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Especial inversión sostenible

El factor sostenible sigue en el centro de las decisiones de inversión

A pesar del estancamiento actual de los activos bajo criterios ASG, los expertos coinciden en que el horizonte de futuro de este tipo de estrategias es brillante

La estrecha colaboración entre rentabilidad y sostenibilidad

Belén Rodrigo

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La inversión sostenible y responsable alcanzó los 345.314 millones de euros gestionados en España durante 2020, lo que supuso un incremento del 21% respecto a 2019 y, por primera vez, los activos ASG (bajo criterios ambientales, sociales y de buen gobierno, ESG por sus siglas en inglés) superaron a los tradicionales (con un 54%), según el 'Estudio Anual Spainsif'. En 2021, volvió a crecer, esta vez un 10% respecto al año anterior, situándose en los 379.618 millones de euros gestionados en España, un 51% del total. Y en 2022, los últimos datos disponibles, se llegó a los 374.758 millones de euros bajo gestión, aumentando la cuota de mercado en un 4% con respecto a la tradicional, aunque disminuyó un 1% en el volumen total de activos.

El 'boom' vivido tras el Covid por este tipo de inversión se ha visto contrarrestado con un cierto estancamiento, en un contexto complejo marcado por la inflación, las tensiones geopolíticas, las subidas de tipos de interés, así como de factor negativo del 'greenwashing'. Pero a pesar de las adversidades, sigue teniendo un horizonte de crecimiento imparable. «Para 2024, se espera que las inversiones sostenibles continúen creciendo, aunque enfrentando desafíos significativos debido al contexto económico y geopolítico actual», afirma Andrea González González, directora general de Spainsif.

Según el estudio de mercado de Spainsif de 2023, las percepciones sobre el crecimiento esperado de la ISR en España trasladan una visión optimista, «aunque a largo plazo las expectativas de crecimiento son mayores que a corto plazo. La conciencia y la demanda de prácticas empresariales responsables y sostenibles siguen en aumento, impulsadas por un marco regulatorio ambicioso y la creciente presión de los consumidores y accionistas», añade. González considera que el margen de crecimiento para las inversiones sostenibles sigue siendo considerable, sobre todo si nos fijamos en las estrategias de inversión sostenible más sofisticadas como el 'voting', el 'engagement' o la inversión de impacto. «Las empresas que demuestran un fuerte desempeño en criterios ESG continúan captando el interés de inversores institucionales y minoristas, cada vez con más información de sostenibilidad corporativa encima de la mesa», añade.

Superar adversidades

El contexto negativo no tiene por qué suponer un parón para estas inversiones. «Las tensiones geopolíticas, por ejemplo, pueden crear incertidumbre en los mercados, pero también pueden acelerar la transición hacia energías renovables y tecnologías limpias como una medida de seguridad energética», indica la directora general de Spainsif. Entre tanto ruido, «es necesario recordar que la carrera por alcanzar los objetivos de sostenibilidad es, en muchas ocasiones, una apuesta de competitividad regional y empresarial», añade.

En el caso concreto de España, las inversiones gestionadas con criterios de sostenibilidad han acumulado años y años de crecimiento constante, y «ahora se encuentran en un periodo de estabilidad en términos absolutos, y ganando cuota de mercado en términos relativos». Los últimos dos años se ha dedicado una cantidad destacable de atención y recursos a la regulación para las finanzas sostenibles desde el lado de la oferta y ahora, con el marco legal relativamente establecido, es tiempo de continuar estimulando la demanda.

En Columbia Threadneedle creen que la consideración de factores ASG financieramente relevantes pueden aportar una perspectiva importante al análisis de inversiones. «La consideración de estos factores podría afectar a la valoración de una inversión, ya que ayuda a evaluar el riesgo futuro de la inversión, desbloquear nuevas oportunidades de inversión, contribuyendo a los objetivos a largo plazo de nuestro de nuestros clientes», indica Natalia Luna, Analyst Research y Tammie Tang, Senior Portfolio Manager de Columbia Threadneedle.

Al hablar de la consolidación de la inversión sostenible, esta gestora se centra en la transición energética, «con la que surgen oportunidades para las firmas y los inversores a medida que se va estableciendo la economía con bajas emisiones de carbono», resalta Luna. Dicha transición trae consigo un significativo impacto social, lo que precisará de una gestión eficaz y proactiva. «Nos estamos comprometiendo con las compañías respecto de sus planes para acometer una transición justa y buscamos pruebas que demuestren un pensamiento estratégico y unas medidas concretas», puntualiza.

Fabien Collado, de Insight (BNY Mellon IM), reconoce que «los bonos de impacto son una clase de activos atractiva y es probable que la emisión global se beneficie de un entorno de tipos más favorable en 2024. Las tendencias regulatorias y del mercado también respaldarán la emisión, pero profundizarán el escrutinio de los bonos y sus emisores». Se espera que los bonos verdes mantengan su dominio y constituyan entre el 60% y el 75% de la emisión del mercado «debido a la alta demanda de los inversores y a los grandes requisitos de inversión de capital de empresas y soberanos para implementar planes de descarbonización».

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