El Gobierno de Sánchez lleva la presión fiscal sobre las rentas de los trabajadores a su mayor nivel en 30 años
Un informe publicado por Funcas constata como desde 2019 el tipo efectivo del IRPF ha escalado hasta el 14,3%, su tasa más alta desde 1995
Las cargas fiscales sobre los salarios no han dejado de crecer desde la crisis financiera
Hacienda se queda con entre 232 y 611 euros de las rentas medias por la no actualización del IRPF con la inflación
La convergencia de España con Europa en materia de presión fiscal se ha logrado principalmente a costa de las rentas de los trabajadores. Una entrada publicada este miércoles en el blog de Funcas a partir de la información oficial de la Agencia Tributaria constata ... el fuerte incremento de la presión fiscal en las cuatro grandes fuentes de financiación del sistema tributario (IRPF, Impuesto de Sociedades, IVA e Impuestos Especiales) experimentado en España desde la gran crisis financiera y señala el Impuesto sobre la Renta como el principal sostén de este proceso.
Según la información recopilada por el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos, Desiderio Romero, el tipo efectivo medio que se aplica sobre las rentas de los trabajadores en el IRPF alcanzó en 2023 el 14,3%, lo que pasa por ser su nivel más alto desde que esta información empezó a recopilarse en el año 1995, hace 30 años. Por trazar una comparación, el tipo medio del Impuesto sobre la Renta llegó a ser del 11,9% en pleno pico de la burbuja inmobiliaria, llegó al 13% tras la subida fiscal aplicada por Cristóbal Montoro en 2012 y era del 12,7% cuando Pedro Sánchez llegó a La Moncloa. Desde entonces, ha experimentado su incremento más fuerte hasta el 14,3%.
«El IRPF ha sido el impuesto donde más ha crecido la presión fiscal desde 2010», señala el informe, que atribuye en buena medida el incremento del tipo efectivo medio que pagan los trabajadores españoles al «viento de cola de la inflación y a la ausencia de corrección de la progresividad en frío«. Recuerda, en este sentido, que la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) ha estimado para el IRPF un aumento conjunto en la recaudación de 2021 y 2022 de 6.200 millones como consecuencia de la inflación. «Debe recordarse que el fenómeno de la inflación en el impuesto no solo afecta a la tarifa, sino también a otros elementos del impuesto como mínimos o deducciones», advierte.
Al ritmo marcado por los ingresos extra generados por la inflación, y las subidas salariales consiguientes para tratar de amortiguar la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, y también del ensanchamiento de las bases como consecuencia del incremento del número de trabajadores ocupados la recaudación de IRPF se ha disparado en los últimos años y el tipo medio que pagan los trabajadores se ha incrementado en cerca de dos puntos, pese a contabilizarse en un periodo en el que la mayoría han perdido poder adquisitivo como consecuencia de la inflación.
El IRPF no ha sido el único impuesto que se ha encarecido en este periodo. El informe observa, por una parte, que la tendencia al alza de la presión fiscal no es un fenómeno nuevo, por mucho que se haya acelerado durante la era Sánchez, sino que hunde sus raíces en la gran crisis financiera que situó a España en una posición de necesidad de recursos fiscales sin precedentes casi por una cuestión de supervivencia.
Incremento generalizado
La tendencia de ese periodo ha permitido recuperar el nivel de presión fiscal por las cuatro grandes fuentes de recursos tributarios antes mencionados hasta niveles de la burbuja inmobiliaria.
En el Impuesto de Sociedades no se han alcanzado los niveles de ingresos previos al estallido de la burbuja inmobiliaria, que los analistas han coincidido en calificar como irrecuperables por las singulares condiciones que se dieron entonces con miles de empresas constructoras e inmobiliarias que acumulaban beneficios insostenibles, pero el informe sostiene que si se les añade el impacto de los gravámenes temporales el peso sobre el PIB de los impuestos sobre las empresas estaría ya muy por encima de la media de los últimos 20 o 30 años, en el 2,6% del PIB.
La presión fiscal en el IVA, que históricamente se había movido en el entorno del 10%, continúa moviéndose en el 15% al que saltó con la subida del tipo general desde el 16% al 21% actual, si bien el profesor Desiderio Romero intuye que también repuntará al alza en cuanto se eliminen las reducciones aprobadas para hacer frente a la espiral inflacionista.
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