palabra sobre corrupción o parasitación sale de los ministros.
Bastante daño hizo Montón en la Comunidad Valenciana cuando era consejera de Sanidad y orquestó una campaña para conseguir la reversión del hospital de La Ribera en Alzira el 1 de abril de 2018. De pronto, el grupo privado se encontró con un nuevo sindicato, sin tradición histórica, y una serie de denuncias judiciales que se perdieron en el tiempo, pero que dieron los titulares suficientes para que Montón encontrara asidero para su campaña.
Este año se cumplieron seis años de la reversión de Alzira, pero el balance en 2023, cuando se cumplió un lustro de la estatalización, era que el hospital tenía casi un 40% más de personal para hacer lo mismo que cuando era privado. El síndic de Comptes reconoció en 2021 que las áreas de salud de gestión privada tenían un coste inferior para la Generalitat valenciana que las de gestión pública.
En el caso de García y su anteproyecto, que ha anunciado que saldrá a consulta pública en los próximos días, se trata de mera gesticulación política. Ganas de enredar y movilizar a una izquierda que siempre ha querido sobrepasar el mandato constitucional que en cuanto a Salud y Educación encarga al Estado su organización, pero no su prestación en régimen de exclusividad. Y, en este caso, la principal barrera no es que el gobierno necesite puntualmente a Broncano, sino el hecho de que difícilmente esa normativa contará con los votos de Junts o el PNV.
Tres cuartos de lo mismo aplica a las pretensiones de Yolanda Díaz de encarecer aún más el despido, cuando según un informe de la OCDE de 2021, España tiene el despido más oneroso de la Unión Europea y el tercero de entre los países más avanzados.
Cada vez que oigan a un ministro haciendo planes, hay que pensar que están poco más que calentando sus sillas. El Gobierno no puede sacar adelante unos presupuestos por lo que en estos momentos es lo mismo que si estuviera en funciones. Sánchez está esperando que se muera Catalina la Grande en Cataluña para ver si los hados le traen mejores perspectivas. De momento se dedica a refugiarse en el Falcon que es donde se siente más seguro. jmuller@abc.es
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