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Funcas mejora al 1,8% su previsión de crecimiento para España pero recalca su inquietud por la atonía de la inversión

Hace depender el avance del PIB de este año de una mejora en la ejecución de los fondos europeos y de que las familias gasten parte del ahorro acumulado tras la moderación de los precios

El déficit público no bajará del 3% y la deuda del 105% antes de 2026

Solo uno de cada diez analistas confía en que el Gobierno sea capaz de bajar el déficit público al 3% que exige Bruselas

El director general de Funcas, Carlos Ocaña, y el responsable de análisis económico, Raymond Torres EP
Bruno Pérez

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Las cifras macroeconómicas no siempre responden a las corrientes de fondo de la economía y en algunos casos pueden incluso discurrir en sentido contrario, de forma que un crecimiento fenomenal puede ocultar unos desequilibrios insuperables -como sucedió en los años previos al estallido de la burbuja inmobiliaria- y unos datos más modestos esconden cambios favorables para el crecimiento a medio plazo, como sucedió durante los años inmediatamente posteriores a la gran crisis financiera. Funcas ha anunciado este lunes una revisión al alza de su previsión de crecimiento para este año, del 1,5% que venía manteniendo hasta un 1,8%, más cerca de la previsión oficial del 2%, pero ha puesto especial énfasis en advertir que bajo ese crecimiento aparentemente robusto se está gestando una situación que podría tener consecuencias negativas para la economía española a medio plazo por la debilidad de la inversión.

«Uno de los puntos que más nos preocupa es la débil evolución de la inversión», ha señalado Carlos Ocaña, ex secretario de Estado de Hacienda en la era Zapatero y director general de Funcas. «De no recuperarse pronto, se verían afectados el crecimiento a corto plazo y también las perspectivas de crecimiento a largo plazo. La inversión es muy necesaria para la corrección de los desequilibrios presupuestarios», ha explicado.

El prestigioso servicio de estudios de la fundación de las cajas de ahorros, cuyo gabinete de análisis económico dirige Raymond Torres, uno de los expertos que reclutó Nadia Calviño en los meses posteriores a la pandemia para disponer de su propio comité de sabios, recalca que mientras la economía en su conjunto y muchos de sus componentes ya transitan en niveles superiores a los existentes antes de la pandemia, la inversión continúa 3,5 puntos por debajo.

Torres ha advertido sobre otra de las consecuencias negativas que se puede derivar de esta atonía de la inversión. «Existe el riesgo de que el volumen de inversión no sea suficiente para mantener el stock de capital, lo que constreñiría la capacidad de crecimiento a largo plazo de la economía española, así como el crecimiento de la productividad y el avance tecnológico. En este sentido es de crucial importancia mejorar la ejecución de los fondos europeos», ha asegurado este lunes.

Funcas estima que la inversión avanzará un 1,1% en 2024, ligeramente por encima del 0,8% registrado en 2023, pero muy por debajo del 4,8% que avanzó entre 2014 y 2019, un periodo en el que la inversión también creció por debajo de la media de los principales países de la Unión Europea.

Una amenaza para la reducción del déficit

La debilidad de la inversión tiene implicaciones serias sobre la senda de consolidación fiscal que España debería recorrer en los próximos meses. El equipo de análisis de Funcas estima que la reducción del déficit y la deuda pública que exige la Comisión Europea para los próximos años podría abordarse sin grandes traumas en un contexto de recuperación de la inversión, pero que de mantenerse en los actuales niveles empujaría a las administraciones públicas a un escenario en el que se tendría que abordar un ajuste brusco en el año 2026.

«El menor crecimiento económico junto con la desinflación y la subida de los tipos de interés dificultarán la corrección de los desequilibrios presupuestarios», advierte el informe de proyecciones de Funcas para el periodo 2024-2025. La institución calcula que el déficit caerá al 3,2% este año, por encima del umbral del 3% que exige Bruselas, y no bajará de ese nivel hasta ya 2026, en tanto que la deuda pública bajará desde el 107,7% actual al 106,2% este año y al 105% en 2025, en medio de una creciente dificultad para reducirla al compás de la subida de los gastos financieros por los mayores tipos de interés que el Tesoro está teniendo que pagar por la deuda pública.

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