Los inversores chinos denuncian el exceso de burocracia en España
Firmas de Shenzhen, el Silicon Valley asiático, exploran opciones en nuestro país
Bruselas investiga a China por posibles ayudas ilegales a la fabricación de coches eléctricos
![Llilng Qi, presidenta de la Asociación de Industria y Comercio de Shenzhen en Epaña](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/09/20/liling-Rgu8T1HnmWzewNO3DBP7oNI-1200x840@abc.jpg)
Shenzhen Airlines anunció ayer el establecimiento de un tercer vuelo a la nueva ruta directa entre Barcelona y Shenzhen (China) inaugurada a finales de agosto, solo un ejemplo de la pujante relación, turística, pero sobre todo económica, entre España y China pese al contexto ... de tensión entre las grandes regiones económicas mundiales. Cinco décadas después del establecimiento de relaciones bilaterales entre ambos países, en el primer semestre de 2023 China fue el cuarto socio comercial de España –su segundo proveedor de bienes y el duodécimo cliente para sus exportaciones–, en un flujo que únicamente en la última década ha dejado en nuestro país 2.156 millones de inversión en el sector de la energía o 1.596 en el sector inmobiliario, por citar solo a los más importantes.
Una muestra del apetito inversor chino en España se muestra estos días en Barcelona, donde entre el miércoles y el viernes se celebra el congreso de las Asociaciones de Shenzhen, foro itinerante que reúne a representantes de algunas de las empresas establecidas en esta pujante región china, considerada el Silicon Valley asiático por su alta concentración de empresas tecnológicas (Huawey, DJI), pero también automovilísticas (BYD, NIO) o de la salud, así como inversores españoles en China.
La empresaria china Liling Qi lidera su propia firma afincada en España, Puente China, y es presidenta de la Asociación de Industria y Comercio de Shenzhen en España, desde donde promueve el intercambio de relaciones entre ambos países. Desde su despacho en el Paseo de Gracia barcelonés señala a ABC las oportunidades, pero también los déficits, que tiene España en relación con el inversor asiático. De manera principal, apunta, la excesiva burocracia, las trabas para abrir negocios. Pone un ejemplo. Hace unos tres lustros, una delegación de una importante ciudad china visitó Barcelona para ver cómo funcionaba la digitalización de la administración local. «Regresaron a China, y en tres meses lo tenían replicado. Pero no solo eso. Levantaron un edificio donde concentrar todos los trámites. En una semana un extranjero ya podía montar una empresa allí. Ahora es incluso más rápido».
La propia ciudad de Shenzhen es una muestra de esta vertiginosa versión del capitalismo a la china: de una aldea pesquera de 30.000 habitantes a 17 millones en menos de 40 años, 33 años de media de edad, un ejemplo paradigmático del éxito, con sus luces y sus sombras, de las 'zonas económicas especiales' con las que a partir de 1979 China comenzó a transformar su economía.
De eso han pasado décadas, y lo que existe ahora, junto con las inversiones de ida y vuelta, es una durísima pugna entre los grandes economías por la hegemonía mundial. Hace apenas una semana, la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, lanzaba un mísil, anunciando una investigación por las ayudas que China concede a la producción de vehículos eléctricos –72.300 millones de dólares en exenciones fiscales hasta 2027–, una «práctica desleal», en palabras de la presidenta europea, y que tiene su réplica en los Estados Unidos con su Inflation Reduction Act. Proteccionismo en contra de una economía abierta, para desesperación de los fabricantes europeos.
Liling Qi lo tiene claro. «Junto con Estados Unidos, el único país del mundo que puede ser autosuficiente es China. Pero la confrontación no le interesa a nadie, y en este contexto», apunta realista que «Europa, o España en particular, tienen que aprovechar sus oportunidades». Respecto a nuestro país, la empresaria lo tiene claro. «España tiene una importantísima presencia en Latinoamérica, en el sector financiero, en infraestructuras, en turismo, y el empresario chino tiene claro que España puede ser un puente hacia un mercado potencial de 600 millones», una idea que, por ejemplo desde el sector de la logística español se tiene muy asumido y se quiere trasladar al Gobierno.
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