El futuro de Air Europa: entre la nacionalización y la búsqueda de un socio que la reflote

Pretendientes no le faltarán y los movimientos ya han empezado a fluir. La prensa alemana apunta a que Lufthansa ya se ha reunido con la cúpula de Globalia para tantear una posible entrada en su capital. El gigante germano, que ya se interesó en el pasado por Air Europa, podría buscar una fórmula como la que ha propuesto a la portuguesaTAP para entrar en la compañía sin someterse a un examen como el fallido para la propietaria de Iberia IAG. Con la antigua Alitalia, sin embargo, ha ido un poco más allá adquiriendo el 41% de la compañía con el consentimiento de la Comisión Europea, aunque la estrategia es la misma: entrar en el accionariado de la compañía e ir creciendo poco a poco sin llegar a plantear una operación directa por el 100%.

Por el momento se desconocen más concreciones sobre la reunión, que según el medio alemán Wirtschaftswoche, mantuvo la semana pasada el CEO del primer grupo de aerolíneas europeo, Carsten Spohr, con la directiva de Air Europa en la sede de Globalia en Lluc Major (Baleares). La aerolínea española resulta atractiva en Alemania por las conexiones que mantiene con Latinoamérica desde el 'hub'de Barajas (donde haría la competencia a Iberia) y porque serviría para potenciar su negocio vacacional, ya que la areolínea tiene su cuartel general en Mallorca, donde millones de teutones veranean cada año. Fuentes oficiales de Air Europa aseguran desconocer si este encuentro se ha producido.

La otra opción natural sería que KLM-Air France, como ya hiciera en el pasado, presentara una oferta por Air Europa, aunque es una opción que tardaría en llegar porque la empresa no va ahora mismo sobrada de caja y acaba de adquirir el 19,9% de la escandinava SAS, a la que además aspira a controlar en un futuro. Tampoco se descarta que sea un fondo de inversión quien se postule para salvar la aerolínea. Porque, como ya contó este periódico, si la familia Hidalgo quiere seguir en solitario con la aerolínea, tendría que presentar un plan de viabilidad a sus bancos acreedores y que estos le den el visto bueno. Algo que se antoja complicado por la caja que tiene en la actualidad (alrededor de 300 millones de euros) y la deuda soportada, que a cierre del año pasado ascendió a 670 millones de euros, según figura en sus últimas cuentas de resultados. 475 de ellos corresponden a sus deberes con el fondo de rescate para empresas estratégicas de la SEPI, mientras que la empresa asegura que ya ha devuelto más de la mitad de los 141 millones de euros avalados por el ICO durante la pandemia. La compañía aseguró en mayo que devolvería el importe íntegro del crédito en el mes de agosto, pero hasta el momento no consta que ese movimiento se haya producido.

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El tiempo apremia más que nunca teniendo en cuenta que el 31 de diciembre se pone fin a la moratoria contable del Gobierno que permite a las empresas no tomar en consideración las pérdidas de los ejercicios 2020 y 2021 a los efectos de determinar la concurrencia de la causa de disolución (se determina así cuando el patrimonio neto se reduce a una cantidad inferior a la mitad del capital social). Una disposición incluida como medida antiinflación contra los efectos de la guerra en Ucrania dentro del Real Decreto ley 22/2022 de 27 de diciembre, que obligaría a Air Europa a llevar a cabo una ampliación de capital para dar cabida a un socio capaz de reequilibrar su situación patrimonial. Una posibilidad por la que ya podría haberse decantado la entidad tal y como adelantó la semana pasada El Confidencial. Sobre esta cuestión, fuentes de Air Europa declinan hacer comentarios a este periódico.

El último de los botes salvavidas pasaría porque la SEPI entrara en el capital de la empresa canjeando por acciones el préstamo participativo de 240 millones de euros incluido en el rescate dado en la crisis sanitaria. Es una posibilidad de la que ya se habló en 2022, cuando la extensión de la pandemia por la variante Ómicron parecía que iba a acabar noqueando a Air Europa. Pero finalmente el propietario de Iberia, IAG, salió al paso, concediendo un préstamo participativo de 100 millones a la compañía que más tarde cambiaría por el 20% de la aerolínea con el consentimiento de la propia SEPI. Un capital que sigue manteniendo el holding hispano-británico a pesar de que la fusión ha saltado por los aires.