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Iberdrola pone la pieza decisiva para el despegue de la descarbonización

La compañía ha hecho una gran apuesta inversora para modernizar y digitalizar las redes eléctricas, claves en la consolidación de las energía renovables

Consciente del potencial de las redes eléctricas en la transición, el plan de inversiones de Iberdrola 2023-2025, cuya cuantía es de 47.000 millones, dirigirá 27.000 millones a este sector

Los objetivos de la transición energética son claros. En virtud de la Legislación Europea sobre el Clima, los países de la Unión Europea deben reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en, al menos, un 55% a 2030, y ser climáticamente neutros en 2050. Para ello es necesario acelerar el paso y construir un nuevo modelo económico basado en la descarbonización.

Los países han dado importantes avances para acelerar el despliegue de las renovables, pero el siguiente paso son las redes, porque sin ellas no hay transición energética. Aunque son la parte menos conocida del sector energético, esta tecnología permite integrar y conectar las nuevas plantas renovables al sistema, una energía indispensable para reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Para poder llevar las renovables a los clientes y a las empresas, las redes se convierten en la pieza clave del nuevo puzle energético.

Una óptima red dota de eficiencia y competitividad a los proyectos empresariales. Hay que tener en cuenta que España posee un gran potencial de energía renovable –lo que supone energía a precios más competitivos que en otros países europeos–, por lo que hay que acercar las energías limpias a las industrias para que éstas se aprovechen de los beneficios. Gracias a las renovables, las empresas podrán mejorar su competitividad, al disminuir sus costes energéticos y acelerar su descarbonización, lo que situaría a España como el polo industrial de Europa.

Factor decisivo

Además, las redes de distribución constituyen una pieza clave para hacer posible las nuevas tendencias que están cambiando la economía, como son la movilidad eléctrica, la bomba de calor, el autoconsumo y las ciudades inteligentes. De aquí, la necesidad de digitalizar la red, que permitirá su automatización e interconectividad total, y también conocer en tiempo real el estado de cada nodo, segmento y elemento de esta infraestructura. Así aumentará la eficiencia y eficacia operacional de las líneas.

Ante esta disrupción, desde el sector energético se hace un llamamiento a acelerar anticipadamente el despliegue de las redes eléctricas con retribuciones atractivas y conocidas de antemano, teniendo en cuenta que hasta el 70% de la transición energética se realizará a nivel de distribución -las redes que llevan la electricidad hasta los hogares y los negocios.

Consciente del potencial de las redes eléctricas en la transición, Iberdrola ha presentado un plan de inversiones de 47.000 millones de euros entre 2023 y 2025. De este volumen de inversión, 17.000 millones servirán para continuar con la apuesta renovable de la compañía, y 27.000 millones irán destinados a la actividad de redes eléctricas, con el objetivo de dar continuidad a su despliegue, consolidar una sólida red de distribución y dotarla de flexibilidad, sobre la base de un ambicioso proceso de digitalización como elemento clave para asegurar que un futuro sin emisiones sea posible.

Con este plan de inversión, y sumado a la previsión de dirigir entre 65.000 millones de euros y 75.000 millones para 2026 - 2030, Iberdrola espera superar, a finales de la década, los 65.000 millones de euros en activos de redes y los 100.000 MW de capacidad instalada (más del 80% de ella renovable).

Iberdrola líder desde hace dos décadas en energías renovables, opera ya uno de los sistemas de distribución eléctrica más importantes del mundo; más de 1,3 millones de kilómetros de líneas eléctricas y más de 4.500 subestaciones, que distribuyen electricidad a más de 35 millones de personas en el mundo.

Para dar respuesta a estos retos de la transición energética y para liderar la innovación en estas infraestructuras esenciales, la compañía cuenta con el Global Smartgrid Innovation Hub. Situado en Bilbao, se ha consolidado como centro mundial de innovación y conocimiento en redes inteligentes para ayudar a dar respuesta a los desafíos de la transición energética. El centro actúa como plataforma tractora de innovación, combinando la capacidad tecnológica de Iberdrola con la de las más de 100 entidades y empresas colaboradoras.

Este centro, que cuenta con cinco laboratorios tecnológicos y varios espacios colaborativos, ha creado un ecosistema para promover la innovación, desarrollando el talento mediante la colaboración con las universidades y el tejido industrial, ofreciendo oportunidades a los estudiantes y preparando a los profesionales del futuro.

La iniciativa agrupa el potencial innovador de start-ups, pymes, grandes empresas, universidades y centros tecnológicos en el desarrollo de proyectos de I+D+i relacionados con los retos de las redes eléctricas del futuro. En la actualidad se trabaja en más de 120 proyectos, entre ellos, una mayor digitalización, el tratamiento de los datos que generan estas infraestructuras y la respuesta, en términos de solidez y flexibilidad, con iniciativas que no solo incluyen a la red eléctrica sino a los nuevos modelos de consumo con los que se relaciona, como la movilidad eléctrica o el autoconsumo.

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